El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, convocó a una reunión de su equipo de seguridad ampliado para esta misma noche con el fin de analizar los pasos a seguir en Venezuela. La cumbre, informada por CNN, se produce en momentos de elevada presión de Washington sobre el gobierno de Nicolás Maduro.
Del encuentro participarán miembros clave del gabinete y del equipo de seguridad nacional. Entre ellos se encuentran el secretario de Defensa, Pete Hegseth; el jefe del Estado Mayor, Dan Caine, y el secretario de Estado, Marco Rubio.
También asistirán la jefa de Gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, y el asesor de seguridad nacional, Stephen Miller. El objetivo central de la reunión es analizar las medidas a tomar luego de que Trump confirmara haber mantenido un diálogo telefónico con Maduro.
“La respuesta es sí”, dijo Trump al confirmar la llamada. Ante preguntas sobre cómo transcurrió la conversación, señaló: “No diría que salió bien ni mal. Fue una llamada telefónica”.
A su vez, añadió que se trata de un asunto “muy complicado”, sin ampliar el contenido del diálogo.
La confirmación del contacto ocurre en un contexto de creciente presión por parte de Washington. Según trascendió, Trump, acompañado por el secretario de Estado Marco Rubio, comunicó a Maduro que Estados Unidos intensificará las acciones militares si no abandona el poder.
Entretanto, el senador republicano Markwayne Mullin confirmó que Washington puso sobre la mesa una oferta de salida para Maduro.
“Le dimos la oportunidad de irse. Le dijimos que podía ir a Rusia o a otro país”, afirmó en una entrevista con CNN, precisando que la administración Trump busca elevar la presión sin planear el despliegue de tropas en territorio venezolano.
Se garantizaría un salvoconducto solo para Maduro, su esposa Cilia Flores y su hijo Nicolás, si aceptaba renunciar de inmediato.
Mullin, miembro del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, subrayó que el objetivo del gobierno es “proteger nuestras propias costas”.
La semana pasada, la presión de Trump incluyó una amenaza latente de ataques terrestres sobre Venezuela. Además, el mandatario norteamericano ordenó el cierre del espacio aéreo venezolano, medida interpretada como un ultimátum y un indicio de un ataque inminente al Gobierno chavista.
En paralelo, el ejército estadounidense desplegó más de una docena de buques de guerra y 15.000 soldados en el Caribe sur. El accionar militar se justifica oficialmente bajo el argumento de combatir el tráfico de drogas.
Desde septiembre, Estados Unidos atacó y hundió varias embarcaciones que presuntamente transportaban cargas de drogas. El balance oficial de muertos asciende a 80 personas.
Esta situación generó debates en el Congreso de Estados Unidos sobre la legalidad de las acciones. La ONU advirtió que podrían considerarse “ejecuciones extrajudiciales”.
La Casa Blanca sostiene que la presión es necesaria debido a la actividad criminal en Venezuela. Trump acusa a Maduro de ser el líder del “Cartel de los Soles”, una estructura criminal enquistada en su gobierno. En este contexto, la semana pasada, la administración Trump designó formalmente a Maduro y varios de sus colaboradores como integrantes de una organización terrorista extranjera.
Caracas, por su parte, niega categóricamente la acusación estadounidense.
La tensión diplomática también crece en la región. Argentina exigió a la Corte Penal Internacional (CPI) que tome acciones inmediatas contra el gobierno venezolano.
La reunión de esta noche de la cúpula de seguridad de Estados Unidos definirá los próximos pasos concretos de la Casa Blanca, mientras sigue latente la amenaza de ataques terrestres hecha por Trump la semana pasada.
