Vice en disputa: ¿Bullrich o Stanley?

Vice en disputa: ¿Bullrich o Stanley?

El primer mes del año aceleró los engranajes de la maquinaria política de cara a las elecciones presidenciales de octubre. Como ocurre cada cuatro años, a medida que la fecha se acerca, las alianzas negocian, cierran sus filas y posicionan sus candidatos.

No obstante, para octubre falta mucho. Al menos en minutos políticos. Por eso no es raro que la oposición haya avanzado tan poco en su armado electoral. Desde la llamada Alternativa Federal surgieron dos potenciales candidatos: Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey. Del kirchnerismo, de momento, Agustín Rossi.

En tanto, el presidente Maricio Macri dejó entrever que será candidato a la reelección. El misterio, en este caso, es la vicepresidencia. No es un tema menor porque la elección de esa persona determinará cómo Cambiemos encarará su segundo mandato, en caso de ganarlo en las urnas.

La primera opción es la actual vicepresidenta, Gabriela Michetti. La premisa es sencilla: fórmula que gana, repite. Sin embargo, no es la única jugadora que entró a la cancha. Además, Michetti parece haber agotado su ciclo. De hecho, ya jugó su carta: anunció su intención de acompañar a Macri en otro período. Tampoco es que cuenta con una inmensa cantidad de logros para remarcar. Y sus desafortunadas declaraciones en los últimos meses no contribuyeron en nada.

Por este motivo, no es raro que los rumores se concentren en las ministras Patricia Bullrich (Seguridad) y Carolina Stanley (Desarrollo Social y Salud). Al parecer, el duranbarbismo volvió a poner sobre la mesa el imperativo de contar con una mujer para la vicepresidencia.

Elegir a Bullrich para completar la fórmula significa validar y reforzar la agenda securatista. La reforma del Código Penal, el polémico protocolo de uso de armas por parte de las fuerzas de seguridad, la implementación de pistolas taser, la baja de la edad de imputabilidad y la deportación “exprés” de inmigrantes, entre otros temas.

La valoración de los temas vinculados a la seguridad también implica reconocer el fracaso económico de los últimos cuatro años. Supone sacar de foco los nefastos resultados que obtuvo Cambiemos con sus decisiones políticas. Finalmente, pone de manifiesto una postura respecto a un año que se presenta cargado de conflictividad social, no sólo por su característica electoral, sino también por la profundización de la recesión.

Elegir a Stanley es convenir una transición menos abrupta. En su currículum apunta como logro la articulación del Gobierno con las organizaciones sociales, una relación que en 2019 resulta específicamente importante. Pese al visto bueno que obtuvo Stanley tras la reestructuración del gabinete, y a ser figura central en los actos vinculados a iniciativas de género, en su contra puede argumentarse que las políticas sociales no impidieron que la pobreza avanzara.

Sea Bullrich o Stanley (u otra mujer), la elección del titular del Senado de la Nación dirá mucho sobre el eje que pondrá el Gobierno en la campaña electoral. La “mano dura” que encarna Bullrich o el supuesto consenso que representa Stanley. Confrontación contra diálogo. Por eso no resulta extraño pensar que la futura vicepresidencia encierra la estructura desde la que Cambiemos construirá su segundo mandato. Si es que gana.

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