Los beneficios de la lectura son extraordinarios pero estamos en riesgo de perder algunos de ellos. Deberíamos preguntarnos: ¿Prestamos atención a todo lo anterior o lo leímos por encima, buscando información rápidamente o quizás «un gancho» que te lleve a leer un poco más?
A pesar de que hoy en día leemos más palabras que nunca (se calcula que un promedio de alrededor de 100.000 al día) la mayoría se leen en ráfagas cortas en las pantallas, y «por encima».
En este sentido, la neurocientífica Marianne Wolf afirma que: «La alfabetización es uno de los más grandes inventos de la especie humana», que no sólo es útil sino tan poderoso que transforma nuestras mentes y aún más: «la lectura literalmente cambia el cerebro».
La lectura por encima” preocupa a expertos, pues transformar nueva información en conocimiento consolidado en los circuitos del cerebro requiere múltiples conexiones con las habilidades de razonamiento abstracto, cada una de las cuales requiere un tipo de tiempo y atención que a menudo falta en la lectura digital.
«Sin libros, no seríamos humanos como lo somos», le dice a la cadena británica BBC, la biblioterapeuta Ella Berthoud.
Nos preparan para hablar, pero no para leer
A diferencia del lenguaje oral, la visión o la cognición, no existe un programa genético para aprender a leer. En este sentido, si un niño, en cualquier lugar del mundo, está en un entorno hablante, su lenguaje, naturalmente, se activará. Eso no ocurre con la lectura, pues implica la adquisición de un código simbólico completo, tanto visual como verbal.
Por ser un invento relativamente reciente -«es un parpadeo en nuestro reloj evolutivo: tiene apenas 6.000 años», apunta Wolf-, aún no lo hemos formateado.
«Empezó de una manera simple, para marcar cuántos vasos de vino u ovejas teníamos. Y con el nacimiento de los sistemas alfabéticos, comenzamos a tener un medio eficiente para recordar y almacenar el conocimiento» comenta la especialista. «La lectura es un conjunto adquirido de habilidades que literalmente cambia el cerebro» añade.
«Lo que hace es explotar un principio de diseño en el cerebro humano, que le permite hacer nuevas conexiones entre regiones visuales, regiones del lenguaje, regiones para el pensamiento y la emoción» manifiesta Wolf.
Crear circuitos nuevos
Esta metamorfosis, subraya la neurocientífica, «comienza de nuevo en cada nuevo lector. No existe dentro de nuestra cabeza. Cada persona que aprende a leer tiene que crear un nuevo circuito en su cerebro».
«La lectura aporta tres poderes mágicos: creatividad, inteligencia y empatía», le dijo Wolf a la BBC
Para calmar la cabeza
Los especialistas coinciden en que la lectura en realidad tiene muchos beneficios terapéuticos. «Tu cerebro entra en un estado meditativo, un proceso físico que ralentiza los latidos del corazón, te calma, y reduce la ansiedad», afirma Berthoud, para quien, por ejemplo, el remedio para la «claustrofobia, rabia, agotamiento» es la novela de Nikos Kazantzakis «Zorba el griego».
Cabe recordar que la biblioterapia, el arte de prescribir ficción para curar las dolencias de la vida, fue reconocida en el Diccionario Médico Ilustrado de la editorial Dorlands en 1941.Su práctica se remonta la menos a la Antigua Grecia, época en la que se colocaban notas en las puertas de las bibliotecas, advirtiendo a los lectores que estaban a punto de entrar en un lugar de curación del alma.
En el siglo XIX, psiquiatras y enfermeras le recetaban a sus pacientes toda clase de libros, desde la Biblia, pasando por literatura de viajes, hasta textos en lenguas antiguas. Varios estudios en el siglo XX y XXI han comprobado que la lectura agudiza el pensamiento analítico, lo que nos permite discernir mejor los patrones, una herramienta muy útil ante conductas desconcertantes de otros y de nosotros mismos.
Que más lindo que sumergirse en una novela y perderse, pero cuando volvemos a la realidad traemos con nosotros aquello que nos inspiró nuestro personaje favorito. Sin embargo, muchos de estos beneficios dependen de un estado conocido como «lectura profunda».
Profundamente
«Cuando leemos a nivel superficial, sólo estamos obteniendo la información. Cuando leemos profundamente, estamos usando mucho más de nuestra corteza cerebral», explica Wolf.
«La lectura profunda significa que hacemos analogías, hacemos inferencias, lo que nos permite ser seres humanos verdaderamente críticos, analíticos, empáticos» agrega.
Cuando pasamos de decodificar a leer, el cerebro traza otra ruta. En su libro «Proust y el Calamar. Historia y Ciencia del Cerebro Lector» -cuyo título en español es «Cómo aprendimos a leer»-, la experta en neurobiología de la lectura explica cómo «en cierto momento, cuando un niño pasa de decodificar a leer fluidamente un texto, la ruta de las señales a través de su cerebro cambia.
«Puesto que el tiempo empleado y el gasto de energía cerebral son menores, un lector fluido será capaz de integrar más de sus sentimientos y pensamientos en su propia experiencia” comenta.
«El secreto de la lectura se halla en el tiempo que ésta libera para que el cerebro pueda tener pensamientos más profundos que antes» afirma Wolf.
Qué pasa en épocas de narrativas transmedia
Pero, si bien el proceso de aprender a leer cambia nuestro cerebro, también lo hace lo que leemos, cómo leemos y en qué leemos (impresión, lector electrónico, teléfono, computadora portátil).
Para Chris Meade, autor transmedia, esto último no es problema: «Pensamos en el libro como la obra, pero el libro es sólo un mecanismo de entrega». En este contexto, la narrativa transmedia es un tipo de relato en el que la historia se despliega a través de múltiples medios y plataformas de comunicación -apps, e-books, juegos, comics, blogs, etc.-, y en la cual los consumidores pueden asumir un rol activo en el proceso de expansión.
«Los nuevos medios le están dando voz a una nueva generación de escritores. Impide que tengamos estemos condicionados a pensar que sólo hay un tipo de escritura buena y en realidad le permite a las personas simplemente hablar y compartir historias y experiencias», opina Natalie A. Carter, cofundadora del extraordinariamente exitoso Black Girls Book Club.
«El libro tal vez da la ilusión de que esto es todo. Nunca lo ha sido, es una forma de entrar en un proceso de pensamiento», afirma Meade.
Lectura digital: algo no tan bueno
Desafortunadamente la lectura digital puede tener un costo para el cerebro del lector. «Reunimos a académicos y científicos de más de 30 países, para investigar sobre el impacto de la digitalización en la lectura», le contó a BBC Ideas Anne Mangen, presidenta de E-READ.
E-READ, o Evolución de la lectura en la era de la digitalización, es un organismo cuyo objetivo es mejorar la comprensión científica de las implicaciones de la digitalización.
«Las investigaciones muestran que la cantidad de tiempo que se dedica a leer textos de formato largo está disminuyendo y, debido a la digitalización, la lectura se está volviendo más intermitente y fragmentada», algo que podría «tener un impacto negativo en los aspectos cognitivos y emocionales de la lectura», explican desde la entidad.