Schiaretti y la maldita grieta

Por J. Emilio Graglia

Schiaretti y la maldita grieta

El Gobernador de la Provincia de Córdoba, Juan Schiaretti, ha confirmado su precandidatura a la presidencia de la Nación. Por lo tanto, el domingo 13 de agosto participará de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).

Definitivamente, no lo hará ni en el Frente de Todos ni en Juntos por el Cambio. Nada raro para quienes lo conocen o siguen sus decisiones y acciones políticas. Sin embargo, vale la pena aclararlo, porque se había especulado con ambas posibilidades.

En el Frente de Todos, algunos creyeron que Schiaretti podría integrar una fórmula con otro gobernador justicialista y enfrentar a los precandidatos del kirchnerismo. No fue más que una creencia alejadísima de cualquier posibilidad.

Asimismo, en Juntos por el Cambio, otros creyeron que podría secundar al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Horacio Rodríguez Larreta, o integrar una fórmula con el radical Facundo Manes. Otra creencia errónea.

Fiel a sus convicciones, el gobernador cordobés optó por una vía diferente, aunque no necesariamente “del medio”. En efecto, constituirá un nuevo frente electoral con partidos como la Democracia Cristiana y otros con representación nacional.

En las PASO de ese frente a constituir, competiría con el exgobernador de Salta y excandidato a vicepresidente, Juan Manuel Urtubey. A esa contienda acordada, tal vez se sume el actual gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá.

A la luz de las encuestas existentes, Schiaretti se impondría a sus ocasionales adversarios sin dificultades mayores en esas PASO. Por lo tanto, competiría en las elecciones generales del 22 de octubre como candidato presidencial.

Descartada la salida del radical Facundo Manes de Juntos por el Cambio, se aguarda la llegada al nuevo frente de gobernadores justicialistas que no tienen reelección, como el santafesino Omar Perotti o el entrerriano Gustavo Bordet.

Asimismo, se espera la incorporación de algún gobernador después de su reelección, como el sanjuanino Sergio Uñac. Si nada de eso sucede, esta opción electoral no tendrá chances de ganar en primera vuelta ni de llegar a un hipotético balotaje.

Dicho eso, lo cierto es que la iniciativa del gobernador de Córdoba y sus aliados (actuales o potenciales) puede cambiar sustancialmente el panorama político de las próximas elecciones. No solo en Córdoba, también en el escenario nacional.

Una propuesta diferente

En Córdoba, con Schiaretti como candidato a presidente, Juntos por el Cambio no repetirá el contundente triunfo de 2021. Entonces, superó holgadamente el 50 % de los votos y obtuvo seis de las nueve bancas de diputados nacionales en disputa.

Las encuestas existentes muestran que su fórmula ganaría las elecciones presidenciales en esta provincia. Javier Milei obtendría el segundo lugar y Juntos por el Cambio el tercero, relegando al Frente de Todos al cuarto puesto.

Es evidente que la candidatura del gobernador cordobés le quita votos a Juntos por el Cambio. Esto traerá consecuencias en el resultado nacional, disminuyendo las chances tanto a Horacio Rodríguez Larreta como a Patricia Bullrich.

Más allá de todas las especulaciones electorales, la precandidatura de Juan Schiaretti es una muy buena noticia para la democracia argentina. Esto debe ser reconocido sin mezquindades partidarias ni sectoriales.

La política de nuestro país está atravesada por una grieta que no es de toda la gente sino de algunos dirigentes. Más precisamente de quienes conducen a los sectores más extremos tanto del Frente de Todos como de Juntos por el Cambio.

En medio de internas plagadas de egocentrismos, los dirigentes más radicalizados del cristianismo y del macrismo siguen cavando esa grieta. Por tratar de retener a sus núcleos duros, han perdido al resto del electorado.

Primero Cristina Fernández y luego Mauricio Macri, ambos renunciaron a postularse como candidatos a la presidencia. No fueron “renunciamientos históricos”, solo aceptaron el rechazo generalizado provocado por su obstinación de mutua destrucción.

A ambos lados de la grieta, tratan de imponerse los dirigentes más moderados. Concretamente, Horacio Rodríguez Larreta y sus aliados radicales, por un lado, Sergio Massa y los gobernadores justicialistas, por el otro.

Mientras tanto, el enorme fastidio ciudadano frente a esa grieta absurda y dañina, es capitalizado por Javier Milei. Lejos de cualquier planteo ideológico, quienes lo apoyan, en rigor, expresan un repudio a la pelea de todos contra todos: la casta.

De cara a ese escenario, el gobernador cordobés aporta un discurso propositivo que busca consensos, una propuesta federal que habla de producción y trabajo. Más allá del resultado electoral que finalmente obtenga, debe ser bienvenida.

Salir de la versión móvil