Más allá de la monogamia: triejas, poliamor y relaciones abiertas

Una guía para entender los nuevos modelos de vínculos afectivos que desafían lo tradicional. Expertos explican la diferencia entre un chisme de famosos y una elección de vida.

Poliamor, monogamia, trieja, relaciones abiertas

Trieja: relación sentimental y romántica en la que tres personas están involucradas, de manera equitativa y con el consentimiento de todos. A diferencia de un trío, que suele ser un encuentro sexual temporal, una trieja implica un compromiso y una conexión emocional duradera, similar a la que existe en una pareja tradicional, pero con tres miembros.

Poliamor: es la práctica de mantener relaciones afectivas y/o sexuales con más de una persona a la vez, con el pleno conocimiento y consentimiento de todos los involucrados. Se diferencia de la infidelidad en que se basa en la honestidad, la comunicación abierta y el respeto mutuo, desafiando la idea de la exclusividad en el amor.

Relación abierta: acuerdo entre dos personas que ya son pareja para tener la libertad de mantener relaciones sexuales con otras personas. A diferencia del poliamor, donde se busca establecer vínculos emocionales y románticos con múltiples personas, la relación abierta se centra principalmente en la exclusividad emocional y el vínculo principal, mientras que la exclusividad sexual es negociable. La base de este tipo de relación es la honestidad y el consentimiento de ambos para explorar su sexualidad fuera de la pareja.

Tres definiciones para introducirnos en un tema amplio, polémico y del que un puñado de años atrás no se hablaba, no se comentaba. Apenas si podíamos sospechar de algo parecido por comentarios de alguna vecina con horas y horas detrás de una cortina. Ahora, de estos temas hablamos a telón abierto.

Cuando las relaciones no monógamas, como las triejas, el poliamor o las relaciones abiertas, se discuten en el ámbito privado, se abordan con la seriedad que merecen, a la vez que implican una gran cantidad de factores complejos: la gestión de los sentimientos, los celos, la confianza, la comunicación constante y una redefinición de conceptos como la fidelidad y la lealtad. Son temas que a menudo requieren el apoyo de terapeutas o especialistas en sexualidad y relaciones para ser navegados de manera saludable, dado que la complejidad y las implicaciones emocionales son significativas y necesitan de un enfoque profesional.

La banalización en los medios de comunicación

Sin embargo, cuando estas mismas dinámicas se convierten en noticia sobre una persona famosa, la narrativa cambia drásticamente. Lo que antes era un tema delicado y personal se transforma en entretenimiento y juicio público. Los medios sensacionalistas (y no tantos) simplifican la situación a un chisme, despojándola de su profundidad. Se emiten opiniones y juicios moralistas que a menudo ridiculizan a las personas involucradas o presentan sus relaciones como anormales o inestables. La falta de comprensión sobre el poliamor o las triejas lleva a que se presenten de manera errónea, confundiéndolas con infidelidad o promiscuidad sin sentido. Es que una cosa es sexo libre y otra una relación de pareja abierta, adulta y consensuada.

El enfoque mediático prioriza el espectáculo sobre la seriedad, lo que no solo afecta la privacidad de los involucrados, sino que también contribuye a la estigmatización y la desinformación del público general sobre estas formas de relación. Esto contrasta enormemente con la seriedad y el respeto con los que se abordan estos temas en un contexto terapéutico o personal.

Hoy Día Córdoba abordó el tema de manera abierta con la psicóloga y sexóloga Silvia Aguirre y el médico, sexólogo clínico y terapeuta sexual René De Santis.

