Necesitamos más influencers de la salud

Por Eduardo M. Aguirre

Necesitamos más influencers de la salud

Médicos influencers, imagen generada con Copilot.

Días atrás la Federación Argentina de Cardiología realizó en Córdoba su 8° Encuentro de Líderes del cual participaron alrededor de 100 profesionales para profundizar en temas clave como la gestión estratégica en salud, redes sociales y gestión de marca en el sector, educación y liderazgo, impacto en la comunidad, inteligencia artificial, gestión en medicina privada y casos de éxito en empresas.

Desde la FAC me convocaron para dictar una charla-taller sobre el uso de redes sociales, cómo crear una marca personal poderosa y atraer seguidores con contenido efectivo.

Durante la exposición abordamos tópicos habituales en este tipo de charlas:

Para quienes trabajamos en comunicación son temas que nos resultan familiares y con los que convivimos en nuestra tarea cotidiana. En cambio, para quienes se desempeñan en otros campos, como en este caso el de la salud, resultan parte de un mundo inexplorado al que en la mayoría de los casos sólo se acercan como usuarios-consumidores de redes. Son minoría quienes se identifican como productores de contenido en cualquiera de las numerosas plataformas que tenemos disponibles.

En el ida y vuelta con los médicos y médicas presentes surgieron consultas realmente interesantes y una en particular: cómo competir en las redes sociales con los cientos de cuentas que publican contenido que promete soluciones milagrosas o simplemente falsas para problemas de salud frecuentes.

Es una preocupación válida para un profesional de la salud que duda sobre dedicar tiempo a la producción contenido, ya sea en texto o audiovisual, para compartir en redes sociales sabiendo que seguramente tendrá muchos más me gusta y compartidos quien con cierta gracia ofrece una receta mágica para cuidar el corazón o combatir dolores crónicos.

Conversamos entonces sobre la necesidad de que exista cada vez mayor cantidad de contenido de base científica circulando en redes, justamente para generar un contrapeso a esa enorme cantidad de material fake que se viraliza.

Destacamos que un contenido útil, construido con la narrativa adecuada para la plataforma en la cual será compartido, siempre tiene posibilidades de lograr la tan mentada viralidad, por el propio peso específico del valor que aporta a la comunidad.

En este punto apareció otra preocupación de parte de los doctores, entre los cuales había de todas las edades imaginables: ¿cuántas aplicaciones tengo que aprender a manejar en el celular para poder publicar videos atractivos sobre mi actividad?

Pocos años atrás les habría sugerido un taller específico sobre herramientas móviles para generar contenido efectivo, aplicaciones para grabar videos, otras para editar, otras para subtitular, y otras para publicar.

La realidad es que hoy con un manejo adecuado de la aplicación de cámara nativa del celular y el propio editor de video que incorporó Instagram (y también TikTok) es suficiente para producir clips atractivos, interesantes y fundamentalmente útiles.

¿Será poco serio para un profesional especialista convertirse en un auténtico influencer de la salud? Una pregunta que podía leer en la mirada de casi todos los asistentes a la charla y es comprensible si tenemos en cuanta la imagen que mediáticamente hablando se construido de quienes reconocemos como influencers, en muchos casos personas que participaron de un reality o que lograron una masa de seguidores a fuerza de entretenimiento liviano.

La verdad es que necesitamos muchos más influencers de la salud, profesionales comprometidos con la ciencia que desarrollen habilidades como divulgadores de temas médicos. Que los aborden con su propio estilo visual y narrativo, con autenticidad, ningún doctor en medicina necesita disfrazarse de algo que no es para atraer atención en las plataformas, mientras más genuino mejor. Necesitamos mucha más información ética, veraz y de base científica circulando en las redes.

El desafío radica por supuesto en construir una comunidad a través de contenido de calidad, que logre engagement, ese compromiso de parte de los usuarios que traduce en me gusta, en comentarios, en compartidos o en guardados. No los quiero engañar, este es el camino largo y no tiene atajos. Demanda tiempo, perseverancia y constancia. ¿Puede ser rentable? Sí, puede serlo a mediano y largo plazo, pero esta no puede ser la primera motivación, sino seguramente les resultará frustrante al comienzo.

Se trata fundamentalmente de, como anunciaba el título de la charla, crear una marca personal poderosa y atraer seguidores con contenido efectivo, útil y cuyo foco prioritario sea el de satisfacer necesidades concretas de la comunidad.

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