Por no pagar en rublos, Rusia suspendió ayer el suministro de gas a Polonia y Bulgaria, una decisión que ambos países y la Unión Europea tildaron de “chantaje” y que el Kremlin calificó como respuesta a las sanciones que le impusieron por la invasión de Ucrania.
La noticia llegó en la forma de un memorándum de la compañía estatal de gas rusa Gazprom, el cual establecía la suspensión de la provisión energética por la negativa de ambos países de abonarlo en rublos, la moneda rusa, tal como exigió el presidente Vladimir Putin.
El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, acusó a Rusia de intentar “chantajear” a su país con la abrupta suspensión del suministro y en una intervención ante el Parlamento, prometió que Polonia no se verá intimidada por la medida debido a los años de esfuerzos para conseguir gas de otras fuentes alternativas.
En tanto, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, declaró que su país recibió “con tranquilidad” el corte y anunció que las empresas afectadas por lo que llamó “violación de contratos” tomarán medidas legales contra Rusia.
En sintonía, el primer ministro búlgaro, Kiril Petkov, acusó a Moscú de un “chantaje inaceptable” y afirmó que la suspensión del envío de gas “constituye una grave violación del contrato”. Por su parte, Rusia alertó que podría dejar de enviar gas a otros países de Europa si también se niegan a pagarlo en rublos.