Una notificación en el teléfono puede ser la puerta de entrada a una cadena de noticias inquietantes que, sin que el usuario lo note, afecta su bienestar emocional. Este fenómeno, conocido como doomscrolling, consiste en desplazarse compulsivamente por redes sociales en busca de contenido negativo, y fue objeto de una investigación de la Universidad de Flinders, en Australia, que confirma su impacto adverso sobre la salud mental y física.
El estudio, publicado por Psychology Today, señala que este hábito, lejos de ser una simple distracción, genera ansiedad, fatiga y altera la percepción de la realidad y de la seguridad personal. Los investigadores encuestaron a 800 estudiantes universitarios de Estados Unidos e Irán, comparando ambos contextos culturales para analizar cómo la exposición prolongada a noticias perturbadoras influye en las emociones y pensamientos cotidianos.
Los resultados muestran que el consumo habitual de contenido inquietante incrementa la desconfianza hacia los demás, fomenta una visión pesimista del mundo y puede provocar desesperanza existencial. Además, activa el sistema nervioso simpático, encargado de las respuestas de estrés, lo que se traduce en respiración acelerada, aumento de la presión arterial, tensión muscular y liberación de hormonas como cortisona y adrenalina.
El trabajo también advierte sobre el riesgo de trauma indirecto: la exposición continua a imágenes y relatos de hechos violentos puede desencadenar síntomas similares al trastorno de estrés postraumático, incluso en personas que no han vivido esas experiencias de forma directa.
Los especialistas recomiendan tomar conciencia de los hábitos digitales, limitar el tiempo en redes sociales y reducir el contacto con contenido perturbador. Pausas regulares y momentos de desconexión aparecen como estrategias clave para preservar la salud mental en un entorno digital saturado de información negativa.