Especialistas en nutrición opinaron sobre la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de no utilizar «edulcorantes no azucarados» para controlar el peso corporal o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles (ENT) quienes destacaron que es una «ansiada declaración», pero que en general hay que formar hábitos alimenticios y «acostumbrarnos a consumir alimentos con la menor cantidad de azúcares».
«Siempre sostuvimos la postura de que los edulcorantes no se deben consumir y celebramos que la OMS haya establecido esta postura a través de estas guías, porque hasta el momento no lo había hecho», señaló en diálogo con Télam Victoria Tiscornia, licenciada en nutrición e investigadora de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina.
La especialista aseguró que las directrices difundidas ayer por el organismo internacional «confirman que los edulcorantes no nutritivos como reemplazo de azúcares, no son la solución para resolver la obesidad y el sobrepeso ni para la prevención de todas las enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer, hipertensión o diabetes, y lo más importante es que alcanza a toda la población de adultos, niños, niñas, adolescentes, embarazadas y mujeres lactantes. Todos».
Lo más importante es que esta declaración brinda «evidencia acerca del uso de edulcorante para que pueda ser utilizada en el diseño de políticas públicas como la del Etiquetado Frontal (Ley N° 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable).
Tiscornia explicó que «los edulcorantes no azucarados no tienen ningún beneficio en reducir la grasa corporal» de las personas, que es la principal excusa para usarlo, «pero no sólo no sirve para reducir la obesidad, sino que además aumenta el riesgo de padecer enfermedades, por eso se desaconsejan para toda la población».
«La mayoría de los alimentos que contienen edulcorante son, en su mayoría, productos ultra procesados y, cuando uno consume estos productos está desplazando el consumo de alimentos naturales o mínimamente procesados que son los saludables», precisó la especialista, y remarcó que esto provoca un «impacto negativo en la salud de la población».
En este sentido, detalló que «todos los alimentos que tienen edulcorantes tienen un sabor muy dulce, más alto que el azúcar y esto va a condicionar nuestras preferencias alimentarias por productos ultra procesados que son los únicos que llegan a ese nivel de dulzor, porque justamente tienen edulcorantes agregados».
«Esto dificulta la ingesta y la preferencia por alimentos naturales como fruta, frutos secos, verduras, agua y también generan un efecto sumamente adictivo -a este nivel de dulzor- que provoca que se deba una gradualidad en su alimentación para dejarlos», explicó.
En este sentido, la especialista destacó la importancia de «evitar los edulcorantes en niños y niñas» dado que es un sector «que está formando sus hábitos alimentarios y ya los estamos condicionando de chiquitos a preferir este tipo de productos» y enfatizó en la necesidad de políticas «alimentarias que mejoren el entorno alimentario».
Por su parte, Silvina Tasat, nutricionista y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) señaló a Télam que la OMS realizó meta análisis y estudios observacionales siendo «un parámetro no muy válido para semejante declaración», aunque «tenemos que acostumbrarnos a consumir alimentos con la menor cantidad de azúcares y menor tenor de dulzor posible».
De hecho, Tasat mencionó que la OMS hace años indica que hay que bajar el consumo de azúcar diario al 10% del valor calórico total de un día, con preferencia un 5%.
«Estamos todos de acuerdo con eso y estamos hablando de población general y no enferma; el tema es que cuando uno agrega azúcar o toma bebidas azucaradas es muy fácil pasarse de ese valor, y hay muchísimos estudios que demuestran seguridad en los edulcorantes, por eso existe lo que se llama la ingesta diaria admisible que está estipulada y reglamentada por distintos organizaciones internacionales como la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea», esbozó.
«Creo que estos son comunicados que tienen que venir de la mano de una educación alimenticia, porque quizás la gente vuelva al azúcar y entonces vamos a incrementar más el hecho de la obesidad y las enfermedades no transmisibles», concluyó.