Al menos 150.000 chicos en el país tienen a uno de sus padres preso. Este número representa aproximadamente el 1,12% del total de niños y adolescentes de la Argentina, según destaca el estudio Infancias y Encarcelamiento, realizado por el Barómetro de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) junto con la oficina regional para América latina y el Caribe de Church World Service (CWSLAC).
El informe resalta que los hijos de padres presos podrían ser muchos más, ya que la cifra de personas privadas de la libertad en la Argentina llegaría a casi 100.000, sumando las cárceles federales y provinciales y las comisarías. En este sentido, las estadísticas oficiales demuestran que la cantidad de presos subió un 30% desde 2015.
En tanto, la investigación plantea que si bien hay cada vez más personas encarceladas, la problemática de los niños sigue invisibilizada. “Estos chicos se vuelven más pobres. Tienen mayores dificultades para alimentarse, estudiar, vivir en hogares dignos y sociabilizar. Experimentan altos niveles de angustia y conflicto emocional por la estigmatización que suelen enfrentar”, señalaron desde la UCA.
Según el reporte, ocho de cada 10 de estos hijos tienen menos de 12 años. Y la mayoría vive en centros urbanos: cuatro de cada 10 residen en el Gran Buenos Aires (GBA). Solo el 7% es de un barrio de nivel medio o alto, un gran porcentaje vive en villas o asentamientos precarizados. Asimismo, un casi inexistente 0,6% es hijo de un profesional, el grueso son hijos de padres y madres que consiguen trabajos en sectores informales.