El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, consideró que “el escenario de un conflicto nuclear, que llegó a ser impensable, ahora está devuelta como una posibilidad”, y calificó como un “acontecimiento escalofriante” el aumento del nivel de alerta de las fuerzas nucleares rusas. Por ello, volvió a pedir el cese inmediato de las hostilidades y el retorno al camino de la “diplomacia y la paz”.
Ya a fines de febrero, el gobierno de Rusia había advertido que los sistemas nucleares del país deberían estar en alerta máxima, lo que generó temores de que la invasión a Ucrania conduzca a una guerra con armas atómicas. En cambio, desde Estados Unidos señalaron que aún no hay ninguna razón para cambiar los niveles de alerta nuclear de Washington.
Además, Guterres también solicitó que se preservara la seguridad de las instalaciones nucleares y que estas zonas no sean objeto de bombardeos. Sin embargo, apenas unas horas después, la empresa ucraniana Ukrenergo, que opera en Chernobil, denunció que el Ejército ruso volvió a dañar la línea de alta tensión que lleva electricidad a la central nuclear y que sirve para refrigerar los 20.000 elementos combustibles almacenados allí.
También la agencia nuclear ucraniana, Energoatom, acusó a militares rusos de detonar municiones cerca de un reactor de la central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, bombardeada el 4 de marzo y ocupada desde entonces por fuerzas rusas.
Pese a las advertencias sobre los peligros y los pedidos de paz, las maniobras militares rusas no se han detenido con el correr de los días, dejando ayer un saldo de nueve personas muertas a causa de un bombardeo a una torre de televisión en Rivne, en el oeste. El constante avance de Rusia sobre el territorio ucraniano, que se acerca a las fronteras occidentales de Ucrania, preocupa ahora también a los miembros de la OTAN. Sucede que el viernes un dron de fabricación rusa cayó sobre la capital de Croacia, luego de sobrevolar en el espacio aéreo de Rumania, Hungría y Croacia sin ser detectado.
Según trascendió, el secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg, se comunicó con el presidente croata, Andrej Plencovik, y le aseguró una investigación sobre este “incidente”. Un día después, el temor de occidente se volvió a encender cuando se produjo un bombardeo ruso a 20 kilómetros de la frontera de Polonia.
Si bien días atrás la vice presidenta estadounidense, Kamala Harris, había visitado Polonia y asegurado que “el compromiso de Estados Unidos para con el artículo 5 de la OTAN es férreo”, desde los países limítrofes con Ucrania, temen que un error de cálculo en los ataques rusos puedan afectarlos. Pero la preocupación polaca no sólo refiere a los peligros sobre la seguridad de su territorio, sino también en torno a la colaboración de sus pares de la Unión Europea (UE) sobre la gestión de los refugiados.
En este sentido, la ministra polaca de Familia y Política Social, Marlena Malag, pidió ayer a los países miembros de la UE “apoyo financiero” para hacer frente a los “10 millones” de migrantes ucranianos que esperan recibir. Hasta el momento, se calcula que 1,6 millones ya se han desplazado hacia Polonia, pero el avance ruso sobre el oeste ucraniano podría multiplicar ferozmente esa cifra.
En tanto, la UE prepara un nuevo paquete de sanciones sobre Rusia, que vuelve a golpear sus finanzas. Frente a esto, el ministro ruso de Finanzas, Anton Siluanov, acusó ayer a los países occidentales de querer orquestar un “default artificial” mediante las sanciones sin precedentes y confirmó que Moscú utilizará yuanes chinos de sus reservas de divisas por el bloqueo el acceso a dólares y euros.
Estos movimientos provocaron las advertencias de Estados Unidos a China sobre las “consecuencias” que el gigante asiático podría enfrentar si ayuda a Rusia a eludir sus sanciones, en una reunión de diplomáticos chinos y estadounidenses en Roma.
Previamente, el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian, acusó a Estados Unidos de difundir de “forma malintencionada” desinformación contra su país y resaltó los esfuerzos de China por jugar un papel constructivo promoviendo las negociaciones de paz. A su vez, negaron que Rusia les haya pedido equipamiento militar en apoyo a la invasión.
Denuncian un ataque ucraniano en Donetsk
Al menos 23 personas murieron y otras 19 resultaron heridas ayer en la ciudad de Donetsk, en el este de Ucrania, por un ataque del Ejército ucraniano con un misil balístico, informaron autoridades locales y rusas, que acusaron a Kiev de un “crimen de guerra”.
Según un comunicado del Comité de Investigación Ruso, “al menos 23 civiles, incluyendo niños, fueron abatidos y al menos 18 personas fueron heridas” en Donetsk, en la región separatista que lleva el mismo nombre.
Anteriormente, el vocero del Ministerio de Defensa ruso había acusado al Ejército ucraniano de haber disparado un misil balístico “Tushka-U” contra una zona residencial de Donetsk, una ciudad donde viven más de 900.000 personas. “El uso de este tipo de armas contra una ciudad donde no hay posiciones de tiro de las fuerzas armadas es un crimen de guerra”, aseveró el vocero del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov.