Nora Cortiñas falleció hoy a sus 94 años después de dejar un legado de lucha inclaudicable por la memoria, los Derechos Humanos y la justicia social. Cofundadora de Madres de Plaza de Mayo y figura icónica de la Línea Fundadora, una de las dos vertientes en las que se dividió ese organismo, consagró su vida a la búsqueda de su hijo desaparecido por la última dictadura cívico militar, y de todos los hijos que fueron víctimas de secuestros ilegales, torturas y desapariciones forzadas, entre otros crímenes de lesa humanidad.
Gustavo Cortiñas era estudiante de Ciencias Económicas de la UBA, trabajador estatal del INDEC y militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) cuando a sus 24 años, el 15 de abril de 1977, fue secuestrado en el trayecto de su domicilio a su trabajo en Castelar, provincia de Buenos Aires.
«La búsqueda es constante. Hace más de 40 años que no paro. Quiero saber qué pasó con mi hijo y con los 30.000 desaparecidos», dijo Nora Cortiñas unos años atrás.
Madres de Plaza de Mayo se fundó el 30 de abril de 1977, en el momento de apogeo de la dictadura, cuando Azucena Villaflor y otras 13 mujeres empezaron a reclamar en la Plaza de Mayo la aparición con vida de sus hijos desaparecidos.
A mediados de los años 80 empezaron a agudizarse las diferencias al interior del organismo de Derechos Humanos con respecto a posicionamientos sobre el Gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, si debían aceptar o no resarcimientos, si la búsqueda debía reducirse a la identificación de los restos mortales de los desaparecidos o si la lucha era ideológica.
También surgieron cuestionamientos al estilo de conducción de Hebe de Bonafini. Todos estos factores hicieron eclosión y terminaron con la fragmentación de Madres de Plaza de Mayo. La Línea Fundadora nació como resultado de esa división en 1986 y Nora Cortiñas se convirtió en una de sus referentes junto a Marta Ocampo de Vásquez, Mirta Acuña de Baravalle, Taty Almeida y Carmen Aguiar de Lapacó, entre otras.
Psicóloga social de profesión, Cortiñas desarrolló afinidad por las organizaciones de izquierda y del progresismo. Luego tuvo un acercamiento con un sector del kirchnerismo, pero nunca dejó de vincularse con las agrupaciones trotskistas.
Desde 1998 es titular de la cátedra «Poder Económico y Derechos Humanos» en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, donde mostró los hilos conductores entre el modelo represivo de la dictadura militar y la deuda externa.
En el 2000, recibió el título de Doctora honoris causa por la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) y a partir de entonces varias universidades nacionales del país la distinguieron con ese mismo reconocimiento. En 2012, cuando la UBA le entregó el título de doctora honoris causa, le dedicó la distinción a su hijo desaparecido y a las Madres de Plaza de Mayo.
«Es un abrazo, fuerte, fuerte, que lo comparto con mi familia y que le dedico a Gustavo a quien hoy le hice una ofrenda, al presentar un habeas corpus como muchos que presenté por años desde el primer día en que se lo llevaron (…) Quiero compartir esta distinción con las madres que fueron llevadas por la dictadura, desde la iglesia de la Santa Cruz a la EsMA; con todas las madres compañeras de lucha», expresó ese día tan emotivo en su biografía personal.
En 2014, el entonces ministro de Economía Axel Kicillof encabezó en el Palacio de Hacienda un acto de reparación histórica a partir de la restitución de los legajos de los trabajadores de dicha cartera desaparecidos durante la dictadura. Esa ceremonia fortaleció el vínculo de Cortiñas con quien actualmente es gobernador de la provincia de Buenos Aires.
En los últimos años, Cortiñas se acercó mucho a los movimientos de mujeres y disidencias feministas y apoyó fervientemente la legalización del aborto que finalmente se convirtió en ley en el 2020.
A diferencia de otras madres y abuelas de Plaza de Mayo, que cada 24 de marzo participaban de las marchas oficiales convocadas por los organismos históricos y el kirchnerismo, Cortiñas también concurría a las concentraciones de la izquierda trotskista y otras organizaciones de Derechos Humanos. Ella se quedaba a las dos marchas, que nunca pudieron unificarse por diferencias políticas entre sus organizadores.
El mundo de la cultura también le dedicó un lugar importante a Nora Cortiñas. Por ejemplo, en 2012 se estrenó el documental «Norita, Nora Cortiñas» con dirección y guion de Miguel Mirra, y en 2017 la editorial Sudestada editó, como parte de su colección «Para chicos y chicas», el número 20 dedicado a su vida, con textos de Vanesa Jalil e ilustraciones de Julio Ibarra.
En tanto, el cantautor uruguayo Alejandro Balbis le escribió una canción, titulada «Desayuno sin hablar», que según reveló fue «producto de largas conversaciones con Nora Cortiñas».
En 2021, el entonces presidente Alberto Fernández le entregó el premio Juana Azurduy a la Lucha por la Defensa de los Derechos Humanos, cuyo objetivo era reconocer a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que llevaron adelante la lucha por la `Memoria, Verdad y Justicia.
En 2023, participó como testigo del juicio político a la Corte Suprema que se llevó a cabo en la Cámara de Diputados de la Nación a raíz del fallo del 2×1 de conmutación de la pena que en 2017 con el que se pretendió beneficiar a represores de la última dictadura militar. Dicha resolución fue revertida casi inmediatamente gracias a la inmensa movilización popular que se dio en todo el país en repudio al «fallo Muiñas».