Sin una reforma judicial feminista y sin perspectiva de género no hay justicia posible

Por Melisa García

Sin una reforma judicial feminista y sin perspectiva de género no hay justicia posible

El 29 de junio se presentó en la Federación Gráfica Bonaerense la campaña nacional por una reforma judicial feminista. No es casual que la elección del espacio de presentación haya tenido lugar en un espacio sindical, es una clara muestra de la transversalidad de la proclama de esta reforma. Toda lucha que tiene como objetivo el cambiar lo establecido, lo que atrasa y violenta, tiene intrínsecamente la lucha, la militancia, la transversalidad y la multiplicidad de espacios de mujeres, disidencias y personas LGTB que alzamos la voz desde nuestros diferentes espacios de resistencia y militancia que nos unimos desde nuestras áreas de trabajo y territorios para romper los blindajes de un sistema judicial, que nos vulnera constantemente.

A la pregunta de por qué necesitamos una reforma judicial feminista, que es justamente una reforma judicial con perspectiva de género y en clave de derechos humanos, es lograr que reflexionemos en colectivo, sobre la real intervención de la Justicia, que en definitiva es trasversal a toda la población, es decir todas las personas en algún momento de nuestras vidas tomamos contacto con el sistema de justicia. Ahora bien este contacto, como decía, es trasversal sin distinguir raza, religión, clase, edad, género, etc. No obstante la justicia que hoy tenemos y la que estamos buscando cambiar, es esa misma justicia que beneficia a un segmento de la población, discriminando justamente a aquellos que, por su condición de vulnerabilidad, más requieren de su intervención.

El motor principal de esta campaña es acercar a toda la sociedad, lo real y concreto de cómo nos afecta, cómo nos modifica, el accionar de este sistema judicial. No es un tema meramente de un sector, tener a uno de los tres poderes del estado, en esta caso el Poder Judicial, que beneficia a algunos, exponiendo, vulnerando y violentando a quienes más lo necesitan, atenta con vivir en un sistema democrático.

Un Poder Judicial que utiliza su poder para la persecución y el silenciamiento del debate político es una clara muestra del abuso de poder y las lógicas de silenciamiento y adoctrinamiento que tanto han marcado nuestra historia en épocas donde la democracia era solo una utopía.

Está en nuestras manos exigir a este Poder Judicial cambios significativos y un funcionamiento democrático y en cumplimiento de los derechos humanos y todas las normas que forman parte de nuestro sistema jurídico. Por este motivo es tan relevante que pensemos en términos de Campaña Nacional porque, justamente, nos recuerda que cuando aunamos fuerzas, poblamos las calles, logramos cambiarlo todo. Es parte de nuestra historia salir a las calles y exigir cambios, desde las enseñanzas que nos legaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, hasta la conquista del aborto legal seguro y gratuito. Hoy sabemos que una justicia que esta sesgada por estereotipos de género, que revictimiza, que persigue y que su máxima autoridad, la Corte Suprema de Justicia, no cumple con la capacitación obligatoria de la ley Micaela y tarda hasta 20 años en dictar sentencias, es inadmisible.

La Campaña Nacional por una reforma judicial feminista puso claro sobre oscuro lo que padecemos como sociedad. Esta lucha recién empieza, lleve el tiempo que lleve, es innegable que lo vamos a lograr; este sistema de justicia, como hoy lo conocemos, debe cambiar, se debe reformar y todas las organizaciones que formamos parte de ella, invitamos a que todos seamos parte activa de esta lucha, porque sin una reforma judicial feminista y sin perspectiva de género no hay justicia posible.

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