Sr. Director:
El fin de semana del viernes 23 de septiembre los jóvenes empezaron a llegar, por miles, a la localidad de Potrero de Garay, al lado del dique Los Molinos, donde ya estaba preparado el lugar “cerrado”, donde, el sábado a la noche, se llevaría a cabo el festejo de la llegada de la primavera. Hasta aquí todo bien.
En esa mañana de viernes, grupos tranquilos de chicas y chicos se reunieron a compartir el mate sentados a la orilla del lago. La Policía y vehículos de la Comuna transitaban por el lugar, controlando que todo estuviera bien.
Al mediar la tarde llegaron todos los jóvenes, caminando con heladeritas en mano, o en auto con el baúl lleno de bebidas a la costa, formando una gran masa humana que bailaba al compás de un disc-jockey salido del lugar.
Con el paso de las horas la gran reunión, previa a la organizada para el sábado, con la ayuda de abundante alcohol y otras sustancias, empezó a descontrolarse, a desmadrarse. La convocatoria libre y gratuita, en un espacio abierto y sin control, necesariamente termina con consecuencias para los propietarios de las casas cercanas.
En efecto, la falta de baños químicos hizo que todo árbol, tranquera, ligustrinas, etc., se convirtiera en un improvisado baño o letrina para que los participantes hagan sus necesidades, a la vista de los que estábamos en nuestros hogares. Les importaba absolutamente nada. Claro, la necesidad es necesidad y es apremiante. Además, hay que evacuar para seguir ingiriendo, de lo contrario es imposible.
Llegada la noche ocurrió lo peor. Unos treinta jóvenes rompieron el alambrado de una de las casas adyacentes y ocuparon su galería, utilizando la parte de atrás como nuevo baño. Al ver lo sucedido, llamé a la Policía, que los invitó a retirarse. Los jóvenes accedieron sin problemas, pero el daño ya estaba realizado, a punto tal que, al día siguiente la historia se repitió, nada más que rompieron la puerta de entrada y todo lo que había dentro.
El alto volumen de la música, la gran cantidad de tierra en el ambiente, las picadas de autos, motos y cuadriciclos, los insultos, los gritos, los borrachos, hacen que un bello lugar como es la costa del dique se transforme en un infierno inseguro.
¿Hasta cuándo la comuna de Potrero de Garay insistirá con estas reuniones no organizadas, que se convierten en tierra de nadie y en un lugar propicio para que corra la bebida y la droga? Hace meses que se sabía de este evento y no hicieron absolutamente nada para tratar de contener a esa masa de jóvenes, que por su cantidad, inmoviliza y deja fuera de acción a los dos policías que estaban en el único móvil, que, parado a la distancia, observaba lo inevitable: un daño irreparable a la naturaleza, al dique, a los propietarios de casas de descanso, a los verdaderos turistas, a quienes viven en el lugar.
La comuna no fue capaz de poner baños químicos en la costa; no tuvo ni la pequeña idea de regar la zona y las calles que transitarían los vehículos que se sumaban a la previa, a pesar de tener millones de litros de agua al alcance de la mano.
A las 22:00 hs del viernes los jóvenes se fueron, pero a las 2:00 hs de la madrugada del sábado se dieron nuevamente cita en el lugar, gritando y bailando hasta luego del amanecer.
Esta historia ya la vivimos tal cual en años anteriores, y de nuevo la pregunta: ¿hasta cuándo, Sr. Intendente? ¿Que gana Potrero con esta reuniones sin control? Tratando de encontrar una respuesta pienso que se beneficiarían los “cabañeros”, pero no, porque no se animan a alquilar a quienes luego les hacen destrozos. Los almacenes de la zona, pero no, porque los chicos llevan todo desde la ciudad de Córdoba (que es más barato). La línea de colectivo que pasa por Potrero, sí: he visto una enorme cantidad de unidades extras que dejaban pasajeros en la zona.
La principal perjudicada es la costa del lago. La comuna, a primera hora del día siguiente, limpia el lugar (pero no recoge la enorme cantidad de vidrios, por botellas rotas, que hay donde se concentran los jóvenes y autos). Cuando el lago suba su nivel de agua por las lluvias, todo quedará tapado, nada se verá, hasta que algún niño jugando desprevino y descalzo se clave un trozo de botella que un irresponsable dejó tirado.
En cuanto a la fiesta que se hizo en el predio cerrado con maderas, no comento porque no accedí, pero sí cuento que en la prueba de sonido del jueves a la noche templaba todo el techo de mi casa. ¡Qué bonito!, ¿no?
Otro detalle: la comuna, los días sábados por la mañana, tiene sus puertas abiertas al público. En el sábado 24 estaban cerradas. ¿Qué pasó?
Si se quiere promocionar a Potrero de Garay, ¿por qué no se intenta hacerlo desde las familias, desde el deporte, desde la naturaleza? No es tan difícil. Sí quizás puede que sea menos rentable.
En cada fiesta de esta naturaleza estamos desprotegidos, vulnerables y no es solución no ir a nuestras casas (para evitar pasar mal momento), por el contrario, tenemos que ir a cuidar que nuestra propiedad no sea usurpada y desbastada.
¿Hasta cuándo, Sr. Intendente? ¿Qué hará en los próximos fines de semana largos? ¿Qué tiene previsto para la fiesta que seguramente se hará a fin de año? ¿Cómo controlará en el verano a los cuadri, 4×4 y motos? Pagamos impuestos por servicios que nos deben ser brindados, no negados.
Saludo al Sr. Director atentamente, Pedro Borrione. DNI 12.811.864