“Las triejas, el poliamor o las parejas abiertas son elecciones que van contra los mandatos, contra la hegemonía, contra lo que nos dijeron siempre, contra aquello en lo cual se ha sustentado el sistema capitalista, que es la pareja monógama. Entonces, va en contra de una serie de intereses. Lo que tenemos que ver, en todo caso, en los últimos años particularmente, es que la pareja monógama no tiene el mismo nivel de éxito, por decirlo de alguna manera. Quiero decir, bueno, hace, no sé, algunos años atrás, 50 años atrás, las parejas realmente eran para toda la vida. No se casaban las personas pensando en que podían separarse y armar otras familias. Luego eso fue cambiando. Lo que hoy sabemos es que la posibilidad de que una pareja que se piensa monógama dure es, con suerte, del 50%. Esa estructura, que era como tan rígida, tan sólida en otro momento, empezó a tambalear y hoy no tiene el mismo nivel de seguridad, de certeza que en otro momento tuvo, como casi ninguna cosa de ese sistema patriarcal. Todo empezó a tambalearse. Una de las posibilidades frente a eso es esta cuestión de buscar otros modos relacionales, otros modos vinculares, sexoafectivos entre las personas”, explica Silvia.

Silvia Aguirre.

HDC -¿Qué resulta de esos modos de relacionarse?

S.A. -No se puede decir exactamente que sean mejores o que sean peores. Esto va a depender de para quiénes, de cómo es que se puedan desprender de estos mandatos, de la pareja monógama, de lo que estén buscando realmente. Al consultorio vienen personas que traen esta posibilidad de abrir la pareja, de ser poliamorosos o cualquiera de sus variantes como algo frente a, bueno, no podemos seguir así, nos vamos a separar, busquemos alguna alternativa. Las nuevas generaciones por allí tienen otra idea en relación a esto, entonces es como que pueden partir de pensarse como monógamos de entrada, o entonces es como que tienen más posibilidades vinculares variadas, como más experimentaciones, hasta que en algún momento pueden llegar a decidir una pareja monógama en algunos casos. Pero como digo, las nuevas generaciones es como que no parten de tenemos que tener una pareja monógama, sino que en todo caso pareciera que tal vez en algún momento podrían arribar a ese modelo después de varias experimentaciones. Lo que yo he visto en el consultorio, además, es que para algunos esa práctica de poliamor o de pareja abierta es como un momento. Como una transición, es como bastante difícil poder sostener, porque como digo, venimos pre-formateados con esta idea de que hay que estar con una sola persona y en un solo vínculo, y que esto sería lo exitoso. También es cierto que ese modelo en sí tiene la trampa de que parecería que la monogamia en realidad está pensada más para las mujeres que para los varones, porque los varones es como que siempre tuvieron un mayor permiso de salirse de esa estructura.

HDC -¿Se planifica una relación abierta, tiene normas o un estatuto por llamar de alguna manera el acuerdo entre dos personas?

S.A. -Mira, lo que hacemos en el consultorio cuando vienen a consultar por esto, porque quieren abrir la pareja, quieren cambiar de modelo, es, bueno, hablar mucho sobre cada uno, sobre sus miedos, sobre la historia del vínculo, sobre qué cosas los une, cuáles son los puntos más fuertes que tienen, los puntos más débiles, a qué le temería cada uno, cuál es la forma de cada uno y del vínculo en relación a la presencia de terceros, cómo se han venido manejando, qué han pasado, qué han transitado en relación a ese tema, como para poder hacer una especie de evaluación y entonces, en base a eso, ir avanzando. La idea es que se pueda hacer algo reflexionado, muy conversado, para poder avanzar dentro de esas conversaciones. Puede ser que en un momento digan, bueno, mira, está bien, abrimos la pareja, pero yo no me quiero enterar y eso, o sí, poner este otro tipo de pautas, como por ejemplo no tienen que ser conocidas, bueno, pautas en definitiva, que eso va a depender de cada uno, pero eso es muy caso por caso, no se puede hacer una regla general. Lo que sí puede ser regla general es esto de tomarlo en serio, ponerse a hablarlo, a reflexionar y a meditarlo antes de hacer cualquier acción, porque como digo, siendo algo que va contra las reglas generales en las que nos hemos formado, en las que hemos vivido, bueno, hay que tener cuidado del impacto psicológico que pueda tener eso en cada uno.

Subinformación

René De Santis, docente de Educación Sexual Integral de nivel universitario, entre otras cosas, también aporta lo suyo.

