La Scaloneta sabe competir y Messi siempre significa esperanza

Por Jorge Vasalo

La Scaloneta sabe competir y Messi siempre significa esperanza

A lo largo de nuestra historia, los argentinos hemos vivido infinidad de peripecias, muchas de ellas muy dolorosas; también períodos de logros únicos, a veces barridos de un plumazo por quienes se empecinan en mantenernos en el ostracismo. Sin embargo, nuestras diferencias casi siempre fueron borradas y emparejadas por el deporte, en especial por el fútbol.

Afortunadamente, los potreros argentinos todavía se parecen a fértiles huertas en las que nacen cracks capaces de convertirse en superhéroes que nos llenan de magia, gloria y estrellas. Por supuesto, en la cancha somos reyes y la celeste y blanca se planta como primera potencia uniendo a los más encumbrados y a los más desamparados. Es en ese instante cuando nos abrazamos en un único ser nacional maravilloso. Claro que los memorables equipos de nuestros corazones confluyen en ese equipazo que llamamos Selección Nacional, actualmente muy bien representada por la “Scaloneta”, y que no sólo gana todo lo que juega sino que complace anchamente al exigente paladar de los futboleros.

Ahora bien, ¿qué hay detrás de todos estos títulos logrados en tan poco tiempo, y en este grupo de jóvenes increíbles? Vale la pena entonces echarle un “vistazo científico” para ir más allá de la fascinación, y acercarnos así a una comprensión más profunda de la “Messimanía” y la Selección nacional dirigida por Lionel Scaloni. Para ello, consultamos al psicólogo deportivo Claudio María Vasalo, de reconocida trayectoria y también creador de novedosos instrumentos de medición de la motivación, ansiedad y capacidad de deportistas de diferentes especialidades. Integra además, y desde hace varios años, el equipo del director técnico cordobés Gustavo Coleoni.

-Al menos yo, cada vez que juego al truco me pongo nervioso. No quiero pensar cómo me sentiría si participara en algún torneo importante… Y me surge la inquietud: ¿qué es la alta competencia y cómo la viven, disfrutan o sufren los participantes?

-La alta competencia es un modo de vida. Ser un deportista de alto rendimiento implica que todas las acciones de tu vida se orientan a alcanzar el máximo resultado y esfuerzo. No es sólo entrenamiento en campo, sino también descanso, alimentación, cuidados preventivos, planificación de la temporada, etcétera El alto rendimiento se vive 24 horas al día.

– Y sobre la Selección Nacional de Fútbol, que ahora volvió a ganar la Copa América… ¿cómo se explica y que tiene de especial este equipo?

-Más allá de condiciones estrictamente técnicas y tácticas, que sin ellas no hubiese sido posible, este equipo sabe competir. Cuanto más estrés soporta, mejor compite. La mejor actuación de la Argentina en la anterior Copa América fue con Brasil, la mejor en Qatar fue con Francia y en esta Copa fue contra Colombia, ya sin Messi durante un tramo importante del partido. Este equipo hace de la adversidad una oportunidad; todos hacen su parte y dejan todo en la cancha en pos del equipo. Siempre este equipo compite bien. En el fútbol hay cuatro resultados posibles: ganar, empatar, perder y que te lo ganen. No es lo mismo que te lo ganen a perder. Cuando te lo ganan lo diste todo y el mérito es del rival, pero cuando perdiste, tu rendimiento y tu actitud estuvieron por debajo de lo esperado. La “Scaloneta” no pierde… ¿queda claro?

-Por lo que se puede ver desde afuera, y las conductas y declaraciones que expresan, ¿cómo cree que son las relaciones entre los jugadores y con el cuerpo técnico?

-Es una relación que se ve muy horizontal en cuanto a lo social, respetándose pero priorizando el buen clima. Y lo necesariamente vertical desde lo futbolístico: el técnico decide y fundamenta, y el jugador acata. El goleador del campeonato, Lautaro Martínez, tuvo tantos partidos de titular como de suplente, y esto ni siquiera fue noticia; eso muestra la gestión interna del plantel. Cada uno hace lo suyo y respeta y valora lo que el compañero hace.

-A veces escuchamos a periodistas de otros países elogiar la “fortaleza mental” de los jugadores argentinos, ¿es realmente así? ¿Cuánto de lo mucho que ganó la Scaloneta lo hizo por la táctica y el rendimiento físico, y cuánto por lo emocional?

