El escándalo que estalló el viernes pasado, pegó de lleno en el corazón del gobierno libertario y generó una profunda crisis cuyas consecuencias son aún difíciles de dimensionar. Por lo pronto, el presidente Javier Milei deberá enfrentar una seria de eventualidades que no estaban en su agenda, y que van desde el deterioro de su imagen (se esperan con ansiedad los resultados de las últimas encuestas para medir el impacto de su caída), hasta las denuncias penales incoadas en su contra, tanto en los tribunales locales como en el exterior, e incluso podría ser sometido a juicio político en el Congreso, en los términos previstos por los artículos 53 y 59 de la Constitución Nacional.
La secuencia de los hechos
Un minuto después de las 19 horas del viernes 14 (justo el día de San Valentín), Milei disparó el tuit de la estafa. A través de su cuenta en X (donde tiene casi cuatro millones de seguidores), se encargó de promocionar (en lenguaje libertario, difundir) un supuesto proyecto privado (denominado “VivaLaLibertadProyect”) para financiar emprendimientos argentinos con la criptomoneda $LIBRA, que había sido creada ese mismo día. El Presidente fijó el posteo en sus redes sociales y mientras miles de personas invertían, guardó un sugestivo silencio durante varias horas.
Buena parte de las huestes libertarias lo acompañaron en esta empresa. El siempre fiel Daniel Parisini (alias el “Gordo Dan”) respondió de inmediato: “Ahí pongo todo lo que tengo”. También Agustín Laje se encargó de fomentar la circulación del posteo. Y el militante Fran Fijap, incluso, subió una imagen donde se puede visualizar la compra de $LIBRAs (casualmente Javier Milei es del signo Libra, pero debe ser sólo una infortunada coincidencia).
Después de unas horas de vertiginosa suba, el valor de la $LIBRA terminó desplomándose hasta llegar prácticamente cero. Sucedió que un puñado de billeteras virtuales (no más de 9), que había comprado la criptomoneda a un precio irrisorio, vendieron su parte cuando el valor se disparó, logrando hacerse de unos cien millones de dólares de ganancia en apenas 4 o 5 horas. Especialista en este tipo de mercados se encargaron de aclarar que, en rigor, se trataba de un “criptomeme”, es decir, una moneda virtual simulada, creada para engañar y estafar.
Ante la magnitud del escándalo, circuló primero la hipótesis de un supuesto hackeo, pero la diputada libertaria Lilia Lemoine se encargó rápidamente de confirmar que el posteo del Presidente era real y esa hipótesis se diluyó de inmediato. Minutos después de la medianoche llegó recién el primer ensayo de descargo por parte de Milei, quien aseguró no tener “vinculación alguna con el emprendimiento”, confesando que lo difundió “sin estar interiorizado de los pormenores”. Un caso de torpeza llamativa en un presidente. Pero era demasiado tarde, porque la estafa ya se había consumado.
Aquellas palabras del líder libertario, tratando de despegarse del hecho, chocan sin embargo con varios obstáculos reales. Recordemos que en el mes de octubre Milei mantuvo una reunión de negocios con Julián Peh, cofundador de “KIP Network Inc”, durante la conferencia “Tech Forum”. El propio Peh se encargó de subir una foto junto a Milei en sus redes sociales. Disparado el escándalo, el titular de KIP sostuvo que no tenía nada que ver con $LIBRA y que eso era responsabilidad de la compañía “Keiser Ventures”. En su cuenta de X, esta compañía tenía fijado como retuit un posteo de Milei fechado el 10 de enero. “Estamos orgullosos de asesorar a Milei en la ejecución de este objetivo en Argentina y seguir cambiando el mundo para mejor”, se puede leer en el mismo. En la imagen su observa al Presidente, con su ya clásica postura corporal, junto a un joven ignoto llamado Hayden Mark Davis, que lo habría estado asesorando “sobre el impacto y las aplicaciones de la tecnología blockchain y de la inteligencia artificial en el país”.
En conclusión, Milei se reunió varias veces en los últimos meses con los principales responsables de las dos empresas vinculadas directamente a la estafa. Algunas de esas reuniones, incluso, se llevaron a cabo en su despacho de la Casa Rosada, bajo la estricta supervisión de su hermana Karina (“El Jefe”), sin cuya venia y autorización resulta imposible acceder a Javier Milei.
Las primeras reacciones políticas
No sólo el presidente (y su tropa digital) tuvo participación en esta operatoria, sino también otros referentes del oficialismo, como el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, y el titular de la comisión de Presupuesto y Hacienda José Luis Espert, quienes retuitearon el mensaje presidencial que impulsó la estafa. Todos ellos, claro está, se apresuraron a borrar los vestigios de sus tuits, como quien tira la piedra para después esconder la mano, una vez concretado el daño.
Durante el fin de semana las huestes libertarias, desconcertadas, guardaron un sepulcral silencio. Salvo el inefable “Toto” Caputo (“el mejor ministro de economía de la historia del país”, según Milei), que llegó a balbucear unas pocas palabras: “El presidente Milei es lo mejor que le pasó al país en 100 años. Fin”. Apenas una devolución de gentilezas. Los funcionarios libertarios, con su ego sobredimensionado, nunca dejan de alabarse entre sí, ni aún en las circunstancias más funestas.
