La cuestión de la procedencia de Cristóbal Colón es uno de los mayores misterios americanos, y ha dado largas discusiones académicas que se sostienen hasta hoy. Un estudio conjunto entre universidades e instituciones de distintos países, comandado por la española Universidad de Granada, pretende dar fin al enigma del origen del que fue gobernador general de las Indias Occidentales.
Las procedencias adjudicadas al descubridor de América son diversas: Italia, España, Portugal, Croacia, Polonia. Otros apuntan más detalladamente que Colón era catalán, gallego, navarro, mallorquín o valenciano. No obstante, la teoría más difundida y aceptada es que Cristóforo Colombo, según consignaba su firma en idioma italiano, nació en Génova, posiblemente el 31 de octubre de 1451. Habría sido hijo, dice la historiografía oficial, de Giovanni Colombo y de Giovanna Fontanarrosa, una familia de tejedores. El testamento que dejó su hijo Hernando Colón ratifica ese origen xeneize.
Pero, desde siempre, las dudas permanecen, ya que el navegante nunca escribió una línea en italiano, y en sus escritos abundan los giros idiomáticos mallorquines, gallegos y portugueses. Dicho eso, otras teorías fuertes señalan que el cartógrafo y virrey ocultaba sus orígenes por ser un judío converso, que por aquellos años acarreaba condiciones que hubieran dificultado todos sus planes de navegación y de relaciones política en la corte española. También se ha escrito que el ocultamiento vendría de graves problemas legales sobre asuntos de herencias patrimoniales.
Ahora, con esta investigación, Colón ADN, su verdadero origen”, podrían cambiar las certezas asentadas durante cinco largos siglos en los libros de historia, tanto europeos como, muy especialmente, americanos.
Los últimos restos de Colón (también parte de una disputa, porque muchos afirman que fue enterrado en suelo americano, en la Isla La Española) están en estos momentos resguardados en una cámara de seguridad de la Universidad de Granada; saldrán de allí, muy custodiados y en condiciones de preservación máxima, para ser analizados en laboratorios genéticos de ambas orillas del Atlántico. Además, sus restos serán acompañados de los de su hijo y de los de su hermano, Diego Colón.
Hace dos décadas, un equipo multidisciplinar exhumó el sepulcro del navegante en la Catedral de Sevilla para su análisis. Esa investigación confirmó que el parentesco entre los tres cuerpos extraídos del sepulcro de Sevilla (Colón, su hijo Hernando, y su hermano Diego). Desde allí, en el año 2003, los restos han quedado blindados en la Universidad de Granada.
Las dudas respecto a que estos viejos huesos sean efectivamente los del descubridor del Nuevo Mundo y Almirante de la Mar Océana son fuertes. Una parte importante de la historiografía sigue sosteniendo que los restos de Cristóbal Colón descansan en la catedral de Santo Domingo, en la República Dominicana, en una caja de madera que lleva, precisamente, grabada la leyenda Cristóbal Colón”, y que fue encontrada en 1877.
Los restos de Colón habrían sido enviados en 1523, junto a los de su hijo, desde la península ibérica a la Isla La Española, territorio que hoy es compartido por Republica Dominicana, en su mitad oriental, y Haití, en la punta occidental. Uno de los motivos más fuertes de esta argumentación es que, según su voluntad, era en esta isla donde el propio Cristóbal Colón había expresado el deseo de ser enterrado.
Habría permanecido enterrado en la catedral de Santo Domingo hasta el año 1793, cuando España tuvo que ceder estos territorios de ultramar a Francia. París dejó que los féretros de los Colón, padre e hijo, fueran enviados a la catedral de La Habana, donde habrían permanecido hasta la independencia de Cuba, en 1898.
El periplo de los féretros siguió, con Cuba independizada tras la guerra (propiciada muy oportunamente por los Estados Unidos), en plena debacle del Imperio Español los restos habrían sido devueltos de regreso a España, y se habrían depositado en la impresionante catedral de Sevilla, donde debería haber conseguido sosiego. Si son sus huesos, sin embargo, el Gran Almirante sigue moviéndose, y ahora es posible que parte de ellos vuela a cruzar la Mar Océana para ser analizados en laboratorios americanos.
Para cerrar las dudas y los debates, los responsables del proyecto están negociando con el gobierno dominicano para que ceda también los huesos que ellos conservan, y que afirman que son los del Gran Almirante. Para evitar suspicacias, el proyecto que intentará despejar las dudas del origen de Colón es multidisciplinar, y está compuesto de instituciones e investigadores de diversos países, tanto de Europa como de América.
Como si fuera poco todo el desbarajuste con sus restos, el mismo Colón tomó todos los recaudos para que no se resolviera el misterio de su nacimiento: nunca aclaró ni se manifestó en ese sentido, ni siquiera cuando le fue legalmente requerido.
Los resultados de la investigación se esperan con ansiedad, y se harán públicos en octubre de este año, en un documental producido por la televisión pública española y Story Producciones (la pandemia ha hecho incierta la fecha de estreno).
Hace unos días, el pasado 20 de mayo, se cumplieron 515 años del fallecimiento del Gran Almirante; murió en Valladolid, ese dato es casi lo único cierto de su vida, para los demás habrá que esperar que se despeje otro océano, el de las dudas.