En la primera parte analicé las opciones de “política paliativa” o “táctica de Sun Tzu” en el ámbito nacional y la relación con el FMI que definirá una posición ganadora o perdedora rumbo a 2023. En esta 2° parte analizaremos los límites estratégicos de la Argentina en la geopolítica mundial multipolar que condicionan ese acuerdo con el FMI, lo que está limitando las opciones de todos los países (incluidos los más desarrollados como la Unión Europea o Corea del Sur).
Los hechos son claros. Estados Unidos está en pugna con Rusia y China por la hegemonía mundial –o regional- en especial en América Latina y el indo pacífico en un mundo multipolar.
En América Latina, donde la Argentina ha asumido un rol importante desde la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), por lo que Alberto Fernández estuvo en China y Rusia en los últimos días, y nuestro ministro Santiago Cafiero se reunió a mediados de enero con Anthony Blinken, el secretario de Estado (Canciller) de EE.UU., que parece tener la llave de la agenda internacional de Washington.
El embajador norteamericano en Argentina, Mark Stanley, fue muy claro ante el Comité del Senado que lo nominó, en donde dijo: “A medida que Estados Unidos ve una mayor competencia con China en Argentina y en otros lugares, haré que sea una prioridad ‘mantener los pies en el fuego’ (meter presión) especialmente cuando productos como la tecnología 5G están ingresando al mercado y permitiendo que China acceda todos los datos e información de los argentinos”. Esa es su prioridad
Poco importan a la Argentina y al Gobierno, las opiniones de opositores –por lo que se postergó sin fecha la reunión de Martín Guzmán con ellos- que coinciden con el staff técnico del FMI, quienes como no pudieron frenar el crédito otorgado, tampoco podrán hacerlo con una refinanciación más generosa para el país, que los libre del estigma de esa operación.
Aunque Guzmán siga el camino de mostrarles argumentos, como el Programa Precios Cuidados acordado con las mayores empresas -la mayoría extranjeras o internacionales-, que ocurrió semanas atrás.
Mientras tanto, algunos comunicadores vinculados a “la embajada” que hasta hace pocos días fueron opositores en medios “muy opositores”, le pegan ahora muy duro a toda la cúpula de Juntos por el Cambio (Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Daniel Angelici, entre otros) y algunos jueces (como Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi) por las operaciones de espionaje y las “mesas judiciales”, lo que podría dar una medida de lo que “la embajada” está dispuesta a concederle al Gobierno de Fernández.
China, nuestro principal cliente de los últimos años, tiene en carpeta por pedido de Argentina 18 acuerdos de cooperación en infraestructura por una central nuclear, represas, gasoductos, ferrocarriles, agua potable, generación fotovoltaica, puentes, rutas, generación térmica, transmisión y distribución eléctrica, vivienda y hábitat y parque eólico. En alguno de esos planes ambos países avanzaron en los últimos días. Nada de 5G, litio o petróleo.
Con Rusia por su parte, a los acuerdos por las vacunas (la primera en proveernos de ellas cuando escaseaban), Argentina tiene en carpeta acuerdos de intercambio en materia de defensa –los países de occidente no nos venden ni repuestos luego de Malvinas-, en Vaca Muerta y desarrollo energético renovable (eólico).
Como siempre, toda lectura e interpretación es subjetiva y muchas veces prejuiciosa, en la medida que la lectura de los hechos siempre es parcial y con riesgo de confirmación –eso que nos lleva a ver solamente aquello que confirma nuestras hipótesis previas-.
Pero nadie podrá decir que estos hechos no son compatibles con una negociación geopolítica con el gobierno de Estados Unidos por su voto en el FMI para la renegociación.
La duda que queda es si esta oferta del gobierno norteamericano (que parece concederle posibilidades en 5G, petróleo y litio) será suficiente o si querrá más para conceder su voto en el Fondo.
Siempre considerando que México –con Andrés Manuel López Obrador-, Chile –con Gabriel Boric- y Brasil –posiblemente con Lula da Silva- mantendrán también buenas relaciones con los tres polos de poder mundial, esto es, EE.UU., Rusia y China-, moderando así la disputa hegemónica en América Latina. Otro elemento común que no parece casualidad.
Seguiremos viendo los resultados, pues de eso se trata la política, que según Aristóteles es Política propiamente dicha (por los votos), Ética ¿soberanía? y Economía.