La derrota del PRO en su histórico bastión porteño encendió las alarmas en Córdoba, donde las tensiones internas dentro del partido se profundizaron en las últimas horas. Con un escenario nacional adverso, referentes cordobeses como la diputada Laura Rodríguez Machado y la senadora Carmen Álvarez Rivero salieron a pedir abiertamente un acuerdo electoral con La Libertad Avanza (LLA), la fuerza que lidera el presidente Javier Milei, con la mirada puesta en los comicios de octubre.
Rodríguez Machado, figura central del bullrichismo en la provincia y presidenta de la Comisión de Legislación Penal en Diputados, ratificó su postura en favor de una alianza estratégica con el oficialismo: “Yo siempre dije que hay que hacer un acuerdo con LLA”, sostuvo tras la debacle electoral del domingo. Por su parte, Álvarez Rivero fue aún más tajante: “Es la única forma de ser competitivos frente a un peronismo que hace 25 años se adueñó de todo”. Y añadió: “Macri es un prócer, pero no tiene el monopolio de las ideas ni de lo que nos conviene a los cordobeses”.
Mientras tanto, el PRO cordobés continúa intervenido desde fines del año pasado, cuando el macrismo, a través de Soher El Sukaria, desplazó a Oscar Agost Carreño de la presidencia del partido. La situación quedó en manos de la jueza María Servini, quien deberá resolver si valida o revierte la maniobra. De esa decisión dependerá quién tendrá la “lapicera” para definir la estrategia electoral provincial.
Desde su rol como interventora, El Sukaria —actual funcionaria del Gobierno nacional— intentó minimizar la derrota en CABA y desligarla del armado cordobés. “Se termina plebiscitando la gestión nacional, con el Gabinete y el Presidente en campaña”, afirmó. Y defendió a Mauricio Macri: “Su liderazgo es impecable. Está reconstruyendo al PRO tras el golpe del 2023. Eso lleva tiempo. El PRO no va a desaparecer ni a fusionarse”.
Sin embargo, ese diagnóstico no es compartido por todos. Agost Carreño, desplazado por la intervención, lanzó fuertes críticas a la conducción nacional del partido. “El PRO terminó siendo una Ucedé reciclada del menemismo. Apoyaron incondicionalmente a Milei, y así nos pagaron: el PRO fue marginado”, señaló. El dirigente, que hoy se referencia en el bloque de Miguel Pichetto, insistió en que la intervención no tuvo justificación legal y fue una maniobra política del expresidente.
En este contexto de disputa interna, las diferencias sobre el rumbo que debe tomar el PRO cordobés se agudizan. Mientras un sector ve en la alianza con los libertarios una oportunidad para recuperar competitividad frente al PJ, otros consideran que esa estrategia pone en riesgo la identidad partidaria. “El PRO no debe desaparecer ni fusionarse. Tiene que reconstruirse como un espacio moderno y republicano que impida que el país quede atrapado entre el kirchnerismo y los libertarios en 2027”, advirtió Carreño.
La resolución judicial sobre la conducción partidaria será clave, pero el debate de fondo ya está planteado: ¿debe el PRO cordobés adaptarse al nuevo poder político o resistir para preservar su autonomía e identidad? En ese dilema, se juega su futuro inmediato.