La debacle sufrida por el oficialismo en las elecciones municipales y autonómicas españolas de ayer obligó al presidente Pedro Sánchez a convocar esta mañana de manera sorpresiva a elecciones legislativas nacionales para el 23 de julio -unos seis meses antes de lo previsto-, lo que en la práctica significa la liquidación de la presente legislatura y de su Gobierno, seriamente rechazado en las urnas.
«Los comicios se celebrarán el domingo 23 de julio», anunció Sánchez en una declaración institucional desde el palacio de la Moncloa, y precisó que tomó «esta decisión a la vista de los resultados de las elecciones celebradas ayer».
El anuncio del líder socialista fue considerado hoy por analistas políticos locales como una suerte de contraataque, un último intento de retomar la iniciativa política y no permitir que su poder se esfumara lentamente de aquí a fin de año.
«Asumo en primera persona los resultados y creo necesario dar una respuesta y someter nuestro mandato democrático a la voluntad popular», ahondó Sánchez.
Esta tarde se celebrará un Consejo de Ministros extraordinario para disolver las Cortes y publicar el decreto por el que se convocan las elecciones generales para el próximo domingo 23 de julio, decisión que Sánchez comunicó a primera hora de la mañana al rey Relipe VI, apuntó el diario madrileño El Mundo.
La fecha límite para celebrar elecciones era en diciembre, y pocos esperaban el adelanto, teniendo en cuenta de que España ostentará la presidencia de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023.
Sánchez necesitaba recuperar la iniciativa, precisaron luego del anuncio analistas políticos citados por la agencia de noticias AFP.
«Es un golpe de timón de Sánchez para dejar de hablar de la derrota de ayer», explicó Paloma Román, doctora en ciencias políticas de la Universidad Complutense de Madrid.
Los socialistas «no han perdido tanto, y se pueden mantener en un nivel que les puede ayudar, y, en cambio, si aguantaban en el Gobierno «quizás hubiese sido peor», ahondó Román, recordando que éstos obtuvieron solo 800.000 votos menos que los conservadores del Partido Popular, en un censo de más de 35 millones de personas.
«Ha dado un golpe en la mesa y todo se ha movido», coincidió Oriol Bartomeus, politólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona.
En las elecciones de ayer los conservadores del PP arrebataron a los socialistas alcaldías importantes como las de Sevilla y Valencia, además de revalidar con mayoría absoluta los gobiernos de la ciudad y la región de Madrid.
Además, el Partido Popular se impuso en seis regiones donde gobernaban los socialistas, solos o en coalición: la Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura, La Rioja, Baleares y Cantabria.
Si la jornada fue victoriosa para el PP, también lo fue para la formación de extrema derecha de Vox, cuyo apoyo resultará necesario para los conservadores en numerosos lugares.
En las elecciones municipales, el PP liderado por Alberto Núñez Feijóo consiguió más de 7 millones de votos (un 31,5%), frente a los 6,2 millones (28,1%) del PSOE de Pedro Sánchez.
En la celebración del triunfo, Núñez Feijóo afirmó que se había «iniciado un nuevo ciclo político».
Aunque el anuncio de Sánchez sorprendió a contrapié a la clase política, las primeras reacciones no tardaron en llegar.
Sánchez está «en un callejón sin salida», estimó la presidenta de la región de Madrid y estrella del PP, Isabel Díaz Ayuso, en declaraciones a la televisión Telemadrid.
Es «una excelente noticia, porque a los españoles se les devuelve la voz después de cuatro años de mentiras», se congratuló ante la prensa el líder de Vox, Santiago Abascal.
Los socios de extrema izquierda de la coalición de gobierno con los socialistas invitaron a trabajar para corregir el voto castigo de ayer.
«El mensaje recibido anoche fue muy claro: hay que hacer las cosas de otra manera. Sin distracciones. Desde este mismo momento estamos trabajando para ganar el próximo 23 de julio. Asumo el reto», escribió Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, comunista y gran esperanza electoral de la extrema izquierda.
Antonio Barroso, analista de la consultora Teneo, recordó que las elecciones generales llegarán en medio de «las negociaciones en varias regiones» entre el PP y Vox, y «los socialistas probablemente intentarán usar estas próximas conversaciones para movilizar a los votantes de izquierda».