Sr. Director:
Le agradeceré publique esta carta, dirigida al columnista Pedro D. Allende:
Me veo estimulado a hacerle algunas referencias a su artículo titulado «SRT: ¿gaudium finivit?» publicado el día 13 de mayo en este diario. En el texto sobre el multimedio universitario pregúntase usted si la fiesta se ha terminado en los SRT y señala que somos los trabajadores los culpables de buracos presupuestarios que impiden la educación de los estudiantes. Debo decirle: la fiesta recién empieza, pero no es la que usted piensa. Porque los SRT son apenas el 0,9% del presupuesto de la UNC para 2024 y el recorte impuesto a garrote por el gobierno nacional es del 72%. Sólo para empatarle a la inflación del último año, al presupuesto de la UNC le faltan 314 veces lo que prometen enviar este año a los SRT. Es notorio que hay una fiesta, pero no es en el multimedio.
Si la motosierra terminara con los SRT, como usted parece desear de forma ardiente, ese amigo universitario libertario al que alude en su nota estaría en problemas. La motosierra irá también en su búsqueda, porque pasará por toda la UNC. Y si eso sucediera, no estaríamos los pedigüeños -así nos califica a los trabajadores y trabajadoras- para contarlo. ¿La sociedad se libraría de pagar platos rotos como usted desea? Lo dudo. El fin del “desatino”, que usted manifiesta como objetivo último, no sólo no llegaría, sino que la situación sería aún peor por haber sentado el precedente de aceptar los ajustes en las universidades. Y entonces los platos rotos serían muchos más.
Es imposible no detenerse en el hecho sobresaliente de que no logra esquivar la cansadora obstinación de moda: contar las chirolas de lo público y apagar alevosamente las calculadoras cuando llega el tiempo de mirar la tajada del erario público que embolsan algunos -pocos- privados.
¿Se ha preguntado usted acaso qué sería de la sustentabilidad económica de grandes cadenas mediáticas, o de aquellos que hacen sonar el clarín en Córdoba, sin la generosa pauta estatal? ¿Hay alguien revisando a fondo el presupuesto provincial para desenmarañar la madeja de conceptos y agencias en los que se diluyen los recursos que financian el aparato propagandístico? Tengo para mí la sensación de que, desde el punto de vista de su sostén económico, todos los medios son públicos. Sólo que algunos están gestionados por privados.
Pero no se alarme. En un acto de generosidad -quizás impropio para alguien con mi escala salarial- estoy dispuesto a devolverle los 63 pesos que este año irán a los SRT de los impuestos que usted no evada. Un humilde aporte para que pueda recuperar algo de los 4.733 pesos que de su bolsillo -así como del bolsillo de cada argentino económicamente activo- fueron a MercadoLibre durante el año pasado. No puedo hacer menos por usted, que en 2023 soportó estoico -como cada uno de los argentinos y argentinas que trabajamos- un esfuerzo de al menos 120.914 pesos en beneficios impositivos y reducción de alícuotas para empresas (en su mayoría grandes y con balances en verde furioso).
Debo confesarle que he intentado sin éxito averiguar algo de usted. Dios salva su nombre. Ni personas del mundo universitario ni distintas voces cercanas al diario donde publica, y ni siquiera Google supieron darme alguna referencia suya. ¿Usa un seudónimo? ¿Es usted real o se parece en cuanto a costumbres espectrales a Conan? Los cientos de trabajadores y trabajadoras de los SRT sí somos de existencia tangible y el tema que nos afecta merecería otro trato. Incluso periodístico. No es cuestión de sensiblería sino de apego a los hechos. Cuánto mejor sería que el diario HOY DÍA CÓRDOBA enviara a alguno de sus muy buenos cronistas a contar la situación que se vive en la empresa, donde hace rato no hay ninguna fiesta.
Por último: yo, al igual que usted, deseo que la sociedad se libre de pagar los platos rotos del desatino. Pero ¿sabe qué pasa, respetado aunque hipotético Pedro? Que su desatino y el mío nunca serán el mismo.
Gregorio Tatián, Trabajador de los SRT y miembro de la Intersindical del multimedio