El contenido del celular de Gabriel Carrizo, cuarto detenido por el intento de asesinato de Cristina Kirchner, no sólo confirmó su participación en la planificación del intento de magnicidio y que él mismo entregó un arma adicional para cometerlo, sino que el grupo planeaba asesinar a Máximo Kirchner, líder de La Cámpora. Reclaman sumar a la causa al grupo de ultraderecha Revolución Federal.
“Estamos pensando en matar al jefe de La Cámpora esta vez”, aseveró en un mensaje de texto el sindicado como jefe de la banda de atacantes, apenas dos horas después de que Fernando Sabag Montiel gatillara una pistola Bersa calibre 32 a centímetros del rostro de Fernández de Kirchner. El mensaje se encontró en un chat del celular de Carrizo que confirma la organización colectiva detrás del atentado, ya que minutos después –a las 23:40 del 1 de septiembre, día del ataque- afirma que “están llegando todos. Vamos a tener una reunión grupal”.
Los mensajes se enviaron minutos después de maldecir a Sabag Montiel y Uliarte, en otra conversación, porque no habían respetado el supuesto plan original. “Esto estaba planificado para dentro de una semana, hizo todo mal. Es un pelotudo”, aseveró Carrizo, quien también insistió allí que “estamos decididos a matar a la puta esa”. Las fuentes del caso revelaron también que el teléfono de Carrizo tiene otras conversaciones y participaciones con mensajes vinculados al atentado y con planes de atacar a otros dirigentes.
El receptor del mensaje, anotado como “Jony White”, es una persona de estrecho vínculo con Carrizo cuya identidad las fuentes mantuvieron reservada. Carrizo se hizo conocido el 2 de septiembre cuando acompañó a Brenda “Ámbar” Uliarte, procesada por el intento de magnicidio, a una entrevista que le concedieron al noticiero televisivo de Telefé. Allí, se presentó como el dueño de la máquina de hacer los copos de azúcar que vendían Uliarte y Sabag Montiel: ahora se sabe que ésa herramienta está prácticamente inutilizable, por lo que la querella de Fernández de Kirchner reclama investigar las formas de financiamiento que tenía el grupo de atacantes. Por ejemplo, llama la atención que Carrizo sea defendido por un equipo de abogados liderado por Gastón Marano, letrado de primer nivel de fuertes vínculos con la embajada de EE.UU., que también trabajó con referentes de La Libertada Avanza y hasta el viernes pasado era asesor del senador de Juntos por el Cambio Ignacio Torres, con un caché habitual de 100.000 dólares.
Junto con Carrizo y Uliarte, en aquella entrevista se presentaron Sergio Orozco, Leonardo Volpintesta, Miguel Ángel Castro y Lucas Acevedo, quienes aún figuran como testigos en la causa. La tercera detenida, Agustina Díaz, pidió ampliar su declaración indagatoria, algo que ocurrirá mañana.
Por su parte, el fiscal Gerardo Pollicita y el juez Marcelo Martínez De Giorgi entendieron que las denuncias contra la agrupación Revolución Federal –que organizó y protagonizó violentas manifestaciones contra el oficialismo- se deben investigar en la misma causa que busca esclarecer el plan para asesinar a Fernández de Kichner.
Macri: “Fue un grupo de loquitos”
El ex presidente Mauricio Macri aseveró el domingo a la noche que el atentado contra la vicepresidenta Cristina Kirchner fue fruto de “un grupo de loquitos”, y lo comparó con un ataque sufrido en su contra.
“Está claro que es algo individual de un grupo de loquitos, que no está orquestado políticamente”, expresó Macri en un diálogo con LN+ donde incluso minimizó el intento de magnicidio al compararlo con un ataque que sufrió durante su Presidencia.
“Esto no es el atentado que tuvimos con María Eugenia (Vidal) en Mar del Plata apenas comenzaba mi Gobierno, que nos pudieron haber matado. O en (Villa) Traful tiempo después”, dijo sobre las pedradas que recibieron vehículos oficiales en el año 2016 durante actos de su Gobierno, tanto en la ciudad costera como en la Patagonia.
Por último, prácticamente descartó un encuentro con la Vicepresidenta al aseverar que “para que el diálogo se dé tiene que existir verdad, tiene que existir honestidad intelectual”.
La defensa de CFK inició su alegato en la causa Vialidad
La defensa de la vicepresidenta Cristina Kirchner cuestionó ayer con dureza a la fiscalía de la causa “Vialidad”, al afirmar que incurrió en “mala praxis” para sostener la “fantasía” de que en el kirchnerismo se “hacía un Presupuesto para que gane Lázaro Báez” a la hora de adjudicar obra pública en Santa Cruz, y aseveró que la acusación quedó “fulminada” ante las pruebas obtenidas en casi tres años de juicio oral.
“Cristina jamás dio una instrucción directa o indirecta a sus funcionarios subalternos para que influyeran en el dictado de resoluciones sobre la obra pública vial en Santa Cruz”, sostuvo el abogado Carlos Beraldi, quien intentó desarmar las acusaciones de la fiscalía.
Por ejemplo, mostró que la oposición presentó proyectos alternativos de Presupuesto donde figuraban las mismas obras que le endilgan a Fernández de Kirchner, a la vez que recordó que entre las diez primeras contratistas estaba la empresa Iecsa (de la familia Macri), en lugar de la de Lázaro Báez.
El defensor sostuvo también que la ex presidenta soportó “arbitrariedades insólitas” por parte de la justicia, al advertir que “superando todos los límites (las irregularidades) se dirigieron hacia su familia”.
En casi tres años de debate oral, aseguró, “quedó demostrado” que las acusaciones “carecían de verosimilitud”, pese a lo cual en su alegato la Fiscalía “repitió las mismas acusaciones” y actuó “como si el juicio no hubiese existido”, aseveró Beraldi.
El debate seguirá hoy desde las 9, donde el abogado anticipó que se abocará a otro “hecho escandaloso que la fiscalía construyó con mentiras y calumnias”, en referencia al bautizado operativo “limpiar todo” que, según la acusación, se habría puesto en marcha cuando Mauricio Macri ganó las elecciones.