Depresión o autismo comenzaron a surgir como “autodiagnósticos” en adolescentes al ver videos en TikTok, conducidos por “influencers” que sin ser profesionales de la salud enumeran como en una receta de cocina síntomas a tener en cuenta para llegar a una conclusión médica, una “práctica que se volvió frecuente” en esa plataforma y que puede “atentar contra la salud física o psicológica” de esos jóvenes, advirtieron a Télam especialistas en salud y en comunicación.
Videos titulados sobre “Cómo saber si tenés ansiedad” o “Cómo saber si tenés depresión en un minuto”, compuestos por una lista de síntomas, circulan en esa plataforma para que cientos de jóvenes respondan: “Ah, entonces lo tengo y no lo sabía”.
La acción de “googlear” síntomas para informarse sobre una determinada enfermedad se volvió hábito cuando el buscador comenzó a formar parte de nuestras vidas. Alertado por esas prácticas, años después el gigante de internet comenzó a ofrecer información curada y ofrecida por profesionales en las primeras posiciones. En TikTok hoy el panorama es diferente.
“El autodiagnóstico en TikTok excluye casi en todos los casos advertencias acerca del carácter no científico de los consejos difundidos, y la ausencia de instituciones que tengan legitimidad profesional y/o científica en los videos sobre salud física y mental”, advirtió Martín Becerra, investigador y uno de los autores del informe “Domar al algoritmo” sobre esta red social que fue presentado en noviembre por Amnistía Internacional.
Con más de 1.000 millones de usuarios, TikTok sumaba en la Argentina 16,2 millones de usuarios mayores de 18 años a comienzos de 2023, según el informe de Amnistía. De sus 1092 millones de usuaria/os mensuales activa/os a abril de 2023, el 71% era menor de 35 años.
“Los jóvenes usan este tipo de plataformas para buscar información de temas que les preocupan, y lo hacen porque es mucho más atractivo, fácil de usar e incluso forma parte de su vida cotidiana”, explicó Laura Jurkowski, psicóloga, especialista en adicción a las tecnologías y directora del Centro reConectarse.
El riesgo, enfatizó la especialista, es que “la información que aparece no siempre es correcta” y agregó que en casos extremos los videos “incitan a realizar determinado tipo de actos que pueden ser riesgosos como lastimarse, seguir dietas que no son saludables o dar algún tipo de idea que puede atentar tanto a su salud física como psicológica”.
El panorama se torna aún más delicado al tomar en cuenta la enorme cantidad de información a la que accede TikTok de sus usuarios, por ejemplo, “reconoce el resto de las aplicaciones instaladas en un dispositivo móvil y accede a datos del sistema operativo Android e iOS; puede leer mensajes de correo electrónico y de aplicaciones”, alertó el informe.
Además, “extrae ‘información inferida’ en base a variables como intereses, gustos y motivaciones, género y rango etario; información técnica sobre el dispositivo móvil, dirección IP, proxy, operador de telecomunicaciones, zona horaria, tipo de red, identificadores del dispositivo, nombres y tipos de aplicaciones y archivos, patrones o ritmos de pulsación de teclas, estado de la batería, configuración de audio y dispositivos de audio conectados”.
Este acceso permite que la programación algorítmica de TikTok “sea más personalizada todavía que la de otras plataformas, de modo tal que los contenidos que la red exhibe a un usuario están directamente relacionados con su huella digital, por lo que en casos de síntomas de padecimientos físicos o mentales, suelen incrementar la exhibición de contenidos orientados a la personalidad del usuario; y la inmensa mayoría de esos contenidos carece de curaduría científica o profesional”, explicó Becerra.
Micaela Ibáñez es mamá de un nene autista y contó su percepción sobre cómo se comunica en redes esta cuestión: “En las redes se encuentra de todo y sobre todo mala información. Aun así, a mí me permitieron conocer un poco más sobre el autismo porque antes era un tema tabú o se escondía mucho”.“Si bien se habla mucho del espectro, a la hora de informar siempre dan características de un mismo caso”, consideró. Es decir, “dan por sentado que todas las personas autistas son iguales en síntomas y por eso se malinterpreta y hasta se llega incluso al autodiagnóstico”, advirtió. Por eso, subrayó la importancia de consultar siempre con un profesional, y tener en cuenta la desinformación que circula en redes sociales sobre temas de salud en particular.
Un efecto importante de las redes sociodigitales “es la desjerarquización del conocimiento y la simetrización de los enunciadores”, alertó el informe de Amnistía. La circulación acelerada de contenidos producidos por personas que parecen cercanas o ‘celebrities’ que dan consejos o venden productos en lenguaje coloquial “desarticula el conocimiento especializado e institucionalmente validado”. En este contexto, “el autodiagnóstico emerge como una práctica frecuente que abarca desde dietas, cuidados de la piel, aprendizaje de técnicas de maquillaje y también de trastornos o enfermedades mentales”. Becerra amplió que en términos generales, “hay un contexto más epocal de cambios en relaciones familiares, de desacreditación de los saberes científicos y profesionales, junto a la emergencia de otras voces que aparecen como autoridades por su facilidad de adaptación a formatos digitales, los influencers, que en la dieta informativa y de entretenimientos va reemplazando a las fuentes institucionales”.
De acuerdo con las Normas de Comunidad de TikTok, la plataforma “se esfuerza por proporcionar un entorno positivo y diverso en cuanto al contenido”, y “la gran mayoría del contenido (aproximadamente el 73%) no está relacionado con temas de salud mental”. Amnistía Internacional pidió a la app que adopte medidas urgentes hacia un modelo de negocio respetuoso de los derechos, y consideró también necesaria una “regulación vinculante para proteger y hacer realidad los derechos de la infancia y la juventud”.