Millones de residentes de la capital china, Pekín, debieron trabajar desde sus casas luego de que las autoridades reforzaran las medidas anticovid y ordenaran cierres, prohibiciones y otras restricciones que dieron a la urbe de 22.000.000 de personas una imagen de ciudad fantasma.
Las medidas responden al peor brote epidémico en el país desde inicios de 2020 y aunque las cifras de contagios son mínimas comparadas con otros países, las autoridades aplican estrictamente la política de “cero Covid” e imponen confinamientos en ciudades enteras en cuanto se detectan algunos casos.
Después de Shanghái, la ciudad más poblada del país confinada desde principios de abril, Pekín se encuentra desde hace una semana bajo restricciones de desplazamientos y muchos lugares públicos (restaurantes, cafés, gimnasios) están cerrados.
Ayer, las autoridades limitaron estrictamente el acceso a los servicios no esenciales en el distrito de Chaoyang, el más dinámico y poblado de la capital, mientras el animado barrio comercial de Sanlitun, en el este de la ciudad, estaba desierto.