Las devastadoras inundaciones en la región sur de Brasil han dejado hasta el momento 108 fallecidos y 136 desaparecidos, además de 374 heridos, según el balance divulgado ayer por la Defensa Civil. En ese marco, hay cerca de 1,5 millones de damnificados en Río Grande do Sul, fronterizo con Uruguay y Argentina, donde las lluvias torrenciales han causado una destrucción sin precedentes.
En Rio Grande do Sul se han visto afectados 425 municipios, algunos de los cuales están totalmente sumergidos bajo el agua y donde 6.200 han quedado totalmente destruidas, según datos parciales de la Confederación Nacional de los Municipios. Alrededor de 232.000 personas han sido evacuadas de sus hogares y trasladadas a albergues o las casas de sus parientes, de acuerdo con la Defensa Civil.
El gobierno de Brasil prometió unos US$ 10.000 millones para reconstruir Rio Grande do Sul, donde ayer se intensificaba la entrega de ayuda humanitaria para socorrer a la población sin vivienda, electricidad ni agua tras las históricas inundaciones. El ministro de Finanzas, Fernando Haddad, prometió una “inyección de recursos del orden de 50.000 millones de reales”.
El paquete de medidas contempla principalmente la entrega de créditos para ayudar a trabajadores, empresas y municipios afectados. “Vamos a tener que prepararnos porque veremos el tamaño de los problemas cuando el agua baje y los ríos vuelvan a la normalidad”, dijo, por su parte, el presidente Lula da Silva. “Mucha gente perdió mucho y tenemos que tener eso en cuenta”, añadió.
En Rio Grande do Sul, los equipos de rescate seguían buscando a personas atrapadas en sus viviendas o renuentes a salir de ellas por temor a saqueos. A su vez, el aeropuerto de Porto Alegre anunció el cese de sus operaciones por un tiempo “indeterminado”, ya que “no hay previsión de reanudar su actividad” tras las graves inundaciones provocadas por los dos temporales que han estado azotando el estado de Río Grande del Sur (Brasil) desde la pasada semana.
Ciudades enteras deberán mudarse
Las inundaciones causadas por las precipitaciones y el desbordamiento de ríos en el sur de Brasil dejaron un nivel de devastación sin precedentes.
Según Marcelo Dutra da Silva, profesor de Ecología de la Universidad Federal de Río Grande, las variaciones climáticas extremas llegaron para quedarse y por eso Brasil debe planificar la reconstrucción de Rio Grande do Sul teniendo en cuenta cuáles son las zonas más seguras y resistentes a las variaciones climáticas extremas, que llegaron para quedarse.
“Ciudades enteras tendrán que cambiar de ubicación. Es necesario alejar las infraestructuras urbanas de los entornos de mayor riesgo, que son las zonas más bajas, planas y húmedas, las zonas de ladera, las riberas de los ríos y las ciudades que están dentro de los valles”, le dijo a BBC Brasil.
Tales cambios implicarán lo que él llama “desedificación”: eliminar estructuras urbanas que se encuentran en áreas de riesgo y comenzar de nuevo en regiones más seguras. “Necesitamos devolver a la naturaleza estos espacios más sensibles a las inundaciones”, afirmó.