La cuántica y el atentado a Cristina

Cartas de lectores

La cuántica y el atentado a Cristina

Sr. Director:

¿Qué falló en el atentado del 1 de septiembre contra Cristina Fernández de Kirchner? ¿Cómo entender lo sucedido? Un poco es ese el sentido del artículo de Darío Sandrone en Hoy día Córdoba del pasado viernes 9 de septiembre, titulado Cristina cuántica.

Sandrone menciona o recupera de otra autora dos posibles explicaciones borgianas, metafóricas, que le dan pie para avanzar en el sentimiento colectivo: a) la bala se detiene (la cual requiere una dilatación del tiempo, hecho que no pertenece a la cuántica sino a la relatividad) y; b) hay dos universos paralelos (Everett), como en el jardín de los senderos que se bifurcan, con resultados opuestos (esto sí cae dentro de las teorías cuánticas, pero nunca ha conformado a la mayoría de los científicos, más aún en un hecho que es de claro nivel macro).

Respuestas que propongo por mi parte: o fue impericia del sicario operador o fue un factor subconsciente de miedo que le hizo fallar. En los dos casos estamos ante una agresión brutal, un intento de regicidio de magnitudes inmensas y ligado sin duda a una intencionalidad y a aparatos de poder. Es todo un nudo que hay que explorar.

Lo cuántico está en la dialéctica de la realidad. Esta es una afirmación un poco aventurada (sin embargo está en el químico Garritz y en otros científicos), pero aceptable como hipótesis ante los sucesivos fracasos para volver del todo racionales los fenómenos cuánticos y para reducir la realidad, especialmente la psíquica, al campo binario o matemático de la racionalidad clásica (en otras palabras lo dice el físico matemático Penrose).

En cuántica se habla de entrelazamiento, como algo que puede suceder a o entre las partículas y que es donde radicarían ciertas propiedades de no localización y el colapso del vector de estado. Ello puede ser particularmente relevante en los cerebros, de uno o más protagonistas. Ser cuánticos no tiene que ver con ideologías o éticas, tiene que ver con nuestra naturaleza. El cerebro sería un artefacto cuántico macro según las hipótesis del gran físico e historiador de la ciencia Sánchez Ron. Volviendo al atentado, lo cuántico debe estar entonces en las conciencias, tanto de los agresores como de los agredidos.

Dichos procesos psíquicos forman parte de las determinaciones estructurales generales de un momento histórico y de su evolución concreta (Kosik). Hoy, los modos de dominación, social y nacional, actúan sobre varios ejes: las rupturas de los lazos sociales, las deslocalizaciones productivas, la ultra poderosa financiarización de la economía, la crisis cultural y las derrotas del campo popular. Del lado emancipatorio se intentan recuperar banderas e identidades y reconstruir proyectos desde una mirada global y regional. Ambas lógicas se han desplegado y se modifican en el trayecto, como sucede en todo conflicto o guerra.

Hay una diferencia entre el caso de Juan Carlos Vivraga, el militante que sobrevivió a los fusilamientos de José León Suárez y Cristina. Sandrone los analiza desde una sensación de universos separados, según la cual el crimen sucedió y no sucedió. En mi opinión, la diferencia no radica en el acto trágico en sí o en el drama personal, ni tampoco en el sentido político de ambos acontecimientos, que es el mismo, pero sí en el hecho, también cuántico, del carácter que ha adquirido Cristina como depositaria de la voluntad nacional o como “referencial vacía” según la conceptuación de Laclau sobre el general Perón en su regreso. La posible destrucción de ese referencial humano es la fuente de la tremenda angustia que este hecho nos ha generado a todos.

No tiene esta nota intención polémica con Sandrone, quien ha expuesto sus ideas con mucha altura y creatividad, lo que debemos agradecer, pero sí indagar sobre los aspectos cuánticos, palabras hoy de moda, que el autor mencionado ha sacado a la luz. En ese sentido pretendemos agregar que el hecho de fallar el atentado genera nuevas instancias, no menos complejas pero sí esclarecedoras sobre las luchas del porvenir.

Esperemos que la lógica cuántica de las identidades colectivas encuentre un punto de apoyo en factores conscientes o mediadores que actúen tanto sobre Cristina como sobre las grandes mayorías para ser capaces de avanzar en un sentido nacional, popular y democrático.

Eduardo González

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