Cine cordobés: cómo creció la producción y qué necesita para consolidarse

Un estudio de la UNC reveló el crecimiento sostenido del cine cordobés en la última década, marcado por una producción diversa, talento local y desafíos vinculados al financiamiento, la visibilidad y el acceso a plataformas de exhibición.

Cine cordobés: cómo creció la producción y qué necesita para consolidarse

Entre 2011 y 2020 se estrenaron 73 películas cordobesas, según un estudio de la Facultad de Artes de la UNC.

El estreno de De Caravana, en 2010, marcó el inicio de un período muy prolífico para el cine cordobés. Tanto, que se estrenaron 73 películas en los siguientes 10 años, de 2011 a 2020, según un estudio de la Facultad de Arte de la UNC.

A 15 años de aquel icónico estreno, ¿cómo puede sostenerse esta industria?, ¿existe un “cine cordobés”?

El relevamiento fue liderado por Pedro Sorrentino, docente investigador del Departamento de Cine en la Facultad de Artes. Indagó en algunas de las características de la producción local y los mecanismos de financiamiento.

El informe, difundido por UNCiencia, forma parte del proyecto “Producción audiovisual local, consumo y recepción: análisis de casos en Córdoba (2004-2020)”, que tiene un subsidio de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC.

Los criterios para definir a una producción como “película cordobesa” fueron: que tuviera una duración mayor a 60 minutos y fuera protagonizada por personas con entidad física real; además, que fueran filmadas exclusivamente o un alto porcentaje de escenas en locaciones de la provincia o fueran filmadas por productoras radicadas en Córdoba, dirigidas por directores cordobeses y realizadas con equipos técnicos y actores mayoritariamente locales.

El promedio de duración de estas producciones es de 80 minutos. En cuanto a los géneros, el 61,6% son dramas y el 11%, románticas. Particularmente, se destacan las temáticas adolescentes (11 películas). El interior de la provincia es el lugar más elegido para grabar, con el 59%. En muchas de ellas se destaca el paisaje de las serranías cordobesas. (El listado de todas las películas)

¿Existe un cine cordobés?

Estos rasgos más técnicos son apenas unas pinceladas de este “cine cordobés”. “No nos focalizamos en temas de estilo, sino más bien en cuestiones de producción. Pero observamos más historias personales, juveniles, familiares y de contexto local, no tanto vinculadas al humor cordobés o al cuarteto, con la excepción de De caravana”, explica Sorrentino.

Y agrega: “Diría que hay un estilo narrativo clásico, con relatos lineales, en algunos casos con flashbacks o relatos paralelos, y una puesta en escena tradicional. Más que un estilo único, lo que se consolida es una profesionalización técnica en función de historias muy diversas”.

Por su parte, María Alejandra Lipoma, realizadora y egresada del Departamento de Cine de la UNC, no cree que exista un único estilo de cine cordobés. “Lo define su diversidad. Hay una variedad de voces, lenguajes y estéticas que conviven, aunque con algo en común: una mirada propia, anclada en el territorio y con una fuerte identidad. Es un cine que se atreve a experimentar, que trabaja lo popular con profundidad, y que muchas veces apuesta por narrativas más sensibles, sociales o poéticas”, describe.

Sobre por qué ocurrió este boom en los últimos años, Sorrentino destaca varios factores: una cultura cinéfila con cineclubes desde los años sesenta, el abaratamiento y acceso a tecnología, la aparición de fuentes locales de financiación, y la escuela de cine de la UNC.

Lipoma, magister en Guión Cinematográfico de la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya, cree que el crecimiento del cine cordobés tiene que ver con un impulso genuino por querer hacer. “Hay una energía muy fuerte en la comunidad audiovisual, con mucho talento emergente, con ideas, con ganas de contar historias y de crear, incluso sin demasiados recursos”, asegura la realizadora, quien fue codirectora de la película El verano más largo del mundo (2024).

El financiamiento estatal y la continuidad

Ambos especialistas destacan la Ley de Cine de Córdoba, sancionada en 2016, como un hito importante. Aunque Sorrentino aclara: “No fue el principal motor, como tampoco el apoyo del Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). Son fundamentales para dar inicio, pero las producciones necesitan y buscan otras formas de financiarse con créditos, apoyos de privados, cooperativas y contribuciones individuales”.

En el trabajo se detectó que 42 de las 73 películas cordobesas no recibieron apoyo del INCAA ni de la provincia. Las demás sí lograron algún apoyo estatal, pero en ningún caso significó la cobertura de todos los gastos de producción.

El relevamiento se detiene en 2020, año de la pandemia de Covid-19 que marcó un parate momentáneo en la producción audiovisual mundial. Tras el retorno de esa crisis global, el cine cordobés ha seguido su camino con éxitos como El Escuerzo (2023) o La Zurda (2025).

¿Qué necesita el cine cordobés para consolidarse?

“El pilar fundamental es el recurso humano formado y en formación, que es enorme y mucho más diversificado que antes”, asegura Sorrentino.

Para Lipoma un factor clave es que las películas se vean. Ahora unos de los espacios para difundir son las plataformas de streaming. Al momento del relevamiento, 20 de las películas cordobesas no estaban incluidas en ninguna plataforma de streaming. Solo una estaba en Netflix (La noche más larga), 24 producciones estaban en la plataforma estatal Cine.AR; y 13, en YouTube.

“Necesitamos que existan espacios de exhibición como los festivales, que suelen ser los lugares donde se da lugar a propuestas fuera del cine comercial; que las escuelas de cine ofrezcan una formación sólida con docentes comprometidos, y que haya políticas públicas que acompañen al sector. Si alguno de esos pilares falta, sostener el crecimiento se vuelve mucho más difícil”, asegura Lipoma.

Sorrentino cree que el INCAA debe seguir existiendo porque garantiza dos cosas que el sector privado no hace: la evaluación de la calidad de los proyectos y un mínimo aporte económico para ponerlos en marcha.

Sin embargo, tiene una visión crítica sobre los últimos años del instituto: “La distribución de los fondos no fue clara ni equitativa, y el sistema era poco federal. Se había transformado en un ente burocrático, con sobrecarga de empleados y, en muchos casos, con criterios poco claros de selección de proyectos”.

Lipoma agrega: “El INCAA es fundamental para una industria audiovisual diversa y federal, que garantice la producción de historias desde todo el país con distintas miradas. No solo cumple un rol económico, sino también cultural porque promueve la formación, la producción y la exhibición del cine argentino”.

“Sin un organismo así, el cine nacional corre el riesgo de quedar limitado a lo comercial y concentrado en pocos centros urbanos, perdiendo su riqueza y diversidad”, asegura.

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