Pero ya desde el sábado comenzaron a acumularse los cuestionamientos de la oposición, en todas sus vertientes. “Nunca en la historia se vio algo semejante”, aseguró Cristina Fernández. “Siendo candidato había hecho algo parecido” (en referencia al caso CoinX), y ahora Milei se aprovechó del hecho de ser presidente “para motorizar un fraude”, recordó Axel Kicillof. “Tiene que quedar claro si él y su entorno están entre los estafadores. El presidente fue parte de una estafa mundial. Es un escándalo y una vergüenza, pero ante todo, es un delito”, remarcó el gobernador bonaerense.
En tanto, en el PRO reina la prudencia y la moderación, como es habitual en el partido amarillo. Algunos dirigentes, como el “colorado” Diego Santilli, afirmaron que al Presidente le habrían hecho “una cama”, sin brindar mayores precisiones acerca de los supuestos autores de aquella cama. Otros, en cambio, como Horacio Rodríguez Larreta, se atrevieron a pedir las correspondientes explicaciones. A esos pedidos se sumaron algunos radicales (no todos, por cierto), entre ellos, el presidente de la U.C.R. Martín Lousteau. Y curiosamente, hay políticos que parecen haberse quedado sin voz, como el verborrágico senador nacional Luis Juez.-
Los movimientos parlamentarios
El bloque de diputados de “Unión por la Patria” anunció de inmediato que presentará un pedido de juicio político contra Milei, que ya acumula unos siete pedidos en su haber desde que asumió la Presidencia. Idéntico camino seguiría el socialista Esteban Poulón, del interbloque “Encuentro Federal”, el mismo espacio que ha solicitado un riguroso informe al Presidente (con la firma de la Natalia de la Sota, entre otras). No lo suscribieron, en cambio, los diputados nacionales que responden al gobernador Martín Llaryora (entre ellos, el sanfrancisqueño García Aresca). “La gravedad del asunto amerita iniciar una investigación para determinar su responsabilidad. Y el ámbito natural que establece la Constitución es la comisión de juicio político”, tal como lo expresara la diputada Carolina Gaillard.-
Ocurre que en abril del año pasado esta comisión quedó envuelta en un escándalo cuando, al momento de constituirse y designar sus autoridades, la oposición -junto a algunos legisladores oficialistas- votaron por la libertaria Marcela Pagano como Presidenta. Pero Menem no estaba de acuerdo con la designación de Pagano, entonces trató de evitar la votación y como fracasó, nunca oficializó a las autoridades.
Actualmente la comisión esta integrada por 30 miembros: 12 de UxP, 2 de Democracia por Siempre, 2 de Encuentro Federal y 1 de la Coalición Cívica (todos ellos cuestionan el accionar del presidente en este caso). Los trece lugares restantes son ocupados por libertarios y sus aliados: LLA (4), PRO (5), UCR (2), Innovación Federal (1) y MID (1). Para que ésta pueda reunirse debe mediar la convocatoria de su Presidenta, cuya designación aún no ha sido formalizada, a pesar del tiempo transcurrido desde entonces. Esta es una de las tantas irregularidades que afectan al buen funcionamiento del Parlamento.
En este contexto, parece que lo más viable sería crear una comisión investigadora para recoger toda la información y luego analizar los pasos a seguir. “Insistimos con una Comisión Investigadora en ámbito del Congreso, sin perjuicio de realizar la oportuna denuncia ante la Justicia”, sostuvo Pablo Juliano, jefe del bloque “Democracia por Siempre” (ex UCR).
Las denuncias penales
Según el constitucionalista Andrés Gil Domínguez, el presidente habría cometido varios delitos, entre ellos: negociaciones incompatibles con la función pública, fraude informático y violaciones groseras a la Ley N° 25.188, de Ética Pública. Somos muchos los que coincidimos con esta interpretación. Por lo demás, no tratándose de delitos de instancia privada, su investigación debería iniciarse de oficio.
Sin perjuicio de ello, el lunes ya se habían incoado unas 112 denuncias ante los tribunales federales con competencia en lo penal. Y seguramente serán muchas más, considerando que las estimaciones más serias dan cuenta de la existencia de casi 78.000 damnificados, a pesar que Milei, en la bochornosa entrevista del lunes pactada y arreglada con Joni Viale (hoy devenido en un simple bufón del poder presidencial), pretendió minimizar ese número, refiriendo sólo a cinco mil (la mayoría de ellos ciudadanos extranjeros).
Precisamente por eso se suman muchas denuncias en el exterior. El estudio jurídico estadounidense “Burwick Law”, especializado en blockchain y criptomonedas, ya patrocina a unos 40 inversores de aquel país dispuestos a iniciar sus demandas contra Javier Milei. Además, hay acciones judiciales iniciadas en Brasil y en otros países de Latinoamérica, como también en Europa y Asia.
Sin dudas, Milei va camino a ser el presidente argentino que mayor cantidad de demandas y denuncias acumule en su contra al término de su mandato. El presidente ya debería estar pensando en contratar a un muy buen abogado para que se haga cargo de su defensa en los innúmeros procesos judiciales que en breve tendrá que afrontar. Mariano Cúneo Libarona no puede ser, como lo sugirió el lunes el propio Milei, porque es el actual ministro de Justicia y por lo tanto mal podría ser el abogado personal del Presidente. Esa no es su función. Milei debería saberlo (sin necesidad de que Santiago Caputo se lo aclare al oído).
Y mientras tanto, los hermanos Milei deberían dejar de usar la “guillotina”, ya que si insisten en utilizarla corren el riesgo de que sean sus propias cabezas las que rueden esta vez.