El Gobierno de Alemania fijó ayer una nueva estrategia en su relación con China, de la cual afirma que no pretende desvincularse, aunque postula la necesidad de reducir la dependencia económica con el gigante asiático.
Es “urgentemente necesario” reducir los riesgos de una estrecha dependencia económica, señala el nuevo plan, de 61 páginas y aprobado en el consejo de ministros, que añade de todos modos que “el Gobierno federal no pretende desvincularse de China”.
La integración económica debe mantenerse, pero “queremos reducir las dependencias en áreas críticas para mitigar los riesgos que de ellas se derivan”, añade el documento, que habla de China como un socio, pero también un competidor y un rival sistémico.
En ese contexto, Alemania acusa al Gobierno de Beijing de violar gravemente los derechos humanos y socavar el derecho internacional con su política en el Indo-Pacífico.