Nuevamente, la formación y capacitación de la Policía de Córdoba quedó en tela de juicio a partir del homicidio de Jonathan Romo, el hombre de 35 años que el domingo 10 del corriente mes murió en La Falda, tras ser reducido por uniformados, en medio de un brote psicótico, y sufrir una asfixia mecánica letal (aplastamiento en un pulmón).
El caso generó repercusiones de todo tipo en la Provincia, y puso, una vez más, a la fuerza de seguridad en el centro de los cuestionamientos. A nivel oficial, tanto el ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera, como la jefa de Policía, Liliana Zárate, hablaron de fallas en los “protocolos”.
Además, el jefe de Recursos Humanos y Formación Profesional, Julio Faría (integrante de la Plana Mayor), fue pasado a retiro de manera forzosa, mientras que el fiscal Raúl Ramírez dispuso la detención de seis policías de La Falda, cuatro de ellos acusados de homicidio calificado y los otros dos por encubrimiento calificado.
En este contexto surgieron una serie de informes internos de la Policía de Córdoba que difundió Cadena 3, donde se revelan gruesas falencias en la preparación de los uniformados que recorren las calles.
La más llamativa es sobre la práctica de tiro, donde cuatro de cada 10 policías no pasaron el registro mínimo para aprobar. Fueron citados a rendir 5.430 policías, de los cuales se presentaron 4.151. De ese número, 2.527 aprobaron y 1.624 no aprobaron, lo que se traduce en el 39%. Cabe mencionar que se trata de policías en actividad.
En el caso de los oficiales, del total que rindieron, el 30% reprobó. Concretamente, aprobaron 521 y reprobaron 224. En tanto, entre los comisarios, por ejemplo, el 25% no pasó la prueba, es decir, tres de cada 10 comisarios cordobeses no saben disparar.
Ante esto, el subjefe de la Fuerza, Ariel Lecler, habló sobre el tema y sostuvo: “Es una condición de examen preliminar. No nos llama la atención porque esa persona que no alcanzó, esos efectivos policiales continúan con el plan de entrenamiento. Sería un desacierto de cualquier institución no evaluar a su personal o no ir incrementando la exigencia a los fines de lograr el mayor alto grado de profesionalismo posible”.