Nutrición y longevidad: un conjunto de variables sin recetas mágicas

La búsqueda de una vida más duradera y saludable no se basa en soluciones milagrosas. Para Sandra Sartor, nutricionista y docente de la UNC, “la nutrición tiene un montón de componentes pero hay que saber que cada humano es un sistema biológico diferente”

Nutrición y longevidad: un conjunto de variables sin recetas mágicas

Por Gustavo Aro

 

Nutrición. Longevidad. Recetas. Consejos. Sugerencias. Planes alimenticios. Todo junto o por separado, pero una sola cosa es cierta: no existen recetas mágicas.

La nutrición y la longevidad son objeto de estudios científicos continuos con el objetivo de lograr que la vejez sea saludable y activa. Esto permite una mejor calidad de vida y mayor autonomía en las etapas avanzadas. La calidad y composición de la dieta influyen en la duración y calidad de vida de una persona, ya que una nutrición adecuada puede prevenir enfermedades crónicas, mantener la función física y cognitiva, y promover una vida más larga y saludable.

Algunos puntos clave sobre la nutrición y la longevidad incluyen una dieta balanceada, alimentos ricos en nutrientes, restricción calórica, antioxidantes e hidratación. Pero no todo es bueno para todos porque cada ser humano es un sistema diferente a otro.

Así lo explica Sandra Sartor, docente de la escuela de nutrición de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y directora de Sensus, un centro de salud orientado a la Psiconutrición: “La nutrición tiene un montón de componentes pero hay que saber que cada humano es un sistema biológico diferente. Decir que algo puede ser muy efectivo para todos es difícil. Cuando intentamos ver cómo vivir mejor tenemos que entender que la expectativa de vida cambió y que en 25 años va a haber mucha más gente en la franja de 60 a 80 años. La salud en la vejez tiene que ver con el modo de comer, de movernos y de gestionar las emociones”.

En el ámbito de la longevidad, no hay un secreto único o infalible que garantice una vida larga y saludable. La longevidad es el resultado de una combinación compleja de factores genéticos, estilo de vida, y ambiente, factores clave que contribuyen a una vida prolongada.

“La vejez es como una cuenta bancaria, uno retira al final lo que fue depositando en la vida. ¿Las variables? A veces se habla de genética. La genética predispone, no determina. La epigenética en cambio, que es la combinación de genética y ambiente, es la que va a determinar. El ambiente hoy tiene tanta o más trascendencia que la genética. Pero si hablamos de variables con mucho impacto en la longevidad, hablamos de seis puntos: movimiento, alimentación, consumo de drogas o de tóxicos, gestión del estrés, los vínculos con otras personas y el patrón de sueño”, explica Sartor, con una mirada integral sobre la problemática.

Ambiente hostil

Cuando se habla de ambiente en nutrición se hace referencia a los vínculos que podemos tener con la naturaleza y en qué nivel de hostilidad vivimos en lo laboral y en lo familiar. Por ejemplo, el ambiente actual de la comida es un ambiente bastante adverso, hostil. Hablamos de una híper disponibilidad de comida, de una comida que está ubicua, que está en todoS lados y los humanos no estamos diseñados para esto.

La híper disponibilidad alimenticia es la abundancia y el fácil acceso a una gran variedad de alimentos a menudo procesados y ricos en calorías. Esta omnipresencia de opciones alimentarias altamente palatables y de bajo costo, ha llevado a un aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados y a un desequilibrio en la dieta de las personas.

Sartor dice al respecto: “Ahí se rompió todo, con la híper disponibilidad. Porque más allá de que hemos alargado mucho nuestra expectativa de vida, hay muchas enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y muchos tipos de cáncer que vienen de la mano de la híper disponibilidad. Todo está muy vinculado a la sobreoferta alimentaria, a la muy baja actividad física que tenemos y al estrés en el que vivimos”.

“Se pueden enumerar muchos puntos para tener en cuenta con la alimentación y para poder tener una vejez saludable, para poder vivir más años, pero siempre hay que saber que va a haber un porcentaje de la población que va estar sana y que puede hacer un montón de cosas y una parte de la población que va a tener patologías, que pueden estar vinculadas a la alimentación, donde estas recomendaciones van a tener que ajustarse. No es lo mismo lo que le podemos decir a todos, sobre todo a las personas mayores, porque hay muchas enfermedades”, explica Sartor, también docente de la sede Río Cuarto de la Universidad de Mendoza.

Las nuevas tendencias

La alimentación, la vida saludable y la longevidad son una trieja complicada difícil de combinar. Para Sartor, “son fenómenos complejos y a los humanos los fenómenos complejos nos quedan sumamente incómodos”.

“El Estado está buscando una solución que sea simple, como ponerle un sello negro a los alimentos para que la gente entienda que ese alimento puede ser perjudicial. No alcanza. Como tampoco alcanza ponerle una advertencia a las etiquetas de cigarrillos.  Los humanos buscamos verdades sencillas que consoliden nuestras creencias porque mantenernos en la complejidad es muy difícil. Entonces qué decimos los humanos ´ayuno 14 horas y si ayuno todos los días 14 horas voy a vivir muchos años y voy a estar maravilloso´. El reposo gástrico, que está de muy moda, tiene mucha ciencia y mucho sentido común. El tema es creernos que sólo con eso podemos resolver esta complejidad. Sí, estaría bueno que la gente pueda cenar más temprano y así poder tener reposo gástrico nocturno, natural. Eso solo no va a resolver el lío que significa tener una buena alimentación”, agrega Sartor.

“Vivir mucho significa tener una alimentación basada en plantas, es decir, las frutas y las verduras. Cuidar la proteína que estamos consumiendo, saber que las legumbres tienen proteínas de buena calidad. Evitar o reducir al máximo las bebidas que tienen calorías, que tienen azúcar. Buscar los alimentos que tienen grasas buenas, como los pescados de mar, las semillas, los frutos secos. Comer en casa, comer con otros, eso tiene también mucho impacto. Tomar agua. Cuándo pasó esto de que a los humanos nos dejó de gustar el agua”, dice la profesional a modo de cierre, aunque insiste en que cada persona es un sistema diferente.

En resumen, la búsqueda de una vida más larga y saludable no se basa en soluciones milagrosas ni en recetas mágicas.

Se trata de un enfoque integral que abarca una nutrición adecuada, ejercicio regular, manejo del estrés y la construcción de relaciones sólidas. Cada persona es un sistema único, y lo que funciona para uno puede no ser efectivo para otro. La clave está en adoptar hábitos saludables y sostenibles que se adapten a las necesidades individuales, comprendiendo que la longevidad es el resultado de una combinación compleja de factores. Con un enfoque consciente y personalizado, podemos mejorar nuestra calidad de vida y maximizar nuestras posibilidades de una vejez saludable y plena.

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