“Las triejas, las parejas abiertas o el poliamor son temáticas que están  subinformadas, están, se hablan, pero superficialmente, no se habla en profundidad. Me parece que son temas en los que está faltando muchísima educación. Cualquiera de las tres formas, las triejas, las relaciones abiertas o las relaciones poliamorosas, son otros modos u otras formas de vivir los vínculos. Me parece que no es para todas las personas, así como la  heterosexualidad monogámica, reproductiva y matrimonial no es para todas las personas tampoco las triejas, las relaciones abiertas y las poliamorosas. Me parece que son personas que se mueven con algunos valores a la sexualidad, sobre todo dentro de la ética de la sexualidad. Hay dos valores muy diferenciales que hay que trabajar. Una es la construcción sociocultural, histórica y religiosa que hay sobre lo que es la fidelidad, y otra cosa es la lealtad afectiva. Bueno, en general son parejas que cuando lo pueden ejercer con las libertades que eso implica, les va súper bien. Tienen que ser parejas que tengan un vínculo muy fortalecido, un muy buen sistema de comunicación entre la pareja. Cuando no hay buena comunicación, cuando hay control sobre otras personas, cuando hay inseguridades, no funciona ninguna de las tres. Hay que trabajar cómo cuidamos los vínculos en la pareja original, digamos, en el caso de las poliamorosas o las relaciones abiertas. En el caso de las triejas, evidentemente que lo tienen que tener, porque sino, no existiría la posibilidad de que haya tres o más relaciones blanqueadas en un vínculo”, explica De Santis de manera pedagógica.

René de Santis.

“Otra de las cosas importantes es cuando hay relaciones poliamorosas. Conozco una pareja de amigos que tienen una relación poliamorosa hetero, que tuvieron en un momento pareja cerrada, después abierta, con múltiples vínculos, donde no se controlaban si había genitalidad o no, si no había compromiso afectivo, o sea, había lealtad afectiva, y en este momento la volvieron a cerrar, más allá de que la poliamorosidad pasa por vínculos más socio-afectivos que sexos genitales. Con respecto a las relaciones abiertas, hay que aprender. Saber si alguien la está pasando mal, quién la está pasando bien. Hay que estar atento a eso, que a lo mejor empezó con un juego y después alguno lo dejó de disfrutar o no era la persona, entonces, cómo hacen para retirarse, dándole prioridad a la pareja original, a la pareja primaria. Atendí a una pareja que quería abrir la relación, pero estaba construida en base a un montón de inseguridades, y cuando empezamos a avanzar, bueno, a ver cómo lo iban a buscar, qué características físicas, qué características actitudinales, cómo iban a cuidar la pareja, con qué frase se iban a retirar del vínculo si alguno de los dos la estaba pasando mal, cosa de que tengan códigos preestablecidos entre ambos y que los conozcan y que les sean efectivos o asertivos. Entre medio de todo ese juego que fuimos avanzando durante varios reencuentros, ya habían empezado a mirar personas, después de jugar, con estas características de las posibles personas con las que podrían llegar a concretar una relación abierta, porque puede ser una relación abierta donde comparten el vínculo, o puede ser una relación abierta donde cada uno puede tener otros vínculos sexogenitales sin afectar a la pareja. Cualquiera de las dos formas. En el caso de esta última pareja, en un determinado momento, cuando más o menos habían encontrado una posibilidad, empezaron a tratar de poner nombres y bueno, uno no quiso porque cuando verbalizaron un posible nombre, que era una persona conocida por ambos, le entraron algunas inseguridades y quisieron dejarlo solo como una fantasía de juego, no concretarla, no llevarla a la realidad, sino que simplemente haya sido un juego entre ellos”, dice De Santis.

El debate en torno a las triejas, el poliamor y las relaciones abiertas demuestra que, aunque se hable más, la desinformación sigue siendo un problema. Es fundamental pasar de la burla a la comprensión y de la superficialidad a la seriedad. Como señalan los especialistas, estos temas requieren educación y apoyo profesional para ser transitados de manera saludable. La clave está en dejar atrás los prejuicios y entender que, al final del día, el amor y los vínculos no tienen una única fórmula, sino que se construyen a partir del respeto mutuo y el consentimiento.

Salir de la versión móvil