El ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández (2014-2022), condenado en Estados Unidos por narcotráfico, fue liberado según los registros actualizados del Negociado Federal de Prisiones (BOP), por orden del presidente Donald Trump.
La información fue confirmada por su esposa, Ana García, quien anunció en redes sociales que Hernández “volvió a ser un hombre libre”, según difundieron varios medios internacionales.
Según la Justicia estadounidense, Hernández facilitó el ingreso al país de cientos de toneladas de drogas, convirtiendo a Honduras en un “narcoestado”.
Sin embargo, Trump afirmó que Hernández fue víctima de un “montaje” de su antecesor, Joe Biden, y que el gobierno de ese momento le “tendió una trampa” al ex mandatario hondureño.
Hernández fue extraditado en abril de 2022 a Estados Unidos y, en marzo de 2024, fue sentenciado a 45 años de prisión por tres cargos de narcotráfico y armas, más cinco años de libertad vigilada y una multa de ocho millones de dólares.
Según el BOP, Hernández, de 57 años, fue liberado el 1 de diciembre de una prisión federal de alta seguridad en Hazelton, Pensilvania. Hasta el momento, no se han confirmado detalles sobre su paradero actual ni los pasos legales siguientes.
La decisión de Trump de indultar a Hernández generó críticas de diversos sectores, que consideran que el indulto debilita la lucha contra el narcotráfico, justo cuando Estados Unidos lidera una operación antinarcóticos en el Caribe. Hernández había solicitado el indulto mediante una carta en la que elogió a Trump, lo llamó “Su Excelencia” y destacó la colaboración entre ambos países durante su primer mandato, según el medio estadounidense Axios.
En este contexto, el ex presidente hondureño Manuel Zelaya (2006-2009), coordinador general del partido Libre, denunció que el indulto constituye “injerencia extranjera” en el proceso electoral de Honduras.
En su cuenta de la red social X, Zelaya calificó la medida como un “golpe electoral”, impulsado por el bipartidismo desesperado, en contra de la candidata de Libre, Rixi Moncada, a quien describió como “intachable, honesta, sensata y capaz”.
Zelaya aseguró que la intervención de Trump busca “torcer la voluntad popular”, en unos comicios que, según los resultados preliminares del Consejo Nacional Electoral (CNE), se desarrollan con márgenes extremadamente ajustados entre Nasry Asfura (Partido Nacional) y Salvador Nasralla (Partido Liberal).
Hasta el lunes, el conteo oficial permanecía estancado en el 57%, con apenas 515 votos de diferencia entre Asfura (39,91%, 749.022 votos) y Nasralla (39,89%, 748.507 votos).
El CNE calificó la situación como un “empate técnico” y comenzó un recuento manual voto por voto, luego de que los resultados preliminares se basaran en actas digitales. La presidenta del organismo, Ana Paola Hall, pidió calma y paciencia ante la situación.
La candidata de Libre, Rixi Moncada, denunció una “manipulación masiva” del proceso, tras la decisión del CNE de eliminar la verificación biométrica del voto. Exigió el recuento de al menos 2.859 papeletas, que, según ella, permitieron inflar resultados en distritos clave.
A su vez, afirmó que no reconocerán a ningún candidato de la oligarquía como ganador, pese a haber quedado tercera con 19,16% de los votos (359.584).
Por su parte, Trump elevó la tensión desde Washington al denunciar, sin pruebas, un supuesto fraude electoral, escribiendo en Truth Social: “Parece que Honduras está tratando de cambiar el resultado de sus elecciones. ¡Si lo hacen, habrá un infierno que pagar!”, acusando además al CNE de haber “detenido abruptamente el conteo”.
En paralelo, la Organización de Estados Americanos (OEA) informó que la jornada electoral se desarrolló con normalidad, salvo incidentes aislados, pero advirtió que un escrutinio prolongado en un clima tan tenso podría derivar en protestas y episodios de violencia.
