El voluntariado es una actividad que une a personas que buscan dejar huella en la sociedad. Al inscribirse en uno, dedicamos nuestro tiempo y energía en ayudar a otros.
Pero, el voluntariado no solo se trata de dar, sino también de recibir. Formar parte de esta ayuda nos beneficia de muchas maneras.
Por ello, al cumplir 17 años de compromiso con el otro, Huellas te da 17 razones para hacer voluntariado y cambiar tu vida.
Nos ayuda a establecer lazos
Muchos voluntariados, como el de Huellas, se realizan en grupos, lo que te brinda la oportunidad de hacer amigos y establecer buenas relaciones sociales ayudando a los demás. Es una experiencia enriquecedora que te lleva a conectar con personas que comparten tus valores y compromiso con la comunidad. Estudios como el de Musick y Wilson en 2003 observaron, por ejemplo, que favorece la integración social la participación en este tipo de actividades.
Desarrolla una mayor sensibilidad
Trabajar en beneficio de otros nos ayuda a abrir la mente ante situaciones distintas y a crear conciencia sobre la necesidad de ayudar a los demás. Hacer algo por el otro nos sensibiliza frente a problemáticas sociales que, antes, eran desconocidas para nosotros. Al ampliar nuestro conocimiento, crece nuestra capacidad de contribuir positivamente en la sociedad y lograr una diferencia en el mundo.
Nos da un propósito
Estudios como el realizado por Peterson, Park y Seligman en 2005, muestran que una vida dotada de sentido es más satisfactoria que una vida centrada en el placer. Donar nuestro tiempo a la comunidad nos da la oportunidad de ayudar a los demás y nos motiva al ver cómo nuestras acciones impactan positivamente. Ver el gran impacto que logramos con esfuerzo y dedicación, nos motiva a seguir aportando.
Nos ayuda a ser agradecidos
Pasar mucho tiempo inmersos en nuestros pensamientos, nos distrae de lo que verdaderamente importa: pensar en los demás y ser agradecidos por todo lo que tenemos. Apoyar causas solidarias nos permite darnos cuenta de otras realidades y reconocer lo bueno en nuestras vidas. Compartir momentos con nuestros seres queridos haciendo lo que valoramos realmente es significativo para nuestra vida.
Reduce la ansiedad social
Involucrarnos en proyectos sociales nos lleva a relacionarnos con otros ayudándonos a aumentar las habilidades sociales. Al centrar nuestra atención en el otro, aprendemos a comprender mejor a los demás y fortalecemos nuestras relaciones sociales. La historia del fundador de Huellas, Ezequiel, es un claro ejemplo de ello. Él cuenta como realizando voluntariado en los hospitales, y luego con ancianos y niños, pudo ir venciendo la timidez que se había despertado en su adolescencia.
Eleva la autoestima
Numerosos psicólogos, como Brown, Nesse, Vinokur y Smith, afirman que realizar labores solidarias puede cambiar la forma en que pensamos sobre nosotros mismos al redirigir nuestra atención hacia los demás. Esto nos da una visión más positiva sobre la vida que contribuye a nuestra felicidad y bienestar. Ver al otro valorar lo que hacemos nos da fuerzas para creer en nuestras propias capacidades.
Reduce el agotamiento
Al participar en programas solidarios, invertimos nuestra energía en actividades positivas como cantar, pintar o jugar bingo. Esto nos ayuda a combatir el estrés y el agotamiento de la vida diaria. Nos ayuda a salir de la rutina y nos trae buenas vibras al espíritu. Estudios, como el de Luoh y Herzog de 2002, sugieren que la salud mental y el bienestar mediar en la relación entre el voluntariado y la salud física.
Potencia el pensamiento positivo
Promover el bienestar comunitario mejora nuestra actividad cerebral y nos ayuda a cultivar una “mente positiva”. Ejercitar nuestra bondad tiene un impacto significativo tanto en el cerebro como en otras partes de nuestro organismo. Según estudios, como el realizado por Midlarsky en 1991, este compromiso mejora nuestro estado emocional, incrementando los estados de ánimo positivos.
Ayuda a combatir la depresión
Apoyar causas de manera altruista puede ayudar a mejorar nuestra salud mental al brindarnos un propósito significativo. Nos ayuda a enfocarnos en las necesidades de otros, dejando de lado el desánimo y el egoísmo. Así, encontramos satisfacción dejando una diferencia positiva en nuestra comunidad. Julieta, una voluntaria de Huellas que hizo conocida su historia, nos enseña cómo desde que se unió al voluntariado ve todo de manera distinta. Nos cuenta cómo el amor incondicional que recibió de niños y abuelos le hicieron sentir que hacía algo útil, que sus acciones tenían un gran valor para ellos. Para ella, el voluntariado es un método de sanación distinto que le permite ver que sus problemas tienen solución.
