La socióloga e historiadora feminista, Dora Barrancos, reflexionó acerca de las carreras y áreas del conocimiento que siguen siendo casi exclusivas de varones y en esto, consideró, influye un sesgo que se da desde la infancia. Esta mirada limitada se perpetúa en las familias y luego en todo el trayecto educativo.
“Creo que todavía hay mucho por hacer”, aseguró la experta, distinguida por la Universidad Nacional de Córdoba como doctora Honoris Causa, en el año 2018. Barrancos inauguró el 31 de julio pasado una nueva cohorte del doctorado en Estudios de Género del Centro de Estudios Avanzados (CEA) y planteó los próximos desafíos para un movimiento que “no debe nombrarse en singular”.
Al ser consultada acerca de los motivos por los que los feminismos deben plantearse en plural, la socióloga explicó que “el movimiento siempre siguió múltiples senderos. Nació a mediados del siglo XIX y se lo llamó así a finales de ese siglo, por un nombre que le dio la militante francesa Hubertine Auclert. Las primeras manifestaciones fueron abolicionistas, porque el objetivo era eliminar la idea de que la mujer era el espejo de la esclavitud. Pero una vez que emergió este cauce, siempre tuvo diversas canteras que se fueron ampliando a medida que se extendía el feminismo”.
Por su parte, en relación a la evolución del papel de las mujeres en la ciencia en estos 40 años de democracia, destacó en una entrevista con el portal UNCiencia de la UNC, que “Argentina presenta en este momento una notable participación de mujeres en la ciencia. El Conicet sigue teniendo más mujeres que varones. A contramano de lo que se piensa, el área con más presencia femenina no son las ciencias sociales y humanas sino la biología. Hay una elemental consideración de algunos varones que explican este fenómeno alegando que las mujeres eligen esta carrera porque están más cerca de la vida. Esto es disparatado y ridículo. Creo que las chicas están teniendo un imaginario vocacional frente a los desafíos de una ciencia efervescente, sobre todo en biología molecular”.
Luego, sobre las razones por las que hay carreras con mayor presencia masculina, afirmó: “Desde la infancia se dan sesgos en la elección. Existe un imperativo categórico patriarcal que impregna el imaginario de cada familia, hasta que se producen sacudones. Hay tareas de niñas y tareas de niños. Deportes para varones y deportes para mujeres. Lo más grave es que ese imperativo continúa en la socialización secundaria, en todo el sistema educativo que sigue pensando patriarcalmente. Es imperdonable que el Estado siga repitiendo lo mismo”.
Finalmente, en torno al contexto actual, Barrancos consideró que “estamos en una encrucijada. Hay una revivificación de dispositivos mentales, actitudes y sensibilidades reaccionarias de ultraderecha. Lamentablemente, se han constituido en partidos políticos con una enorme capacidad para actuar y definir políticas públicas, como en Italia, donde se promueven leyes punitivas exacerbadas. Como historiadora sé que no es el único ni primer momento intenso que desplaza el sentido de integridad. Se suelen dar momentos en los que el miedo existencial, que sobreviene de pensar en un mundo tan inseguro, puede encauzarse en la búsqueda de un chivo expiatorio. En culpar a las feministas y a las disidencias por todo lo que está pasando. Hay una suerte de pánico moral que pone el acento en que hay quienes son responsables de esto. Algo que alivia muchísimo, por supuesto, porque entonces el resto no tiene la culpa de nada”.
Perfil
Dora Barrancos es licenciada en Sociología por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1968) con Diploma de Honor, magister en Educación por la Facultad de Educación de la Universidad Federal de Minas Gerais-Bello Horizonte- Brasil y doctora en Historia por el Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP)-Brasil.
Investigadora Principal del Conicet. Desde 2013 dirige en la Universidad Nacional de Quilmes la cátedra abierta de Género y Sexualidades.
Entre 1997 y 2000 fue diputada en la nueva Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.