El resurgimiento de la tuberculosis en Córdoba: aumento de casos y el rol crítico de la pobreza y el hacinamiento

Un informe del Ministerio de Salud revela que, hasta el 31 de agosto de 2024, se han registrado 323 nuevos casos, marcando un aumento del 6,6% en comparación con el 2023

El resurgimiento de la tuberculosis en Córdoba: aumento de casos y el rol crítico de la pobreza y el hacinamiento

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Por Gustavo Aro

 

La tuberculosis (TB), esa enfermedad infecciosa que afecta principalmente a los pulmones de las personas está lejos de ser desterrada, como se creyó en algún momento. No sólo que no desapareció, a pesar de las promocionadas campañas de vacunación, sino que cada vez avanza más en esa autopista de contagio en la que la TB transita de la mano con la crisis, el hambre, la pobreza y el hacinamiento.

La relación entre pobreza, hacinamiento y tuberculosis es una preocupación significativa en salud pública. La desnutrición debida a la pobreza debilita el sistema inmunológico, lo que hace que las personas sean más susceptibles a contraer tuberculosis y a experimentar formas más graves de la enfermedad. A su vez, el hacinamiento, que se refiere a la situación en la que varias personas viven en espacios reducidos y con poco espacio para moverse, aumenta el riesgo de transmisión de la TB.

Córdoba no escapa a ese crecimiento de los casos de TB, según un informe sobre la situación epidemiológica en Argentina y Córdoba, actualizado al 31 de agosto, elaborado por el Ministerio de Salud de la Provincia.

Hasta el 31 de agosto de este año, dice el informe, se notificaron 323 casos de TB en la provincia de Córdoba, de los cuales el 96,6% corresponde a casos nuevos y el 3,4% restante a casos tratados con anterioridad y respecto al mismo período del año 2023. Este crecimiento equivale a un 6,6 por ciento en el número de casos totales.

En cuanto a ubicación geográfica, el 54,2% de los casos registran residencia en la ciudad Capital y los departamentos del interior que mayor cantidad de casos informaron fueron: Punilla, San Justo y Marcos Juárez.

Según la Dirección de Epidemiología de la Municipalidad de Córdoba luego del impacto de la pandemia, la tendencia de notificación de casos fue en aumento respecto del 2021, lo que indica una situación de alarma con relación a la carga de tuberculosis en la ciudad de Córdoba.

Desde la secretaría de Salud señalan que la tuberculosis es una enfermedad con mayor presencia en contextos de desigualdad y hacinamiento, aunque no escapa a los estratos sociales y económicos altos.

María Eugenia Vittori, médica infectóloga y Directora de Jurisdicción de Epidemiología dependiente del Ministerio de Salud, expone que “en la provincia de Córdoba, entre los años 2016 y 2023, los nuevos casos de TB fluctuaron entre 340 y 467. Disminuyó la notificación de casos en el año 2020, que es el primer año de la pandemia y luego hubo aumento de casos. El mayor incremento se da en estos últimos tres años”.

Respecto al incremento y los sectores sociales donde mayormente se presenta la TB, Hoy Día Córdoba consultó a Hugo Pizzi, médico infectólogo.

“Hace varios años que venimos notando un incremento de la tuberculosis y son variados los factores que influyen en este aumento tan llamativo. En primer lugar, el país se ha empobrecido y la tuberculosis y la pobreza siempre han ido de la mano. Además, la pobreza tiene otras implicancias, como la convivencia en grupos muy abigarrados y donde generalmente en una misma habitación conviven tres, cuatro o más personas. El hacinamiento se transforma en un terreno fértil para el contagio. No hay ninguna duda que la pobreza trae desnutrición y la desnutrición deja al organismo con más fragilidad y el vacilo de Koch, que así se llama el agente etiológico, entra con mayor facilidad y encuentra un terreno propicio, un terreno fértil”, explica Pizzi, Prof. Director del Centro de Enfermedades Tropicales de la UNC.

“El hacinamiento ha demostrado, desde hace mucho tiempo, que facilita el paso de un enfermo a una persona sana. Al principio, la persona, que ya normalmente no está bien alimentada, va perdiendo peso, tose mucho y le aparecen algunos hilos de sangre es cuando ya se contagió y es tarde. También se observa que el tratamiento es gratuito y esto tiene ventajas y desventajas. El tratamiento gratuito muchas veces choca con el hecho de que la gente no tiene una adhesión verdadera al mismo. O sea, saben que tienen que hacerlo, que dura un tiempo prolongado, y al no adherir o al no cumplir, evidentemente, también es una forma de fracaso. Yo creo que hay que buscar al paciente, hacer el diagnóstico, darle el tratamiento, y controlarlo periódicamente para ver si está tomando los medicamentos adecuados. Si la tuberculosis no se para en el proceso pulmonar, puede persistir y puede llegar inclusive a hacer hasta cuadros a nivel cerebral o a nivel óseo”, dice Pizzi.

Otros factores sociales

Reinaldo Mallea, médico y profesor Superior en Ciencias, le explica a HDC: “Diversos estudios analíticos de casos y controles han investigado la influencia de factores sociales en la incidencia de la tuberculosis pulmonar. Entre los factores identificados que contribuyen al riesgo de desarrollar esta enfermedad se encuentran las malas condiciones estructurales de la vivienda, deficiente higiene personal y del ambiente y hacinamiento”.

Con una mirada que implica considerar factores que van más allá del diagnóstico y tratamiento de una enfermedad desde una perspectiva médica tradicional, Mallea incorpora al debate la des-regularidad social, que juega un papel crucial en la susceptibilidad a la tuberculosis.

“La des-regularidad social se manifiesta en una serie de condiciones y factores emocionales y económicos, tales como alteraciones emocionales (estrés), insomnio, desempleo e inestabilidad laboral, y remuneraciones bajas, entre otras. En resumen, tanto los factores estructurales como los factores asociados a la des-regularidad social interactúan para influir en la incidencia de la tuberculosis pulmonar”, concluye Mallea.

La tuberculosis, entonces, a pesar de los avances en la medicina y las campañas de vacunación, sigue siendo una preocupación significativa en la salud pública, especialmente en contextos de pobreza y hacinamiento. Esta enfermedad infecciosa, que afecta principalmente a los pulmones, no solo persiste, sino que avanza en paralelo con las crisis sociales y económicas.

La relación entre pobreza, hacinamiento y tuberculosis es clara: la desnutrición y las malas condiciones de vida debilitan el sistema inmunológico, facilitando el contagio de TB. El hacinamiento, en particular, aumenta el riesgo de transmisión al permitir que la bacteria se propague fácilmente en espacios reducidos y mal ventilados.

En conclusión, la tuberculosis continúa siendo un desafío persistente que requiere una respuesta multifacética. Para controlar su propagación, es esencial no solo mejorar el diagnóstico y tratamiento, sino también abordar las condiciones sociales y económicas que facilitan su transmisión.

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