Este jueves, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, se reunieron en persona por primera vez en seis años, en un pequeño edificio de la base aérea de Gimhae, en la ciudad surcoreana de Busan.
La reunión, que se extendió por más de una hora, fue calificada por Trump como “increíble”, tras anunciarse un acuerdo para reducir los aranceles a China y avanzar en la normalización del comercio bilateral.
Según explicó Trump a bordo del Air Force One, los aranceles impuestos a principios de año -como sanción por la venta de productos químicos utilizados en la fabricación de fentanilo- se reducirán del 20% al 10%, lo que disminuirá la tasa arancelaria combinada sobre China del 57% al 47%.
A cambio, Xi Jinping se comprometió a aplazar las restricciones a la exportación de tierras raras y a retomar la compra de soja estadounidense, un tema que preocupaba enormemente a los agricultores de Estados Unidos.
Trump añadió que viajará a China en abril de 2026 para continuar las negociaciones y fortalecer los lazos comerciales.
“Pekín se comprometió a comprar grandes cantidades de soja, sorgo y otros productos agrícolas. Los agricultores deberían salir inmediatamente a comprar más tierras y tractores más grandes”, dijo Trump, agradeciendo al presidente Xi por el compromiso.
Además, el mandatario estadounidense aseguró que China acordó iniciar la compra de energía estadounidense, incluyendo una posible transacción a gran escala de petróleo y gas de Alaska.
“Supongo que, en una escala del cero al diez, siendo diez la mejor calificación, diría que la reunión fue de doce”, dijo Trump. “Ya saben, la relación en general es muy, muy importante. Creo que fue muy buena. Grandes, enormes cantidades de soja van a comprarse inmediatamente. El presidente Xi lo ha autorizado ayer y lo aprecio mucho”, expresó.
Por su parte, el presidente chino, Xi Jinping, sostuvo que es “normal” que las dos principales economías del mundo tengan fricciones de vez en cuando. Sin embargo, enfatizó que, ante las dificultades y los retos, ambos países deben mantener el rumbo y “asegurar el avance firme del gran barco de las relaciones”. Para Xi, tanto Estados Unidos como China, “son capaces de ayudarse mutuamente a tener éxito y prosperar juntos”.
El acuerdo, según Trump, tendrá una duración inicial de un año, aunque podría prorrogarse en función de los resultados.
Tensión con Rusia
Momentos antes del encuentro con Xi, Trump anunció que había ordenado iniciar pruebas de armas nucleares, lo que provocó reacciones inmediatas desde Rusia.
“Debido a los programas de pruebas de otros países, he ordenado al Departamento de Guerra comenzar nuestras pruebas nucleares en igualdad de condiciones. Ese proceso comenzará de inmediato”, declaró Trump.
La última prueba nuclear estadounidense se realizó en 1992, cuando se impuso una moratoria voluntaria sobre estos ensayos.
Desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Rusia desconoce que otros países estén realizando pruebas nucleares, y aclaró que el ensayo del misil ruso Burevéstnik, del pasado 21 de octubre, “no fue nuclear”.
“Todos los países desarrollan sus sistemas de defensa, pero recordamos las palabras del presidente Putin: si alguien se aparta de la moratoria nuclear, Rusia actuará en consecuencia”, advirtió Peskov.
