Los niños de una región de Rusia fronteriza con Ucrania comenzaron a ser evacuados luego de que localidades fueran blanco en días recientes de intensos bombardeos atribuidos a fuerzas ucranianas, una situación que el Kremlin calificó de “alarmante”. Los ataques se multiplicaron en territorio ruso en semanas recientes, incluyendo uno el martes con drones contra Moscú, la capital rusa, a 500 kilómetros de Ucrania, y una incursión de hombres armados en la región fronteriza de Belgorod, la semana pasada.
“Estamos realmente preocupados por esta situación. El bombardeo de objetivos civiles continúa” en Belgorod, dijo ayer en Moscú el vocero del presidente ruso, Vladimir Putin y del Kremlin, Dmitri Peskov. “No hemos oído ni una sola palabra de condena de parte de Occidente”, que apoya a Ucrania, denunció el portavoz. “La situación es realmente alarmante. Se están tomando medidas”, añadió. El gobernador de Belgorod dijo que ayer hubo más ataques luego de que ayer cayeran más de 260 proyectiles en distintas partes de esa región de Rusia, que ha sido de las más afectadas.
El Kremlin aseguró además que destruyó esta semana el buque ucraniano de desembarco de tropas “Yuri Olefirenko”, que describió como el último barco de guerra con el que contaba la Armada de Ucrania, durante un ataque contra el puerto ucraniano de Odesa. En un comunicado, el Ministerio de Defensa ruso dijo que el bombardeo alcanzó un punto de anclaje en el puerto de Odesa con un arma “de alta precisión” de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia el 29 de mayo pasado. Como resultado del ataque, “fue destruido el último buque de guerra de las Fuerzas Navales ucranianas, el ‘Yuri Olefirenko’”, agregó el comunicado.
Por su parte, Alemania anunció que cerrará cuatro de los cinco consulados rusos en su territorio en respuesta a restricciones impuestas por Moscú a la representación diplomática alemana en Rusia, en el marco del deterioro de relaciones causado por la guerra en Ucrania.
La seguridad en Zaporiyia es “frágil”
El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, advirtió ante el Consejo de Seguridad de la ONU que la seguridad en la planta nuclear de Zaporiyia sigue siendo “extremadamente frágil y peligrosa”, y susceptible de sufrir un accidente de grandes proporciones que agravaría la guerra entre Ucrania y Rusia y causaría conmoción mundial.
Grossi resaltó que en hasta siete ocasiones -la última de ellas hace apenas una semana- la central ubicada en Ucrania quedó desconectada de la red eléctrica, teniendo que depender de generadores diésel de emergencia. Para el jefe de la agencia nuclear, esta situación representa “la última línea de defensa contra un accidente nuclear”.