Salud: seguimos sin propuestas

Por Pedro D. Allende

Salud: seguimos sin propuestas

En una sociedad dominada por el segundo a segundo, a todos nos cuesta trascender el presente inmediato. Perdida la estrategia hace mucho, comunidades y dirigentes han extraviado, incluso, la táctica.

La coyuntura parece derretirse en el vacío, como se le escapaban los recuerdos al sufrido Leonard (Guy Pierce) en la célebre “Memento” (2000), por culpa de una fatal amnesia anterógrada. El hombre debía desandar el camino que le permitiese concretar una indispensable venganza y apelaba a desesperados métodos para no olvidar lo que había pasado apenas antes.

Córdoba, mayo de 2023. Dirigentes y ciudadanía nos encaminamos a la undécima elección provincial desde que se recuperó la democracia. Como Leonard, vamos a tientas, apenas prendidos de algunas señales.

La campaña transcurre. Se lo ve más compuesto al “team” que encabeza Martín Llaryora, encadenando inauguraciones (destacando la del Parque de la Biodiversidad, hito para la ciudad), y actos institucionales (como la puesta en escena realizada en el restaurado Cabildo, con el cambio de guardia previo al 25 de Mayo), que proponen la fidelización del votante frente a quienes saben hacer.

Juez redobla su esfuerzo para erigirse en un “Brancaleone da Norcia”, apenas capaz de conducir a una armada que luce desaliñada.

Entre tanto bullicio, ¿cómo le ha ido, lector o lectora, con sus últimas visitas a clínicas, hospitales o dispensarios? Después de una tensa calma estival las protestas continuaron en los nosocomios públicos. Debió intervenir personalmente Llaryora (aún ajeno a la gestión provincial). Con médicos y maestros lanzados en la calle no se puede ganar una elección.

Por lo bajo, muchos funcionarios provinciales y municipales refunfuñan contra la ministra Barbás, a quien consideran “un queso” (sic). Desbordada por los bravos profesionales autoconvocados, debió reforzarle Schiaretti el equipo de negociadores, apelando a Francisco Fortuna, Silvina Rivero y Julio Comello. Tanto los aumentos salariales (que pararon la bronca transitoriamente, aunque los conflictos seguirán), como la modificación a la ley del equipo de Salud, que mejora la situación de algunas profesiones (pasaron a la categoría más alta, pero es incierta su reglamentación) fueron gestados en las oficinas del Panal y la Legislatura, sin aportes de la bioquímica ni de su nutrido grupo de colaboradores, quienes, mientras crean un pomposo Consejo Provincial de Salud para los flashes, llaman angustiados a las clínicas privadas rogando algunas camas disponibles para surfear el día a día.

Llaryora sabe que, de ganar, tendrá que postergar la pavimentación de alguna que otra ruta para pagar mejor en Salud y buscar un nuevo pacto con los privados.

Entrando, en el invierno, con las enfermedades típicas en alza, los recursos humanos siguen en fuga. La nueva maternidad provincial (inaugurada hace meses y aún sin funcionar en plenitud) tiene más de 250 camas, pero deriva muchos pacientes a clínicas privadas, pagando el ministerio esos servicios a muy largo plazo, a precios irrisorios.

No se conocen planes serios para incrementar en la provincia (no sólo en el vaciado interior, donde médicos o médicas son casi una opción suntuaria), sino en la capital, la cantidad de especialistas en neonatología y pediatría. Sin un volantazo preciso, la situación sólo empeorará.

En paralelo, Juez presentó a quien sería su ministro de Salud, de vencer en junio: Juan Pablo Peirone, aquel que fuera calificado como “tránsfuga” por el Tribunal Superior de Justicia, en 2007, al impedirle en un histórico fallo asumir como concejal del Frente Cívico cuando había sido electo por el radicalismo. No parece ser el riotercerense la salvación del sistema… Sus allegados mendigan ideas entre galenos de fuste para articular el sistema público con el privado. Como me dijo un dirigente radical: “queremos ganar, pero no sabemos para qué”.

Tampoco le sobra mucho a Llaryora, ya que, de ganar, deberá asumir una herencia pesada en el sector ¿Volverá a la vieja guardia con Fortuna? ¿Apostará a su plantel (reclutó en la Muni a cuadros como Liliana Montero, y médicos que han hecho experiencia en gestión, como Ariel Aleksandroff o Julio Sierra)? ¿Buscará nuevas ideas (algunos -incluso ex ministros- recorren oráculos sanitarios en su nombre intercambiando opiniones)?

Como en muchas otras áreas, las recetas a aplicar por el sanfrancisqueño son aún insondables.

Mientras los hospitales públicos sufren su “karma”, clínicas y consultorios privados se siguen deteriorando, desfinanciados por los atrasos de la Apross. Sus gestores todavía aguardan la propuesta que prometió hace meses Rodolfo Rodríguez, ex presidente de la entidad, ligado a Schiaretti y Alejandra Vigo. En una reunión que fuentes irrefutables califican como “surrealista”, sugirió la creación de un fondo fiduciario con las cobranzas de las instituciones privadas para poder adelantar los pagos.

“Quizá la experiencia de Santi Maratea en Independiente sea un modelo a tener en cuenta” (bromean algunos empresarios del rubro).

Como pasa en el ministerio de Salud, donde sus ex titulares suplen falencias de actuales conducciones, Rodríguez intenta contener la calentura de los operadores para con el desdibujado presidente de la Apross, Nicolás Carvajal (pariente directo de Pablo Carvajal, ex secretario de Salud, imputado en la causa del Hospital Materno Neonatal). Deprimiendo al máximo los aranceles y demorándolos hasta la paralización (dice un empresario, “nos pagan con la fórmula del fernet: 70% de la factura a principio de mes y 30% el último día”, con muchos problemas de gestión interna, “Nico” tercerizó además la valoración de las prácticas para que dos empresas realizan el trabajo que podría hacer sólo una. Se desconoce si este sistema duplicado -e ineficiente- seguirá después de diciembre.

En los 24 años de gobierno peronista, cerró al menos el 75% de las clínicas privadas de la provincia (que no fue una “isla virtuosa” en este campo). Si bien se apostó a la infraestructura sanitaria pública con obras muy importantes, hoy flaquea la respuesta por carencia de recurso humano fundamentalmente y desarticulación entre actores. Sin planes de largo plazo, no hay forma de recordar de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Hasta aquí, la campaña espera por propuestas. La imagen de la inauguración, el tweet del reclamo, se olvidan mañana. Pero los problemas continúan.

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