Una intensa tormenta invernal azotó ayer gran parte de Estados Unidos provocando cierres de rutas y aeropuertos en el país en víspera de Navidad, afectando a más de 200 millones de personas, que dejó hasta ahora a más de un millón de personas sin electricidad y que causó al menos cinco muertos.
Las autoridades advirtieron que las condiciones son muy peligrosas para la circulación y que se trata de una «tormenta histórica de invierno» y agregaron que al menos tres personas murieron por las tormentas: dos en Kentucky y una en Missouri, por accidentes automovilísticos y derrumbes de casas, y al menos otras dos en una ruta en Oklahoma, según la agencia encargada del manejo de emergencias en este Estado.
«Más de 240 millones de personas (más del 70% de la población) están afectadas por alertas meteorológicas», dijo el Servicio Nacional de Meteorología (NWS) en su boletín emitido esta madrugada.
FedEx y UPS advirtieron que los clientes podrían sufrir retrasos en las entregas navideñas debido al impacto del clima en los principales centros de envío.
El sitio especializado Flightaware contabilizaba más de 3.290 vuelos cancelados y los aeropuertos más afectados eran los de Seattle, Nueva York, Detroit, Chicago y Denver, según informó la agencia de noticias AFP.
El jueves alrededor del 10% de los vuelos habían sido cancelados, dijo hoy el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, en MSNBC.
Ayer más de 3.600 vuelos fueron cancelados dentro, hacia y desde los Estados Unidos, y las pistas del Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma están cerradas indefinidamente debido al hielo, según la agencia ANSA.
La Asociación Automovilística Estadounidense (AAA) indicó que unas 112 millones de personas conducirán al menos 80 kilómetros entre el 23 de diciembre y el 2 de enero.
Varios estados, incluidos Nueva York, Oklahoma, Kentucky, Georgia y Carolina del Norte, se declararon en emergencia.
El fenómeno se extiende «desde la frontera canadiense hasta el Río Grande (en la frontera con México)», y desde la costa del Pacífico, en el noroeste, hasta la costa del Atlántico, en el este, señalan los meteorólogos estadounidenses.
«Esta es realmente una alerta meteorológica muy grave. Por favor, tomen esta tormenta muy en serio», advirtió el presidente Joe Biden.
Este sistema de baja presión provoca un fuerte choque entre una masa de aire muy frío proveniente del Ártico y otra tropical que llega desde el Golfo de México.
Una depresión es un sistema de baja presión atmosférica, a menudo sinónimo de mal tiempo: su dinámica genera corrientes ascendentes que provocan nubes y precipitaciones.
El pronóstico meteorológico contempla temperaturas de hasta -40 °C en el norte del país para el mediodía del viernes y bajo cero hasta la costa de Texas.
En tanto, ya se batieron varios récords de frío: -53°C en el oeste de Canadá, -38°C en Minnesota, y más al sur, donde las temperaturas suelen ser más moderadas en esta época del año: -13°C en Dallas, -8°C en Houston.
Este sistema provoca fuertes nevadas en el norte del país, especialmente en la región de los Grandes Lagos.
Casi un millón de estadounidenses estaban sin electricidad desde el viernes, sobre todo en el sureste del país (Georgia, Carolina del Norte, Texas, Connecticut), según el sitio especializado Poweroutage.us.
En Dakota del Norte, las rutas principales están cerradas «por la nieve y el viento, con zonas de visibilidad casi inexistente y hielo», señalaron las autoridades estatales, que aconsejaron a los viajeros no salir a las rutas en estas condiciones.
El Servicio Meteorológico Nacional advirtió que a medida que el poderoso frente ártico continúa «barriendo el tercio oriental de la nación», también se deben esperar impactos en los viajes, en particular en una de las épocas del año donde más se movilizan los estadounidenses por la Navidad.
Los funcionarios del condado de Erie, Nueva York, emitieron una prohibición de viajar ayer por la mañana, y solo el personal de emergencia y aquellos previamente autorizados pueden conducir. Además, se emitieron alertas de viaje para los condados de Niágara, Genesee y Nueva Orleans.
El sistema de tormentas alcanzó características de «ciclones bomba», con ciudades como Boston, Chicago, Nueva York y Atlanta con ráfagas de viento superiores a 90 kilómetros por hora.