El desafío de promover el trabajo decente para las trabajadoras de casas particulares

Por Yukiko Arai

El desafío de promover el trabajo decente para las trabajadoras de casas particulares

Las trabajadoras domésticas brindan servicios esenciales a millones de hogares en todo el mundo y son fundamentales para la economía del cuidado. La pandemia del Covid-19 expuso la enorme contribución de estos trabajos a las sociedades, pero también sus vulnerabilidades. Aún se observan grandes desafíos en torno a las condiciones en las que se desempeñan, así como su profesionalización, el acceso a sus derechos laborales y la protección social.

De acuerdo con estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2019, el trabajo en casas particulares concentraba el 6,8 por ciento de las personas ocupadas en América Latina y el Caribe, así como el 11,3 por ciento de las mujeres asalariadas de la región. La mayoría de quienes se desempeñan en este sector, un 72,3 por ciento, lo hace en condiciones informales. Esto implica falta de protección y acceso a sus derechos laborales, malas condiciones, salarios bajos, largas jornadas de trabajo, entre otros déficits de trabajo decente.

Como fenómeno global y regional, esta realidad también se observa en la Argentina donde hay más de 1,2 millones de trabajadoras domésticas, que en su mayoría son mujeres. En el primer trimestre de 2020, la principal ocupación de las mujeres fue el servicio doméstico. Sin embargo, solo el veinte por ciento de ellas, es decir, dos de cada diez, poseen un empleo formal.

En el 2011, la OIT adoptó el Convenio 189 y la Recomendación 201 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, determinando los derechos y principios básicos para el sector con una serie de lineamientos y medidas para que los Estados impulsen el trabajo decente para quienes se desempeñan en el ámbito de las casas particulares. Este Convenio, ratificado en 18 países de la región, entre los que se encuentra la Argentina, brinda un marco de protección para las trabajadoras domésticas y una herramienta para la elaboración de políticas públicas destinadas a mejorar las condiciones laborales de las personas que trabajan en casas particulares.

Estos nuevos estándares que reconocen la dignidad y el valor del trabajo doméstico es un llamado a la acción para abordar las exclusiones existentes las personas que lo desempeñan, tanto en términos de derechos laborales como de protección social. Dado que la mayoría de los trabajadores domésticos son mujeres, estas normas son impulsoras de la promoción de la igualdad de género en el mundo del trabajo y de garantizar la igualdad de derechos y la protección ante la ley.

En la Argentina, los esfuerzos del Gobierno y el sector sindical, en articulación con el sector empleador, contribuyen a mejorar las condiciones laborales y la profesionalización del trabajo doméstico.

En 2013, con la sanción de la Ley el Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares, fue posible establecer una definición sobre el trabajo doméstico, los derechos y responsabilidades a cumplir tanto desde el lado empleador como del trabajador, fijar criterios salariales y la conformación de la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares, entre otros puntos.

Desde entonces, a diez años de la sanción de la ley, son muchas las conquistas logradas para mejorar las condiciones de las trabajadoras. De hecho, este año, mediante el decreto 90/2023 se materializó un avance clave a sus derechos a la seguridad social, que las incluye en el seguro por desempleo. Además, esa norma creó mecanismos para aumentar el acceso de las trabajadoras a la cobertura previsional, lo cual entrará en vigor el próximo junio.

El trabajo doméstico es parte de un sector clave para el desarrollo: la economía de cuidados. Con una mayor inversión en los cuidados, la Argentina podría generar 1,8 millones de empleos para 2030.

En este contexto, de manera coordinada y en el marco estratégico de las Naciones Unidas en el país, la OIT impulsa acciones para acompañar a sus mandantes tripartitos -gobiernos, organizaciones empleadoras y sindicales- frente al gran desafío de promover el trabajo decente en este sector fundamental para la economía y el desarrollo.

En las próximas semanas, OIT Argentina presentará dos informes que dan cuenta de diversos aspectos del trabajo doméstico en el país. El primer estudio analiza el fenómeno de las plataformas digitales enfocadas en el sector de cuidados y las trabajadoras de casas particulares que operan en el país y en la región. Tanto en Latinoamérica como en la Argentina, estas plataformas ocupan un lugar creciente en la generación de nuevos vínculos laborales. Por otra parte, la OIT documentó las experiencias del Tribunal de Trabajo para el Personal de Casas Particulares en Mendoza, Salta y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para analizar el mecanismo de resolución de conflictos en el marco de relaciones laborales dentro del sector del trabajo doméstico.

A su vez, recientemente lanzamos #Formalicemos, una campaña de sensibilización pública para concientizar sobre la necesidad de promover el empleo registrado como condición fundamental para el trabajo decente. Esta campaña fue elaborada sobre la base de testimonios reales que dan cuenta del impacto positivo de las oportunidades laborales formales. Entre ellos, se destaca el caso de Sabrina, una trabajadora doméstica que se desempeña en cinco casas, pero solo se encuentra registrada en dos.

En este escenario, conmemorar el Día Nacional del Personal de Casas Particulares, que se celebró ayer 3 de abril, es un llamado a la necesidad de redoblar esfuerzos para que el empleo decente sea una realidad para las y los trabajadores domésticos.

 

Yukiko Arai, directora de la Oficina de País de la OIT para la Argentina.

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