Las protestas contra el Gobierno de Dina Boluarte se reactivaron el pasado miércoles en Perú, con epicentro en Lima y ecos en buena parte del país. Según la Defensoría del Pueblo, hubo marchas en 59 provincias y bloqueos de carreteras en 64, lo que representa el 32.7% de los territorios a escala nacional.
Sin embargo, el Ministerio del Interior reportó hasta las primeras horas de la tarde de ayer había 21.000 personas movilizadas en todo el Perú y no más de 1.500 en la capital.
Las cifras oficiales contrastaban con el enorme despliegue de seguridad y con las movilizaciones que se vieron en las calles de la capital, demandando la dimisión de la presidenta y un adelanto electoral.
Por caso, al menos seis personas fueron detenidas y 11 resultaron heridas ayer en las manifestaciones. El grueso de la manifestación estuvo conformado por peruanos de las regiones -principalmente las de la sierra sur- que padecieron una odisea para llegar al Centro Histórico en la capital.
La delegación aymara de Puno, por ejemplo, enfrentó cuatro intervenciones policiales hasta su llegada a Lima. El Ejecutivo dispuso un control exhaustivo de todos los vehículos que tenían como destino la capital.
También hubo presencia de estudiantes universitarios, sindicatos de trabajadores, colectivos feministas y LGTBI, hermandades religiosas e incluso asociaciones de jubilados y adultos mayores.