¿El deseo sexual termina con la vejez?

Sexualidad y sensualidad, dos aspectos diferenciales e inclusivos del hecho sexual humano. Están allí, a lo largo de toda la vida, se aprende y perfila hacia el placer de lo cotidiano, del cuerpo, del humor y disfrute mutuo, del amor de compañeros. La duda es: ¿Dura para toda la vida?

¿El deseo sexual termina con la vejez?

Las personas mayores tienen, básicamente, las mismas necesidades de obtener placer y bienestar que los niños, adolescentes, jóvenes y adultos, y aunque suelen estar peor cubiertas, especialmente en los que viven institucionalizados, no desaparecen con la edad.

Seguir siendo un ser sexual durante el proceso de envejecimiento debe considerarse un derecho fundamental y un predictor significativo de la calidad de vida. La manera en la que cada persona se siente y se expresa como mujer o como hombre es un hecho biográfico que dura toda la vida, es su sexualidad.

La expresión de este hecho encaminada a obtener placer, con la participación del cuerpo a través de los sentidos, es su sensualidad, que se alimenta de deseos y habilidades para atraer a alguien, su erótica, y se manifiesta en innumerables conductas, a veces compartidas y otras en solitario, su amatoria.

No, el placer no disminuye con la edad

La mayoría de los adultos mayores permanecen sexualmente activos, el interés por el sexo y el placer no disminuyen con la edad.

Aunque la edad, por sí sola, no es motivo para cambiar prácticas sexuales que se han disfrutado a lo largo de la vida, es posible que deban asumirse adaptaciones, en su caso, a determinadas limitaciones físicas y a efectos de enfermedades o medicamentos.

Estos cambios serán menos pronunciados y la erótica sensual asociada menos afectada cuando se ha sido sexualmente activo. La imaginación, la estimulación sensorial y otras ayudas ambientales pueden incrementar la receptividad al placer y al encuentro.

Entre los hombres, un estudio de la BBC realizado en “Sex shops” determinó que son aspectos relacionados con la erección los más consultados, desde cremas de uso tópico a arneses peneanos. Entre las mujeres, aspectos relacionados con lubricación y fricción en relaciones coitales y estimuladores del erotismo como perfumes, lencería, masajeadores y juguetes.

De todas formas, tenemos que tener en cuenta que hay adultos que optan por no participar en actividades sexuales, y eso también es normal.

Enviudar y sus efectos

Los factores psicológicos y sociales que afectan la sexualidad a medida que se envejece son muy importantes. En muchas culturas, el sexo está vinculado a la juventud y es posible que las personas mayores se sientan menos deseables, pudiendo afectar negativamente su autoestima lo que, a su vez, impactaría sobre su desempeño sexual.

 

Por ejemplo, enviudar tiene numerosas implicaciones en lo que respeta a la salud emocional y sexual, ya que las personas que han estado en una relación durante la mayor parte de sus vidas pueden no saber cómo gestionar sus sentimientos sexuales a largo plazo.

De acuerdo con la información obtenida entre el alumnado de la Universidad de los Mayores, radicada en España (UCLM, Albacete 2020), la sexualidad es un componente muy importante para su bienestar (93%), y aunque disminuye la práctica de actividades sexuales genitales, como el coito, mantienen activo el deseo sexual (71%) y disfrutan con el afecto y la erótica (69%).

Lo que fue un amor intenso, apasionado, genitalizado, expectante bajo el efecto de la dopamina, es ahora un amor de compañeros, de estar con quien se ama y disfrutarlo, con gran implicación de los sentidos y las emociones, mediado por neurotransmisores (serotonina y oxitocina) cuyos efectos son más sosegados.

Entregarse al placer

Estos cambios pueden reflejarse en la apertura emocional durante las prácticas sexuales (91%), la desinhibición y entrega al placer durante las relaciones (7 %) y la satisfacción con su estado de humor después de la actividad sexual (9 %).

Al tener en cuenta el género, se encuentran diferencias en su autopercepción, por ejemplo, respecto a la intensidad de la excitación sexual (54% hombres / 45% mujeres) o el equilibrio entre lo que se da y se recibe (63% hombres / 36% mujeres).

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