La nueva planta de tratamiento de líquidos cloacales de Bajo Grande ya se encuentra en la etapa de ajustes finales para poder ser puesta en funcionamiento durante el mes de marzo próximo. Con un monto de inversión que supera los 210 millones de dólares, financiados con fondos nacionales y provinciales, la obra beneficiará aproximadamente a 1,6 millones de ciudadanos cordobeses. Además, la nueva planta que tiene una extensión de 50 hectáreas, está proyectada por la Provincia para los próximos 20 años, y tendrá una capacidad para tratar hasta 10 .000 m3 por hora de líquidos cloacales.
En la víspera, el ministro de Servicios Públicos de la Provincia, Fabián López, presenció la prueba de funcionamiento del módulo 1 del sistema junto al gobernador Juan Schiaretti y el intendente capitalino Martín Llaryora. Dicho módulo consta de dos canales completos de desarenado, desengrasado y desbastado, que constituyen el pretratamiento físico de los líquidos, provenientes de los colectores principales. Esto permite su acondicionamiento, para que las bombas puedan elevarlos sin los áridos ni las grasas, elementos nocivos para el funcionamiento de las bombas.
López describió la parte del proceso que ayer se supervisó: “El líquido ingresa por la parte vieja de la planta y llega donde se va a producir el primer tratamiento físico, donde se elimina la grasa, arena y la materia flotante. Posteriormente, mediante unas bombas, se eleva ese líquido para que pueda recorrer el resto de la planta nueva o, en virtud con el convenio con el municipio, ser derivado con una interconexión a la planta vieja”.
Cuando se ponga en marcha la nueva planta, parará la vieja Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) para una reparación completa, en seco. Además, López dijo que también se pondrá en marcha un generador que permite funcionar de manera autónoma, en caso de problemas de conexión con la tensión del lugar. Esto evitará que ante un desperfecto eléctrico se deba hacer un baipás y descargar líquidos sin tratar al río.
Con la nueva planta, terminarían décadas de contaminación del río Suquía garantizando, según López, el tratamiento del 100% de los líquidos residuales. Además, podrían hacerse mayores conexiones a redes domiciliarias para lograr cubrir el 50% de la ciudad que no está conectada a cloacas.