-Yo creo que el alto rendimiento es integral, una conjunción de la preparación física, del plan táctico y de la actitud mental, y más aún en equipos que consiguen tantos éxitos a lo largo del tiempo como la Selección. Claro que se destaca la motivación, la fortaleza mental, porque este grupo supera las adversidades y revierte situaciones difíciles. Cuatro son las cualidades que tienen estos deportistas de tanta jerarquía: compiten con sabiduría, suelen potenciarse en condiciones de alto stress, tienen la capacidad de revertir la adversidad y disfrutan mucho del esfuerzo y de los logros. Estas condiciones se observan claramente en la escuadra nacional.

-Una de las imágenes más llamativas de la final de la Copa América fue la de Messi llorando “como un chico” porque se había lesionado y no podía seguir jugando, ¿qué significa Messi para este grupo?

-Significa la esperanza de que siempre alguna oportunidad más va a existir, significa que alguien con 37 años y con el tobillo roto sigue sufriendo por no poder competir junto a sus compañeros: ese legado es maravilloso. El mejor del mundo, que ganó todo en clubes y en la Selección, en la parte final de su carrera, llora por no poder seguir compitiendo junto a sus compañeros. El equipo entendió el mensaje y se hizo fuerte, más fuerte aún.

-Otro jugador clave estos años fue Ángel Di María quien, vale recordar, fue insultado y criticado duramente cuando los resultados no se daban; hoy es considerado un “prócer”. ¿Cómo hicieron varios de estos jugadores para soportar desvalorizaciones mediáticas tan crueles?

-Esencialmente estos jugadores sufren las consecuencias del exitismo social y aprenden a blindarse emocionalmente y a refugiarse en su entorno más próximo. Cuando un deportista de elite se enfoca en su plan y logra seguirlo de manera regular, su rendimiento habitualmente mejora. Di María es un claro ejemplo de un futbolista que aprendió a ganarse a sí mismo, se bancó perder para luego saber ganar. Perder no es la derrota deportiva, sino sucumbir ante presiones externas e internas y no poder conseguir una estabilidad emocional. Cuando el “Fideo” aprendió el modo de jugar los partidos decisivos y a no cargarse con la responsabilidad de “salvar” al equipo, entonces jugó más libre, su juego fluyó y desplegó su capacidad de manera natural. Pudo ser feliz jugando, porque en definitiva de eso se trata: de poder disfrutar para poder ganar.

-En todos los grupos hay diferencias, y a veces conflictos. ¿Por qué entonces en la Scaloneta parece que no hay mayores sobresaltos o situaciones caprichosas?

-Como en todos los equipos de élite, todos quieren estar, no se negocia la entrega y menos aún la asunción intermitente del rol. Cuando eso pasa, que seguro aquí también ocurre, los conflictos cuerpo técnico-jugadores ó jugadores- jugadores aparecen, hay que gestionarlos y resolverlos. Los líderes son administradores de conflictos y en este caso es evidente que lo hacen muy bien, porque todos quieren estar, el que juega lo hace bien y el que ingresa le agrega valor al equipo. Este cuerpo técnico está iniciando la segunda transición de figuras para darle lugar a menores, y lo hace de manera impecable.

-Es inevitable que quienes tuvimos la suerte de ver jugar a Mario Alberto Kempes en el 78, a Diego Maradona en el 86 y a Lionel Messi en el 2022, los comparemos como líderes de esas selecciones campeonas mundiales. Desde la Psicología, ¿cómo los enfoca?

-Bueno, naturalmente lo más sobresaliente es que el gran dominio técnico ha hecho que sean líderes destacados desde lo operativo, en el caso de Maradona fundamentalmente, y luego esta versión de Messi y Kempes, también le acoplaron al liderazgo operativo el liderazgo emocional. Los dos componentes esenciales. Saben hacerlo, y en las bravas siempre aparecen. Eso los transforma en grandes referentes porque no siempre coincide lo operativo con lo emocional. En Maradona siempre coincidió y eso lo hizo distinto, su gestión de la adversidad siempre fue distintiva. En cambio Messi fue aprendiendo, fue evolucionando hasta llegar a ser un líder total. Por eso, los resultados se logran: el alto rendimiento no es casualidad, es toda pura causalidad.

-Una última pregunta que justamente tiene que ver con el final que todos los procesos tienen en algún momento, ¿también terminará algún día este “tiempo de oro” de la Scaloneta?

-Ojalá que no, pero seguramente sucederá. Mientras tanto, seguirá transformándose, sus componentes serán distintos y eso hará que su performance pueda ser más o menos destacada. Pero debemos quedarnos tranquilos, que con este cuerpo técnico, a este equipo le pueden ganar, puede haber otro equipo mejor que consiga la victoria, pero este equipo nunca va a perder.

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