Con la condena del mundo entero sobre sus hombros tras la difusión de las terribles imágenes de la destrucción en Bucha – con decenas de civiles muertos en sus calles-, el canciller ruso, Serguei Lavrov, salió a negar ayer la responsabilidad de su país en la masacre acontecida en la ciudad ucraniana, al calificar como un “montaje” a las denuncias, que podrían llevar al presidente Vladimir Putin ante la Corte Penal Internacional (CPI).
“Hemos solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad (de la ONU) sobre el asunto porque interpretamos esas provocaciones como una amenaza directa a la paz y la seguridad internacionales”, anunció Lavrov tras reunirse con Martin Griffiths, secretario de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas. El jefe de la diplomacia rusa aseguró que las imágenes horrorosas de los crímenes de civiles en Bucha son “otro ataque con noticias falsas” de Ucrania. “El 30 de marzo los militares rusos abandonaron esta ciudad, el 31 de marzo el alcalde declaró solemnemente que todo estaba bien, y al cabo de dos días vimos esa escenificación callejera que están intentando explotar contra Rusia”, afirmó.
“Se trata de una situación grave, sin duda. Pediríamos a todos, especialmente a numerosos líderes internacionales, que eviten declaraciones precipitadas y acusaciones gratuitas, que soliciten información de diversas fuentes y, como mínimo, hagan caso de nuestros argumentos”, aseveró a su vez el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, quien adjudicó la matanza a las “Fuerzas Armadas ucranianas” e incluso anunció que presentarán en Nueva York “material detallado que demuestra la verdadera naturaleza de lo que ha pasado” en Bucha. “Vamos a insistir en que los crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas de Ucrania, dirigidas por nacionalistas, por los batallones neonazis, no queden sin consecuencias”, subrayó Peskov.
Lo cierto es que el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá finalmente hoy para tratar las “pruebas de crímenes de guerra”, luego de que el Reino Unido -que ejerce la presidencia pro-témpore-, le negara ayer la convocatoria a Rusia. “Han dejado más de 800 cadáveres en las calles y en fosas comunes. Hay mujeres que han sido violadas frente a sus hijos”, denunció la embajadora del reino ante ese organismo, Barbara Woodward.
“Ustedes ven lo que pasa cada día cuando nuestros combatientes entrar y recuperan territorios”, agregó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ante la prensa al visitar Bucha, en una calle devastada por los combates. “Son crímenes de guerra y serán reconocidos como genocidio”, enfatizó. Su par norteamericano, Joe Biden, fue más allá al pedir un juicio a Putin –a quien volvió a llamar “criminal de guerra”– por los abusos en Bucha, al tiempo que anticipó que Estados Unidos y sus aliados europeos impondrán nuevas sanciones contra Moscú. “Tenemos que recopilar la información, tenemos que continuar proporcionando a Ucrania las armas que necesita para continuar la lucha, y tenemos que obtener todos los detalles para que esto pueda ser un juicio de guerra”, enfatizó Biden. “Este tipo es brutal, lo que está pasando en Bucha es escandaloso y todo el mundo lo vio”, completó.
La organización Human Rights Watch (HRW) respaldó las denuncias en un informe donde aseguró que pudo documentar “crímenes de guerra evidentes” cometidos por las fuerzas rusas contra civiles en las áreas ocupadas de las regiones de Chernígov, Járkov y Kiev. “Los casos que documentamos equivalen a una crueldad y una violencia deliberadas e indescriptibles contra los civiles ucranianos”, dijo Hugh Williamson, de HRW. Amnistía Internacional (AI) agregó que las tácticas de ataque rusas “están matando ilegalmente a civiles en varias ciudades”, al aseverar que “verificamos de forma independiente el uso de armas indiscriminadas que viola el derecho internacional”.
“Es vital que se hagan todos los esfuerzos para garantizar investigaciones independientes y efectivas sobre lo ocurrido en Bucha para asegurar la verdad, la justicia y la rendición de cuentas, así como la reparación y el remedio para las víctimas y sus familias”, reclamó finalmente la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien se manifestó “horrorizada” por las imágenes de la masacre.