El presidente de Nigeria, Bola Tinubu, confirmó este domingo el rescate de al menos 89 personas que habían sido secuestradas a principios de la semana pasada en la región central del país.
Entre las víctimas liberadas se encuentran 38 feligreses raptados durante un servicio religioso en Eruku, en el estado de Kwara, y 51 estudiantes capturados el viernes en un ataque a una escuela del estado de Níger, informó el mandatario en un comunicado difundido en su cuenta oficial de X.
Según las autoridades, hasta 315 estudiantes y profesores habrían sido secuestrados por los atacantes en el asalto a la escuela St. Mary’s, en el área de Agwara.
Tinubu explicó que la liberación de parte de los rehenes fue posible gracias a operaciones de seguridad coordinadas durante varios días, las cuales él supervisó personalmente tras cancelar su viaje a la Cumbre del G20 en Johannesburgo.
«Quiero ser claro: no cejaré. Todo nigeriano, en cada estado, tiene derecho a la seguridad, y bajo mi mandato aseguraremos esta nación y protegeremos a nuestro pueblo», afirmó el presidente.
Tinubu ordenó además a los agentes policiales asignados a la protección de funcionarios y “personas muy importantes” retomar sus responsabilidades principales, dado que numerosas zonas remotas del país cuentan con escasos efectivos de seguridad, lo que dificulta la protección de la población.
A su vez, el mandatario insistió en que es urgente reforzar la presencia policial en todas las comunidades ante la persistente ola de violencia.
Los secuestros escolares se han convertido en una de las caras más visibles de la inseguridad en Nigeria. Las bandas armadas suelen apuntar a centros educativos como objetivos estratégicos para obtener rescates y llamar la atención. Desde el famoso secuestro de las niñas de Chibok en 2014, más de 1.500 estudiantes han sido raptados en el país, muchos de los cuales fueron liberados tras el pago de rescates.
El ataque en el estado de Níger ocurrió apenas cuatro días después del secuestro de 25 estudiantes en la ciudad de Maga, en el estado vecino de Kebbi, 170 kilómetros al norte. Ambas regiones son escenario de la actividad de docenas de grupos armados que utilizan el secuestro como método para financiarse y someter a comunidades con mínima presencia estatal.
Tras el ataque del viernes, el gobierno del estado de Níger cerró todas las escuelas de manera preventiva, mientras que algunos colegios federales en zonas conflictivas también suspendieron sus actividades por orden del gobierno nacional.
Los secuestros tienen lugar en medio de comentarios recientes del presidente estadounidense Donald Trump, quien denunció una supuesta “persecución cristiana” en Nigeria. Sin embargo, los ataques afectan tanto a comunidades cristianas como musulmanas, y el caso de Kebbi -una ciudad de mayoría musulmana- lo evidencia.
En un comunicado que celebra la liberación parcial de los rehenes en los estados de Níger y Kebbi, Tinubu aseguró que su administración “no parará hasta que todos los secuestrados sean liberados”.
