La idea de capturar el rostro de un familiar desaparecido marcó la iniciativa del diseñador gráfico Santiago Barros de utilizar la inteligencia artificial para proyectar cómo se verían hoy bebés que fueron apropiados durante la dictadura cívico militar a partir de las fotos de sus padres, una iniciativa que se apoya en el archivo fotográfico de Abuelas de Plaza de Mayo y se difunde por estos días en las redes, con la intención de impulsar la búsqueda de esos niños robados.
La decisión permite a los familiares imaginar cómo sería ese ser querido al que nunca pudieron conocer a partir del entrecruzamiento de las imágenes de los padres con la aplicación Mid Journey, que permite recrear los posibles rostros que podrían tener hoy esas personas, explica Barros, quien nació en 1976, en plena dictadura, al igual que los bebés apropiados en ese negro período de la Argentina que se extendió hasta 1983.
“El hecho de que en mi familia tengamos un familiar desaparecido, un tema que me acompaña desde la infancia, motorizó la idea, además tengo una vida de militancia política, milito en una agrupación política, y además me dedico al diseño gráfico”, cuenta Barros sobre las motivaciones que lo llevaron a concretar esta iniciativa.
Tal fue su obsesión que muchos años atrás pensó en confeccionar los rostros de personas desaparecidas de manera manual, y a partir del surgimiento de IA, empezó a hacer ejercicios. “Las imágenes resultaron muy realistas y creíbles y empecé a hacerlo de manera sistemática”, confiesa.
De esta manera, con el nombre de usuario @Iabuelas, desde hace un mes, Barros inició un derrotero que si bien no persigue una aspiración científica, le dio a muchos familiares la posibilidad de recuperar en imágenes a un ser querido.
Para lograr las imágenes, el artista digital recurrió al listado que la agrupación Abuelas de Plaza de Mayo tiene acerca de los niños nacidos en cautiverio y, a partir de las fotografías de los padres en blanco y negro, obtuvo una proyección femenina y otra masculina de cada uno de ellos, excepto en los que se sabe por testimonios que la niña o niño fueron apropiados junto a sus padres.
Barros elige una de las imágenes que le devuelve la herramienta para subir a la cuenta de Instagram, que en un mes sumó 8.500 seguidores. Hasta ahora subió unas 50 identidades imaginadas correspondientes a los niños y niñas robadas en 1976 y ya comenzó a trabajar en los de 1977, con un promedio de dos o tres casos por día.
“La IA es una herramienta poderosa, el problema no es la herramienta sino cómo hacen los gobiernos para generar controles y para que no se destruyan fuentes de trabajo y la gente no se caiga del sistema”, reflexiona Barros.