Rusia avanzó un paso más ayer en su desafío a la OTAN al anunciar el despliegue de aviones equipados con misiles hipersónicos último modelo en Kaliningrado, el enclave ubicado entre Polonia y Lituania (ambos integrantes de la Alianza del Atlántico Norte), en el contexto de la guerra con Ucrania y las crecientes tensiones con Estados Unidos.
“En el marco de la puesta en marcha de medidas estratégicas de disuasión suplementaria, tres MiG-31 con misiles hipersónicos Kinjal fueron de nuevo desplegados en el aeródromo de Chakalovsk, en la región de Kaliningrado”, declaró el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado que dejó en claro la potencial amenaza que significa la medida para los miembros de la OTAN. Los tres aparatos formarán una unidad de combate “operativa las 24 horas del día” y las aeronaves estarán a disposición de combate las 24 horas del día, agregó el portal ruso de noticias Sputnik, por si quedaba alguna duda del objetivo de la decisión.
Durante el vuelo, los pilotos de los MiG-31 se ejercitaron en la coordinación de las misiones con los cazas del sexto cuerpo de la Fuerza Aérea y la defensa antiaérea, así como con la aviación de la Flota del Báltico. En junio, antes de que la OTAN firmara el protocolo de ingreso de Finlandia y Suecia, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, ya había pedido redoblar la protección del territorio ante la expansión de la alianza militar.
Los misiles balísticos hipersónicos “Kinjal” (“puñal”, en ruso) y los misiles crucero “Zircon” pertenecen a una gama de nuevas armas desarrolladas por Rusia, cuyo presidente, Vladimir Putin, las calificó de “invencibles” porque tienen la capacidad de escapar a los sistemas de defensa. Rusia anunció incluso que utilizó misiles hipersónicos en condiciones reales en el marco de la ofensiva a gran escala que está llevando a cabo en Ucrania desde el 24 de febrero.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa de Finlandia dijo ayer que sospecha que dos aviones de combate rusos MIG-31 violaron su espacio aéreo en el Golfo de Finlandia frente a la ciudad sureña de Porvoo, al oeste de Helsinki. La Guardia Fronteriza del país nórdico inició una investigación para aclarar el incidente.
Zelenski reclamó a la ONU la liberación de la central nuclear
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, instó a la ONU a “garantizar la seguridad” de la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por Rusia y blanco de bombardeos, tras recibir al secretario general del organismo, António Guterres, y a su par turco, Recep Tayyip Erdogan, quien le brindó su apoyo frente a Rusia.
“La ONU debe garantizar la seguridad de este sitio estratégico, su desmilitarización y su completa liberación de las tropas rusas”, afirmó Zelenski en Telegram poco después de su reunión con Guterres en Lviv, ciudad ubicada en el oeste de Ucrania.
El mandatario ucraniano denunció el “terror deliberado” provocado por Rusia, que “puede tener consecuencias catastróficas para todo el mundo”; aunque también rechazó firmar cualquier tipo de acuerdo de paz sin un retiro previo y completo de las fuerzas rusas que invadieron su país.
Cruces con Turquía por el envío de granos ucranianos
Las autoridades turcas celebraron ayer el restablecimiento de la exportación de granos de Ucrania en medio de la guerra, al informar que ya son 622.000 las toneladas de cereales que partieron del país invadido desde la firma del acuerdo con Rusia, que sin embargo se declaró “sorprendida” de que los barcos no se dirigen a los países más necesitados.
Turquía precisó que desde el 1 de agosto un total de 25 navíos zarparon desde los puertos del mar Negro para exportar granos. Sin embargo, el Kremlin denunció que los barcos no se dirigen a las naciones más necesitadas, como había quedado establecido en el acuerdo.
“La mayor parte de los alimentos exportados, cultivos forrajeros como el maíz y la soja, se dirigen no a los países en desarrollo que los necesitan sino -para nuestra sorpresa- a las naciones ricas como Reino Unido, Irlanda, Italia, Corea”, denunció el miembro de la Cancillería Piotr Ilichov.