La seguridad energética la garantiza un Estado presente

Por Miguel Pavlovsky

La seguridad energética la garantiza un Estado presente

La Argentina sufre cortes de energía eléctrica en distintos puntos del país coincidentemente con las olas de calor, siendo las zonas más fuertemente afectadas hasta ahora el AMBA y la provincia de Santa Fe.

Hay otras regiones que en general no están experimentando grandes sobresaltos, pero deberían preocuparse. Esto es porque todo se encuentra relacionado bajo el Sistema Argentino de Interconexión (SADI), el que posee una protección de desconexión, que puede llegar en un caso extremo a ser total, como cuando en junio de 2019 una falla dejó sin luz a todo el país.

El SADI es el sistema de generación y transporte de energía eléctrica de alta tensión que abarca todo nuestro país y tiene también conexiones con otros países del Mercosur. Es una gran red o malla interconectada que vincula a los generadores de electricidad con los que la consumen.

Obviamente el sistema es monitoreado y ajustado permanentemente. Pero al margen de la excelencia en la calidad de los profesionales que lo operan, en paralelo existe mucha desinformación sobre qué políticas públicas se vienen aplicando en materia energética.

Se buscan culpables para zafar del momento

Al ser un tema urticante se argumenta desde los sectores oficiales que el calor hace que se consuma más y la energía no alcanza para todos. Al parecer para algunos esto sería una falacia. De acuerdo a lo revelado por una publicación periodística “sobran evidencias de que la crisis del sistema no se desata por la falta de generación, sino más bien por el colapso de las líneas de transporte y distribución. Alcanza con incorporar al análisis la notable caída de la demanda de energía eléctrica por parte del entramado productivo”.

«Así todos los hogares prendiesen dos aires acondicionados al mismo tiempo, la generación cuenta con potencia de sobra. Y tampoco hace tanto calor, apenas tocamos 35° cuando supimos pasar enero por encima de los 50°», consideró una fuente de la industria al mismo medio periodístico.

Políticas públicas con continuidad como solución

Existen varias formas de explicar qué es la seguridad energética, pero en general se entiende la misma como la capacidad de tener una cantidad suficiente de energía para cubrir las necesidades de la población, a un precio accesible, de buena calidad y de forma sostenible.

Por eso, es preocupante que los gobiernos en Argentina no mantengan una planificación seria, ya que se sabe que haciéndolo se contribuye al crecimiento económico, se protege a sectores como la agricultura y la industria, y se garantiza la estabilidad política.

Al corto plazo la mayoría de los especialistas coinciden en que con la seguridad energética se puede responder a los cambios en la oferta y la demanda, garantizando que el sistema responda a cambios repentinos. A largo plazo, tiene que ver con las inversiones en el suministro de energía. Debe garantizarse que las inversiones, en generación y transporte, sean sostenibles teniendo en cuenta las necesidades medioambientales.

En materia de energía nadie tiene el futuro comprado. Hasta el hombre más rico del planeta, el polémico Elon Musk, ha advertido que la inteligencia artificial (IA) y el desarrollo de chips podrían provocar una escasez de electricidad. Esto se debe a que la IA requiere grandes cantidades de energía para funcionar, y la infraestructura actual global no estaría preparada para soportar esta demanda.

Asimismo, en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania y la preocupación ante inminentes faltantes de petróleo y suministro eléctrico, el primer ministro eslovaco y su homólogo húngaro sostuvieron días atrás una reunión bilateral. En la misma la seguridad energética de ambos países estuvo como tema central en la agenda tratada. Al margen de sus respectivos alineamientos geopolíticos o de avanzar en temas clave de cooperación regional una situación como la guerra en Europa mantiene a estas naciones en vilo las 24 horas.

Sobran los ejemplos y se hace necesario por lo tanto anticipar las contingencias. Se pueden crear reservas estratégicas y diversificar las fuentes de energía, sustentadas en la aplicación de políticas y leyes. Ahora bien, si esta cuestión queda librada a Estados ausentes o que no tengan las capacidades suficientes, implicaría una gran irresponsabilidad.

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