Tensión cambiaria y expectativas políticas: el delicado equilibrio argentino

Mientras el mercado marca el ritmo de los precios y el dólar, el gobierno nacional busca mantener el apoyo social y político frente a un escenario de inflación persistente, tensiones con el agro y reacomodamientos. Llaryora a la espera de señales económicas.

Tensión cambiaria y expectativas políticas: el delicado equilibrio argentino

Cuando la gente lee en los titulares informativos frases como «euforia de los mercados», suele refugiarse en su microclima de clase media y rogar porque las variables económicas no afecten demasiado su calidad de vida. Por estos días, la clave de la mayoría de las conversaciones pasa por el tecnicismo passthrough que, aunque no lo nombren de ese modo, todos comprenden: cuánto de la devaluación del dólar terminará trasladándose a los precios.

En el resto del ecosistema social argentino llueven expresiones que intentan explicar la nueva realidad post-cepo, como «fase 3» o «flotación entre bandas», términos que suenan más a eufemismos que a innovaciones reales en el diseño político. La última palabra la tendrá, como siempre, el impredecible y condicionante mercado del dólar.

Mientras tanto, la clase política argentina sigue enfrascada en su lógica electoral: negociando alianzas y listas para octubre, o calibrando los efectos de la elección de convencionales constituyentes en Santa Fe. Por su parte, los ciudadanos de a pie continúan respaldando al gobierno nacional, pero condicionan ese aval al control —aunque sea parcial— de la inflación, que desestabilizó el ánimo de un electorado dispuesto a bancar un ajuste inédito para recuperar cierta normalidad. Al menos eso es lo que siguen reflejando los focusgroups que reciben regularmente los funcionarios.

Expectativas cordobesas y un bono en pausa

Pero la inflación no es el único índice al que se le prenden velas. En El Panal siguen de cerca el riesgo país: si no comienza a bajar tras el acuerdo con el FMI, no habrá crédito para obras, ni refinanciación de deuda pública, ni campaña posible. Un asesor cordobés en el Congreso nacional se preguntaba cuántos votos más se les podrá pedir a los diputados si el pliego oculto con el Fondo incluye reformas como la jubilatoria. El costo político sería alto y “quienes levanten la mano tal vez no estén en condiciones de hacerlo de nuevo, porque los gobernadores que bancaron el acuerdo ya no quieran o no puedan sostenerlo”, resumía.

El gobernador Martín Llaryora se mantiene expectante y evita adelantarse: espera señales positivas en la conciliación ante la Corte Suprema por las deudas de la Nación con la Caja de Jubilaciones. Además, necesita que al presidente Javier Milei le vaya bien para que las condiciones económicas permitan la colocación de un bono por 400 millones de dólares. Ese título ya está listo para ser ofrecido al mercado por el ministro de Finanzas, Guillermo Acosta, pero requiere garantías de tasas de interés de un solo dígito.

El campo: entre la devaluación y las retenciones que regresan

El campo fue uno de los sectores que más insistió con la necesidad de una devaluación, que finalmente llegó, pero acompañada de malas noticias. En una entrevista radial con El Observador, el presidente Milei los instó a “liquidar ahora (los granos) porque en julio vuelven las retenciones”.

El esquema diseñado por el ministro Luis Caputo para alentar las ventas de cereales a principios de año incluía una baja de 7 puntos para la soja, 6,5 para sus derivados (aceite y harina), y 3 para trigo, maíz, cebada y sorgo. Sin embargo, las declaraciones del presidente derribaron las expectativas del sector que, si bien no esperaba una nueva baja, sí aguardaba una prórroga de al menos seis meses más.

También se elimina el dólar blend, que permitía liquidar un 80 % de las divisas provenientes de exportaciones al tipo de cambio oficial y el 20 % restante al dólar financiero (ya sea contado con liquidación o MEP).

Qué hará el campo es una pregunta que inquieta al gobierno, que espera ansioso la venta de al menos parte de los 5 millones de toneladas de soja que están almacenadas en silobolsas de la pampa gringa. Esas reservas representan cerca de 1.400 millones de dólares que se necesitan para reforzar las arcas del Banco Central.

Santa Fe: una elección, muchas lecturas

La elección de convencionales constituyentes en Santa Fe dejó un dato anecdótico que tal vez no vuelva a repetirse: Martín Llaryora, Juan Schiaretti, Rodrigo de Loredo y Mauricio Macri celebraron los resultados con posteos en redes. Los radicales y el PRO sienten como propia la victoria por los candidatos incluidos en las listas. Schiaretti, por su parte, aportó a través de Claudia Giaccone la pata peronista de Unidos para Cambiar Santa Fe y Llaryora insiste con una construcción transversal junto a Pullaro desde la Región Centro.

Sin embargo, un análisis más fino de los números finales aporta matices que deberían evitar extrapolaciones. Maxi Pullaro obtuvo algo menos del 35 % de los votos, muy por debajo de la imagen positiva —superior al 60 %— que le atribuyen las encuestas. La correlación entre aprobación de gestión y votos no siempre se da y Santa Fe puede ser ejemplo de eso.

Además, Pullaro intentó plebiscitar su gestión y quedó lejos del apabullante 58 % con el que fue electo gobernador en 2023. Aun así, los números le permitirán —con el apoyo de aliados menores— alcanzar la mayoría necesaria para consagrar la reelección del gobernador, su principal aspiración.

 

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