El candidato a presidente de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, llega al ballottage de mañana con la voluntad de encarnar un «cambio» basado en el inicio de una etapa de «unidad nacional», para abrir una nueva etapa política que deje atrás la «grieta», mientras que en su equipo circula la consigna de mantener la «humildad» y la «tranquilidad» y se trabaja «hasta último minuto».
Para UxP, la recta final de la campaña estuvo focalizada en los indecisos y en aquellos que evaluaron en algún momento votar en blanco: hacia ellos se apuntó a través de piezas audiovisuales en las redes, acciones de ‘micromilitancia’ y convocatorias por WhatsApp.
Una de los últimos spots de la coalición peronista comparó el voto del indeciso con la inolvidable atajada del arquero de la Selección Emiliano ‘Dibu’ Martínez a Kolo Muani en el minuto 123 de la final del Mundial de fútbol contra Francia, en Qatar 2022; en ese video, además, se reivindican las figuras del papa Francisco y la del expresidente radical Raúl Alfonsín.
A medida que se acercaba la elección, comenzaron a multiplicarse las muestras de ‘micromilitancia’ con el involucramiento individual o de pequeños grupos que intervenían de manera espontánea en espacios como el transporte público o en la previa de espectáculos públicos o deportivos.
Entre los funcionarios y dirigentes más conocidos de UxP, el primero que inició ese tipo de intervenciones públicas -acompañado apenas por algún colaborador que lo registraba con un teléfono celular- fue el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis.
Uno de los termómetros de cómo llega UxP al balotaje lo posteó el propio Katopodis, exintendente del partido bonaerense de San Martín: «Nos queda por revisar todos los grupos de WhatsApp que tengamos en el teléfono. Pensemos en esas personas a las que todavía no les llegamos de alguna manera. Esta elección, como nunca, es hasta el último minuto».
Con esa premisa, en la coalición del oficialismo prefieren la cautela a la hora de referirse a lo que pueda pasar en la elección presidencial a la que numerosos dirigentes y analistas definen como la más importante de los últimos cuarenta años.
Algunos por cábala, otros por no cometer errores que se le atribuyen a la campaña de Daniel Scioli en 2015, pero también en cumplimiento de la veda, en el búnker de UxP no comparten pronósticos electorales ni hacen análisis proyectivos.
En paralelo, los equipos de difusión en redes sociales continúan con la disputa política en su búsqueda de convencer a los indecisos, al votante en blanco y a quien no concurrirá a votar.
En la última semana de campaña, Massa insistió en que su candidatura representa un «cambio» muy específico, el de una «unidad nacional» que deje progresivamente atrás la polarización, pacifique el país y desarrolle un programa de desarrollo con inclusión.
Ante los principales empresarios del país, durante un encuentro en el porteño Alvear Hotel, Massa insistió con ese planteo al augurar que desde el 10 de diciembre «empieza una etapa nueva en Argentina».
Allí, volvió a señalar que desde el punto de vista económico los principios rectores de su eventual Gobierno serán el equilibrio fiscal, el superávit comercial, la competitividad cambiaria para promover exportaciones y un programa de desarrollo con inclusión.
En la disertación frente a los empresarios, el candidato peronista resaltó: «Yo sé que tantos años en la vida pública a muchos les genera dudas sobre mi persona, pero el compromiso público es que quiero ser el Presidente que entierre la grieta».
Por otro lado, en su última entrevista televisiva el candidato de UxP se concentró en los temas de transparencia y combate a la corrupción, en un mensaje al electorado que aún puede no haber definido su voto: habló de la configuración del Estado, de que nombrará a un opositor al frente de la Oficina Anticorrupción y de que la mitad del directorio del Banco Central estará ocupada por representantes de la oposición.
En la TV Pública, Massa se comprometió a «la modernización del Estado para hacerlo más eficiente, con un achicamiento de las unidades de gestión, de dirección de las empresas públicas» y prometió «menos directores, menos gasto de funcionarios políticos y más gestión».
En una crítica al sistema electoral, el líder del Frente Renovador planteó también que «una discusión de siete meses casi agotó a la gente porque los procesos electorales no pueden ser tan largos, ya que además generan inestabilidad, incertidumbre e indefinición respecto de reglas a futuro, sobre todo cuando hay tanto antagonismo».
El camino de Massa hasta el ballottage implicó un crecimiento significativo en materia de votos, una recuperación que alentó las expectativas de dirigentes, funcionarios y, sobre todo, de los votantes.
Mientras en las PASO de agosto, la coalición UxP obtuvo -al sumar lo conseguido por Massa más la postulación de Juan Grabois- el 27,28% de los votos, en las elecciones generales del 22 de octubre el ministro-candidato resultó primero con 36,68% de los votos, resultando primero, con el acompañamiento de 9.645.983 de electores.