Ayuda a tu crecimiento profesional
Colaborar en proyectos de ayuda social nos da la oportunidad de obtener experiencia relevante en nuestra área de interés y conocer gente relacionada a nuestro campo de estudio. Además, fortalece habilidades clave como el trabajo en equipo, la comunicación, la organización y la resolución de problemas. Todas esenciales para cualquier trabajo. Según la encuesta “Volunteer Impact” de 2015, realizada a un millar de trabajadores, más del 80% considera que estas actividades voluntarias ayudan a desarrollar la capacidad de toma de decisiones, las aptitudes negociadoras, la preparación del individuo a la hora de hacer frente a «problemas», y reforzar la «capacidad de liderazgo» en el lugar de trabajo.
Aprendemos del otro
Como voluntarios, aprendemos de las conductas y estilos de vida de aquellos que ayudamos. Especialmente con los niños, descubrimos valores que prevalecen en la infancia: vivir sin prejuicios, esforzarse, mostrar afecto, disfrutar sin tener miedo al fracaso, vivir en el presente, perdonar fácilmente y hacer amigos con facilidad. Y, de los adultos mayores, aprendemos de su experiencia y sus palabras cálidas. Gracias a sus recuerdos, nos cuentan historias que nos dan conocimiento y fortalecen nuestra empatía. Cada generación puede aportar a la otra.
Fortalece valores como la tolerancia y el respeto
Prestar ayuda desinteresada nos brinda la oportunidad de abrir la mente, comprender otras realidades y aprender de ellas. Las actividades de ayuda hacia el otro se desarrollan de manera inclusiva, sin prejuicios e integrando a todos por igual. Lo que nos une son las ganas de ayudar al otro.
Aporta diversión a tu vida
Integrarse en iniciativas de ayuda mutua representa una gran oportunidad para explorar diversos intereses y pasiones personales de manera divertida. Salir de la rutina haciendo actividades que nos gustan y ayudando a otros, trae alegría a nuestra vida. Un voluntario de Huellas en Mendoza describe su experiencia en el voluntariado como un círculo donde todos ganan. Los voluntarios se nutren de la energía de abuelos y niños y disfrutan plenamente de todos los juegos y actividades que realizan.
Desarrollamos empatía
Brotons-Rodes y sus colegas mencionan que los estudiantes universitarios que hacen voluntariado perciben una mejora en su empatía. Ofrecer nuestro tiempo para el bienestar ajeno nos permite ponernos en el lugar del otro. Nos brinda la oportunidad de conocer realidades diferentes a las nuestras y comprender los pensamientos y sentimientos de los demás.
Favorece el contacto físico saludable
Tiffany Field, una investigadora del Instituto para la Investigación del Tacto (TRI) en la Universidad de Miami, señala que el contacto físico nos ayuda a relajarnos reduciendo los niveles de hormonas del estrés, como el cortisol. Al interactuar con otros en proyectos sociales, expresamos nuestro afecto con caricias y abrazos. Estos tipos de contacto físico son necesarios para nuestro bienestar emocional, pues refuerzan los lazos afectivos y nos hacen sentir reconfortado.
Prolonga la vida
La satisfacción derivada de asistir a actividades de impacto positivo ayuda a reducir la mortalidad entre las personas. Al ayudar a combatir el estrés, protege nuestra salud tanto física como mental reduciendo la probabilidad de enfermedades. Un estudio publicado en ‘BMC Public Health’ observó una reducción del 20% en la mortalidad entre personas que participan como voluntarias en comparación con aquellas que no lo hacen al analizar diversos estudios previos.
Fomenta la producción de oxitocina
La oxitocina es llamada la hormona del amor y la confianza en el otro. Gómez y otros investigadores señalan que esta nos pone en escenarios amables y de confianza con el otro llegando a considerarlo un amigo. Las actividades y relaciones que formamos al ayudar a otros son gratificantes. Hacemos amigos y reímos juntos. La risa fomenta la producción de oxitocina, la cual tiene beneficios tanto para la salud mental como para la salud física.
Datos sobre Huellas
La ONG Huellas invita a los voluntarios a compartir con niños y ancianos en hogares y barrios marginales. Cada sábado se asignan grupos para ayudar, dependiendo de las necesidades de cada institución. Estas actividades tienen una duración de dos horas.
Para participar, uno solo debe inscribirse en la web de Huellas.
El pasado 23 de junio, Huellas celebró su 17° aniversario de compromiso con ancianos y niños en situación de vulnerabilidad: «En estos años, logramos compartir alegría con muchos voluntarios. Los invitamos a unirse a nuestra celebración con estos 17 beneficios que trae formar parte de un voluntariado».