La rápida proliferación de la Inteligencia Artificial (IA) Generativa en distintas industrias -como la informática, las finanzas, el campo jurídico y los medios- ha suscitado muchas preocupaciones sobre su adopción indiscriminada.
Algunos gerentes corporativos entrevistados, posiblemente debido al efecto Dunning-Kruger (que designa la adopción de una actitud positiva sobre cosas que no se conocen del todo) están sobreestimando sus potencialidades, lo que puede conducir a un uso ineficiente de esta nueva tecnología.
Los riesgos asociados con la Inteligencia Artificial Generativa incluyen, en orden de importancia, la ciberseguridad; la infracción de la propiedad intelectual; y la ocasional inexactitud de las respuestas que los sistemas pueden dar, tal como aclara el interesante artículo reciente del McKinsey Quarterly, “The State of AI 2023”.
Las vulneraciones a la propiedad intelectual es, lamentablemente, considerada una preocupación menos importante que las otras. Aún así, los grandes grupos multinacionales no están abordando eficazmente este problema, con los recursos suficientes y con la atención con que debieran.
Nuestro gran problema
La principal desventaja de la Inteligencia Artificial Generativa radica en la automatización de las tareas repetitivas y rutinarias, lo que puede traer aparejado una gran pérdida de empleos.
Por otro lado, la misma IA Generativa es ineficaz para tareas que requieren un pensamiento crítico, o mucha creatividad.
El pensamiento crítico, fundamental para evaluar los productos de la IA, implica no dar por descontado nada de lo que nos viene distribuido por el sistema. También incluye el uso responsable de esa tecnología, y la mitigación de los sesgos.
La prevalencia de inexactitudes en los sistemas actuales de IA Generativa subraya la necesidad de una acción inmediata, y de poner las bases educativas para el desarrollo futuro de los usuarios de la IA sobre un terreno mas humano.
¿Qué es el pensamiento critico?
El pensamiento crítico implica un juicio intencionado, e incluye atributos como la explicación, el análisis, la resolución de los problemas prácticos y el razonamiento lógico.
Las actividades humanas requieren, casi siempre, el conocimiento de las situaciones de la naturaleza de las personas y de sus bases motivacionales, cosa que la IA no puede nunca (o, al menos, hasta ahora) realizar.
La perspicacia humana ayuda a verificar la calidad de los datos, a detectar sus sesgos, pero también a interpretar las actividades de las personas y la naturaleza de sus razonamientos. Dado que la IA opera en función de algoritmos y datos, el análisis humano es vital para identificar sesgos y garantizar su confiabilidad.
El pensamiento crítico es una habilidad duradera, aplicable en distintas industrias y labores humanas: ayuda a recomendar modelos de datos y a identificar fallas en los procesos de toma de decisiones.
A medida de que la automatización pueda reducir la participación humana en las actividades rutinarias, será crucial poder conservar la capacidad de pensamiento autónomo, creativo y crítico.
La lectura cultiva el pensamiento crítico, el mayor conocimiento de la naturaleza humana, exponiendo a las personas a ideas distintas y permitiendo el análisis de las situaciones de la vida cotidiana, que viene siempre cargada de matices y de interpretaciones, muchas veces ambiguas.
Un viejo remedio para un nuevo desafío
La disminución de la actividad de lectura en muchos países es preocupante. Por ejemplo, en una encuesta a nivel europeo, a partir de un público comprendido entre los 20 y los 70 años, el promedio diario de lectura de libros fue: de 13 minutos diario en Estonia; de apenas dos minutos por dia en Francia; de cinco minutos en Italia, Austria y Rumania; y -contra todo pronóstico- de sólo siete minutos en Alemania. (El estudio acaba de ser publicado por la oficina Eurostat).
Para mitigar los riesgos de la IA Generativa es esencial fomentar habilidades como el pensamiento crítico a través de la lectura de obras literarias. Fomentar el hábito de la lectura, especialmente en los niños, y, más aún, promover la exposición a nuevas perspectivas, permitirá el uso informado y ético de las nuevas y futuras modalidades de la Inteligencia Artificial Generativa.
En conclusión, la adopción generalizada de la IA Generativa exige una consideración cuidadosa para poder mitigar los riesgos asociados a ella; abordar las inexactitudes y fomentar el pensamiento crítico a través de la lectura son pasos fundamentales para garantizar la utilización efectiva y responsable de esta tecnología. Al cultivar estas habilidades, las personas y las industrias pueden, en efecto, aprovechar el potencial de la IA Generativa, mientras se protegen contra sus posibles obstáculos y efectos catastróficos, tanto a nivel social como individual.